BECAS
DELPECH MarÍa Beatriz
congresos y reuniones científicas
Título:
La escritura académica como espacio de atestación de capacidades
Autor/es:
MARÍA BEATRIZ DELPECH
Lugar:
La Plata
Reunión:
Congreso; IV Congreso Iberoamericano Paul Ricoeur: Las ciencias sociales y humanas en diálogo; 2015
Institución organizadora:
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata
Resumen:
Un congreso de filosofía puede ser un gran momento de desilusión filosófica que nos enfrente con la pregunta acerca de qué se supone que es hacer filosofía. Esta es una posible experiencia: un aula en la que se encuentran colegas disertantes y uno más como inocuo coordinador de la mesa sentados de frente a un auditorio invisible como si estuvieran practicando para rendir un examen imaginario. Los aúna, también hipotéticamente, un tema sobre el que se expiden, tan laxo y abarcador que, de hecho, nadie sabe nada sobre el tema del los otros. Un trámite necesario para obtener un certificado que da cuenta de un punto en el CV académico, punto que puede devenir crucial al momento de pedir una beca o subsidio o un puesto docente en la universidad. La filosofía puede ser reducida a esto, es decir, a un trámite. Un trabajo como cualquier otro tedioso trabajo de oficina, burocracia y rutina. A eso hay que sumarle las horas llenando formularios y cargando datos en páginas web, revistas especializadas que exigen formatos exóticos que requieren horas de tipografías y puntos y comas en citas o referencias; preparación de clases y planillas de asistencia y evaluación; preparación de agendas con plazos y vencimientos para la presentación de resúmenes que, a esta altura, es imposible saber cuándo vamos a escribir o desarrollar, mucho menos investigar. El filósofo en su versión ?Licenciado en filosofía? o ?investigador/docente? permaneciendo en su más mínima expresión en los márgenes del pensamiento y la cultura. Sin embargo, es verdad que también está vigente una concepción opuesta de la Filosofía, esa que se escribe y se lee en primera persona y que requiere de un interlocutor para florecer. Se trata de la disciplina que nos contagian nuestros maestros en horas de encandilamiento en las que se expanden las fronteras de lo pensado y lo pensable, en las que nada es sagrado porque todo puede ser revisado, cuestionado, puesto en perspectiva. Pero la escritura y el pensamiento filosófico generan una aporía cuando se piensa en primera y se escribe en tercera persona; se piensa libremente y se escribe en una jaula estilística; se piensa filosóficamente, se escribe académicamente.