INVESTIGADORES
PAIS ANDRADE Marcela Alejandra
congresos y reuniones científicas
Título:
cultural desde una perspectiva de género. Políticas, Desarrollo y Diversidad
Autor/es:
PAÍS ANDRADE, MARCELA ALEJANDRA
Lugar:
Calafate
Reunión:
Congreso; PRE ALAS PATAGONIA y VI FORO SUR-SUR.; 2014
Institución organizadora:
Universidad de la Patagonia
Resumen:
Los enfoques antropológicos contemporáneos proponen una mirada de las sociedades que ponen en cuestión la noción misma de Estado desestabilizándolo, y optando por un enfoque procesual que se centra en las tensiones y las disputas de los actores que lo componen. En este escenario, las políticas no son meras herramientas del Estado, sino que son constructoras del mismo en un proceso en el cual el Estado, las instituciones, las poblaciones construidas por destinatarios y destinatarias de las políticas, se entrelazan e interaccionan en un marco de ejercicio de poder y resistencia. Las desigualdades sociales, las diversidades culturales y las nociones de género; junto a las relaciones que implican, los roles que legitiman y las prácticas que normalizan e impugnan, se construyen, significan y resignifican en este mismo proceso. Desde esta mirada y focalizando en nuestra problemática específica debemos dar cuenta de que a mediados de la década del ´70 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el Decenio de la Mujer (1975/85), a fin de promover la igualdad, el desarrollo y la paz entre los seres humanos y entre los pueblos, con la incorporación plena de las Mujeres y la vigencia efectiva de sus derechos. Esta iniciativa sentó las bases para otros instrumentos internacionales de derechos humanos y comenzaron a sancionarse en ambos sistemas una serie de resoluciones, declaraciones y exhortaciones en favor de la igualdad de las mujeres . Sin embargo, las diversas políticas internacionales como nacionales siguieron postulando diversos entramados que siguen (re)produciendo un pensamiento homogéneo de mujer (del Río Fortuna, Cynthia; González Martin, Miranda; País Andrade, Marcela 2013) dejando por fuera la relación de intercambio y de desigualdad con los varones y, entre las propias mujeres. Es indudable que el camino recorrido, en términos de política(s) desde los años 70 a la actualidad, ha sido prolífero en la visibilización y problematización de las desigualdades entre mujeres y varones como también en el dar cuenta de las diferencias entre las mujeres. Esta visibilización ha hecho (entre otras cosas) que en nuestro siglo se observe en los espacios culturales una creciente participación femenina (estudiantes, artistas, gestoras culturales, etc.) y sus problemáticas en relación al acceso, igualdad y conquista de derechos dentro del ámbito de lo cultural. No obstante, al imbricar críticamente los espacios, los accesos, las gestiones y las prácticas concretas con las políticas culturales desarrolladas desde el ámbito estatal, se observa en ellas un fuerte impulso en dar respuesta a las desigualdades socioculturales sin vincularlas con las desigualdades inherentes a ser varón(es) o mujer(es). Por esa razón, no dan cuenta de las problemáticas genéricas que esto implica como son las relacionadas a las representaciones y significaciones de las sexualidades y las diversas formas de masculinidad(es) y feminidad(es). De un extremo a otro, visibilizar lo cotidiano de las/os destinatarias/os de dicha políticas nos permite identificar y diferenciar las posibilidades/limitaciones que tienen las mujeres y los varones en el campo cultural. Además, nos facilita releer críticamente las políticas culturales locales, nacionales y mundiales. De esta forma, relevaríamos, por un lado, las diferencias que existen en la aplicación de determinados tipos de medidas según los espacios que observemos (desigualdad social), por otro, las diferencias culturales entre varones y mujeres (desigualdad de géneros). Por tanto, si queremos que las miradas de género logren teñir de forma integral las política(s) y lo cultural debemos poder reconocer, describir y explicar las planificaciones, legislaciones y puestas en prácticas desde una perspectiva que visibilice a las/os diferentes y diversos actores destinatarias/os. Para esto, nos sumaremos al interés que los últimos años viene desarrollando la antropología por las políticas. Este enfoque implicó varios cambios de abordaje en este campo de estudio. El método etnográfico permitió la problematización de la construcción y los sentidos de una política determinada, y el análisis en la elaboración del problema público y la población-objetivo (Foucault, 1978) El interés por la vida cotidiana significó la incorporación de esas poblaciones a estos estudios, tanto en lo que hace a su percepción y apropiación de programas y políticas, como las demandas y negociaciones que se establecen tensionalmente. Por otra parte, desde los estudios culturales, los estudios post-coloniales y el feminismo crítico, se abordaron particularmente las categorías con las que se denota a estas poblaciones, y las nociones de otredad y desigualdad que implican, así como un profundo cuestionamiento a las autoridades etnográficas y científicas que instalaron con fuerza la noción de conocimiento situado (Haraway, [1991] 1995). Desde las discusiones conceptuales, nos guiará en este escrito, la intensión de superar una noción de Estado como ente externo y por encima de la población y sus disputas. En la misma línea, vamos a entender a las políticas culturales, como el conjunto de actuaciones que refuerzan, rechazan, confrontan y/o negocian sus prácticas en una permanente complejidad dialéctica (Benedetti, Cardini, País Andrade, 2013) para repensar la noción de política cultural desde una mirada controversista y complejizada que vincule los debates al interior del campo de lo político con los referentes en el campo de lo cultural. Sabemos que las nociones de Estado y Cultura reconocen un extenso tratamiento en las ciencias sociales referidas a la producción, circulación, consumo, gestión y patrimonialización en el marco del desarrollo y la diversidad. Pensamos que estos aspectos pueden constituir los puntos de partida teóricos-metodológicos y epistemológicos fundamentales, desde los cuales visibilizar diversos procesos referidos al campo de las llamadas políticas culturales desde una perspectiva de género. Asimismo, se trata de un campo en el que operan no solo agentes públicos, sino también privados y comunitarios, constituyendo un espacio institucionalizado por organismos estatales, fundaciones, ONG, tanto municipales, provinciales como nacionales y mundiales (Idem, 2013). Existen dos caminos teórico-metodológicos recorridos que deben comenzar a interpelarse. Por un lado, los estudios que centran su análisis en Políticas, Desarrollo y Diversidad; y por otro, los que se enfocan en Políticas, Desarrollo y feminismos. Imbricar ambos, nos permitirá relevar importantes tensiones en relación con la visibilización/invisibilización de prácticas e identidades en el campo cultural y sus vínculos con las desigualdades sociales y de género. Por otro lado, nos dará lugar a (re)pensar en las miradas de democratización y participación de la(s) política(s) a nivel local, nacional y mundial como las negociaciones, obstáculos y resistencias desde la agencia de sus destinatarias/os. Resumiendo, desde una investigación mayor, de carácter socioantropológico, este escrito se enfoca en el vínculo Cultura, Política(s) y Desarrollo desde una perspectiva de Género. Partiremos de observar, que la elaboración y la gestión de las políticas culturales en la Argentina reciente (2003-2013) no conllevan una reflexión relevante desde el enfoque de género como sí lo hacen otras políticas públicas. Desde aquí nos preguntamos: ¿interpela la perspectiva de género las políticas culturales? ¿Son las políticas culturales recientes interpeladas desde la perspectiva de género? ¿Qué lugar tiene la perspectiva de género en las políticas culturales? ¿Son las políticas culturales y la diversidad conceptos que deberían estar atravesados por una mirada que se interrogue sobre el tratamiento de la temática de género? La perspectiva de género es un posicionamiento que permite identificar las prácticas discursivas que naturalizan y consolidan los lugares desiguales para mujeres y hombres. Además, profundiza las directrices que se vienen generando en la región vinculadas con la construcción de ciudadanía como un ejercicio pleno de los derechos. Por tanto, sostenemos que no vincular las políticas culturales a las (re)producciones y desigualdades de género (roles, identidades, sexualidades, etc.) es una limitante que obstaculiza e impide la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres para el desarrollo pleno de sus capacidades. Debemos, ante esto, comenzar a visibilizar los matices presentes y a explicar de qué manera estas prácticas refuerzan o no los estereotipos de género y de subjetividad de género.