BECAS
BARISONE Ornela Soledad
congresos y reuniones científicas
Título:
Viaje del Saber-se ser: extranjerías en El extranjero de A. Camus y La luna y las fogatas de C. Pavese
Autor/es:
ORNELA SOLEDAD BARISONE
Lugar:
Santa Fe
Reunión:
Otro; Literaturas Comparadas- europeas; 2007
Institución organizadora:
Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral
Resumen:
El viaje siempre obliga a un saber-más, induce a proyectar las maneras de alcanzar eso que se constituye como objeto de búsqueda. Es posible asociar simbólicamente el viaje con la escritura desde la necesidad de traducir esa experiencia ora mítica, ora absurda- de búsqueda en relato.
Los viajes escriturarios del yo en la escritura contemporánea son herederos del viaje centrípeto (versión Ilíada) y cerrado clásico, en tanto los primeros se constituyen como viajes del yo interior. También se dirimen en la centrifugacidad (versión Odisea) que el exterior propone.
Un yo que mira a otro/s y que es mirado, que experimenta la extrañeza y la normalidad, la extranjería y la propiedad. El viaje contemporáneo puede concebirse, entonces, como rizomático rizoma sin centro, sin periferia, sin salida (...) sometido a un permanente vaivén entre la desestructuración y la recomposición, la incoherencia y la integridad. (Crolla, A., 1996: 113)
Con este trabajo, pretendo analizar el modo en que a partir del viaje en El extranjero de A. Camus, y el viaje en La luna y las fogatas de C. Pavese se experimenta la extranjería.
El prefijo "ex" proviene del latín, y signa lo que está, estará o estuvo afuera, lo que ya no es, lo que es ajeno, lo que sale de su lugar. Por eso el término "extranjero" (Álvarez Guerrero, 2002), sustantivo y adjetivo al mismo tiempo, provoca un sentido de rareza, tentación y peligro, de algo no común y desconocido. Alude a un espacio propio que se invade, a una identidad que subyuga, a un trastrocamiento de lugares cuyos límites quiebra.
En el primer caso, el viaje y la extranjería se sostienen desde el absurdo de la experiencia: el recuerdo de la vida-ésta. En el segundo caso, se sostienen desde la concepción mítica de la experiencia: el recuerdo de la infancia.