BECAS
GALLO UGARTE Maria
congresos y reuniones científicas
Título:
Crítica del arte: una práctica en la encrucijada
Autor/es:
GALLO UGARTE, MARÍA
Lugar:
San Miguel de Tucumán
Reunión:
Congreso; 1º Congreso Argentino de Filosofía ? Red Filosofía Norte Grande; 2013
Institución organizadora:
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán
Resumen:
El siglo XX fue escenario de profundos cambios e incertidumbres, hechos no sólo constatables en los manuales de historia contemporánea y en el desarrollo de las ciencias en general sino también, y de forma muy notoria, en el ámbito de la cultura. Dentro de este último nos interesa detenernos en el desarrollo del arte que, desde la segunda mitad del siglo XIX -con las obras de los impresionistas- hasta las producciones recientes de arte contemporáneo sufrió transformaciones radicales que nos exigen revisar algunos de los conceptos básicos asociados a esta práctica. En el presente trabajo nos detendremos en el rol del crítico -figura nacida en la modernidad- que desempeñó un papel muy importante en el desarrollo de la historia del arte, cuestionando, celebrando y describiendo hasta el último detalle de una obra. El crítico es quien nos propone una lectura de la obra y, si esta es buena -lo que requiere, entre otras cosas, intuición, sensibilidad, superación de prejuicios, etc.-, puede llegar a determinar el destino de la misma, condenándola al anonimato o asegurándole un lugar en los libros de historia del arte.El arte moderno no sólo rompió con un estilo marcando importantes e irreversibles discontinuidades respecto de la producción artística que lo precedió, sino que implicó una nueva conciencia respecto de la práctica misma, situación que inscribió al arte moderno ?siguiendo a Danto- bajo un nuevo relato legitimador, la del modernismo. Esto no sólo demandó un replanteo de las categorías estéticas y de criterios para juzgar las nuevas producciones, sino que puso por primera vez entre paréntesis el desempeño del crítico de arte tal como se había prefigurado su quehacer desde los orígenes de esta práctica. Ya no le es dado moverse en un terreno de seguridades, ahora no le es posible juzgar el arte según los criterios implícitos en el paradigma tradicional vinculado a la mímesis; la nueva producción exigía nuevos criterios, una mirada abierta a nuevas propuestas y, en definitiva, supone un crítico capaz de repensar su práctica siguiendo, de este modo, el ejemplo de las nuevas propuestas artísticas.Si la modernidad en el arte implicó una puesta en cuestión del rol del crítico, el arte contemporáneo significó su definitiva crisis y esto debido a las características mismas de este tipo de producción que aún hoy se rehúsa a ser definido. El arte contemporáneo es un reflejo de nuestro tiempo y como tal conflictivo, cambiante, algo caótico y difícil de aprehender. Por todo ello es más fácil acercarnos a sus producciones por lo que estas no son: el arte contemporáneo no es un estilo, sino que trabaja a partir de la indiferencia hacia los mismos o bien mezclándolos; no trabaja con un material ni le interesa lo formal, lo producido además de poder ser a partir de cualquier material u objeto puede también prescindir absolutamente de él y por tanto de forma, ya que muchas veces se trabaja a partir de una idea; no se enmarca en una disciplina, su campo de acción es transdisciplinar; no le preocupa pertenecer a una corriente ni estar enmarcado en un relato, el artista contemporáneo atiende más a lo cotidiano; abjura de toda norma, por lo que juzgarlo se convierte en una tarea tan difícil como arbitraria. Todas ellas características que hacen difícil sino es que imposible la tarea del crítico y a la vez por esto mismo su presencia es más necesaria que nunca, una persona capaz de traducir el lenguaje visual de los artistas a un lenguaje teórico y, a la vez accesible, como una forma de visibilidad y puesta en valor del hacer actual. Una persona encargada de acortar la brecha entre este modo de producir y el público que le es precisamente contemporáneo, entre el cual es común la presencia de prejuicios y desvalorizaciones apresuradas; alguien que sea capaz de hacer inteligible, gracias a una ?mirada perspicua?, lo que una obra en cada caso propone.Para acompañar al presente trabajo haremos mención de dos campos artísticos contemporáneos: el de San Miguel de Tucumán y el de Guayaquil, Ecuador. En ambos campos se puede observar una rica producción de arte contemporáneo y, al mismo tiempo, una marcada diferencia en cuanto a la presencia y acción de los agentes especializados en la crítica de arte. A partir del contraste entre ambos casos, en el cual el papel del crítico varía notablemente entre uno y otro, es que reflexionaremos acerca de la importancia de la presencia continua de un pensamiento crítico a la par de la producción artística.