INVESTIGADORES
PERALTA Iris Edith
congresos y reuniones científicas
Título:
Domesticación de Solanáceas americanas
Autor/es:
PERALTA I. E.
Lugar:
Mendoza
Reunión:
Congreso; XXXVII Congreso Argentino de Horticultura; 2014
Institución organizadora:
Asociación Argentina de Horticultura
Resumen:
América ha legado al mundo numerosas especies domesticadas por las culturas autóctonas para diversos usos, que fueron fundamentales en el cambio alimentario y económico como el tomate, la papa, el pimiento, el tabaco y la petunia en la familia Solanáceas. Las especies silvestres de tomates son originarias de las zonas costeras y montañosas del oeste de Sudamérica, desde Ecuador, Perú hasta el norte de Chile y oeste de Bolivia, y dos especies endémicas en las Galápagos. El origen de domesticación del tomate cultivado aún no ha sido dilucidado, aunque tradicionalmente se considera como posibles ancestros a los tomates silvestres tipo cerasiforme, de amplia distribución en Sudamérica y posiblemente introducidos más recientemente en Bolivia, Colombia y países de centro América como México. A través de una metodología histórico-literaria que explora las crónicas de los exploradores desde su llegada a América, de los narradores locales, de expediciones científicas, y de la literatura botánica a partir del siglo XVI, se busca rescatar el origen de la domesticación del tomate y qué uso le daban las poblaciones nativas. Erróneamente se ha publicado que el tomate fue introducido por Colón en Europa. Sin embargo, no se conoce con exactitud desde dónde fue introducido al viejo mundo. Dos hipótesis sobre el lugar de domesticación del tomate han sido planteadas: 1) Perú, propuesta por el botánico DeCandolle (1886) y 2) México propuesta por Jenkins (1948). Los argumentos planteados en ambas hipótesis no logran dilucidar el origen de la domesticación, y es posible que ésta haya ocurrido independientemente en las dos áreas. El descubrimiento de nuevos documentos históricos podría ayudar a resolver el origen de la domesticación, así como también el mayor conocimiento a nivel genómico y molecular que actualmente se tiene del tomate cultivado. A través de los primeros botánicos europeos conocemos que el tomate ya era consumido en Italia a mediados del siglo XVI con el nombre de pomodoro, que significa manzana dorada en referencia a los tomates amarillos, y que perdura actualmente. El uso alimenticio del tomate no se extendió rápidamente en Europa, porque consideraban que podía ser tóxico por su semejanza con la belladona y la mandrágora, y también se le atribuían propiedades afrodisiacas por eso lo llamaban pomma amoris o manzana del amor. La aceptación del tomate en Europa comenzó en los países mediterráneos y luego fue paulatinamente adoptado en países de mayores latitudes como Alemania e Inglaterra y de otras partes del mundo. Los tomates introducidos en el viejo continente fueron seleccionados para diferentes propósitos y las nuevas variedades regresaron a los países americanos, entre ellos la Argentina, con la llegada de los inmigrantes agricultores. En el siglo XX se desarrolla una nueva etapa de mejoramiento que hoy continúa a través de las herramientas genéticas y genómicas desarrolladas para el tomate cultivado.