INVESTIGADORES
MEDINA Matias Eduardo
congresos y reuniones científicas
Título:
Diversidad en las Estrategias de Subsistencia y Uso del Espacio durante el Período Prehispánico Tardío de las Sierras de Córdoba, Argentina
Autor/es:
M. MEDINA
Lugar:
Rio Cuarto
Reunión:
Jornada; Primera Jornada Académica de la Revista Sociedades de Paisajes Áridos y Semi-áridos; 2013
Institución organizadora:
Laboratorio de Arqueología y Etnohistoria, Departamento de Historia, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Río Cuarto
Resumen:
El estudio arqueológico del Periodo Prehispánico Tardío de las Sierras de Córdoba (Argentina; ca. 1100-360 AP) durante décadas asumió que el desarrollo de cultivos rápidamente derivó en una mayor dependencia de cultígenos como el maíz (Zea mays) y la sedentarización en poblados permanentes conformados por viviendas semi-enterradas o casas pozo. Sin embargo, la importancia de la agricultura siempre fue considerada sobre la base de evidencias indirectas, como documentos del siglo XVI-XVII que hacen referencia a cultivos, la ubicación de los sitios en terrenos potencialmente cultivables, su asociación con posibles instrumentos agrícolas y de molienda, estimaciones de la capacidad de carga, presencia de campos de cultivos dispersos y estudios bioarqueológicos que señalan ambiguamente dietas ricas en hidratos de carbono y plantas C4.Sólo en las recientes excavaciones de los sitios residenciales a cielo abierto C.Pun.39, Puesto La Esquina 1, Boyo Paso 2 y Arroyo Tala Cañada 1 se recuperaron las primeras evidencias arqueológicas directas de cultígenos como el maíz (Zea mays), zapallo (Cucurbita sp.), quínua-amaranto (Chenopodaceae-Amaranthaceae), poroto común (Phaseolus vulgaris) y pallar (P. vulgaris). A pesar de los avances arqueobotánicos, los restos documentados son escasos como para sostener que la agricultura haya sido la estrategia económica de mayor jerarquía y/o justificar una estrategia de movilidad con alto grado de sedentarismo. La estabilidad ocupacional de los asentamientos residenciales también es actualmente cuestionada por la baja visibilidad arqueológica de las estructuras habitacionales, siendo excepcionales los casos en que se detectaron viviendas. La información más precisa sobre la arquitectura de la vivienda se recuperó durante las extensas intervenciones estratigráficas desarrolladas en el sitio Potrero de Garay, donde se identificaron viviendas de planta rectangular, con paredes excavadas parcialmente sobre los sedimentos, numerosas agujeros de poste y ningún tipo cimientos ni columnas de piedra que sugieran una utilización a largo plazo.En los recientemente excavados C.Pun.39, Puesto La Esquina 1, Carrupachina, Boyo Paso 2, Arroyo Tala Cañada 1 y Arroyo Las Chacras 3, la presencia de recintos habitacionales sólo fue hipotetizada a partir de la detección de superficies consolidadas, fogones informales, agujeros de postes y materiales en planta, que difícilmente conforman una estructura permanente que permita defender un concepto de estabilidad residencial. Una situación similar ocurre con la ausencia de basureros bien definidos, junto con la falta de registros de estructuras agrícolas permanentes y/o de almacenamiento, apoyando la hipótesis de uso estacional de los sitios residenciales.Los datos obtenidos en prospecciones, sondeos y excavaciones sugieren diferencias en cuanto a la intensidad, duración y continuidad de uso de los distintos asentamientos, posiblemente relacionada con la alternancia estacional entre agricultura y caza-recolección. Las dataciones aproximadamente encolumnadas de C.Pun.39, asociadas a reiteradas ocupaciones, y de Puesto La Esquina 1, Arroyo Las Chacras 3 y Arroyo Tala Cañada 1, que sugieren a escala arqueológica un único evento de ocupación, acompañan la hipótesis de variabilidad en las dinámicas ocupacionales. Los valores excepcionales de tipos polínicos indicadores de disturbio antrópico continuo en sedimentos de C.Pun.39 son consistentes con procesos repetidos de abandono y reocupación, en la misma línea que sus dataciones radiocarbónicas. Los indicadores faunísticos de estacionalidad, junto con evidencias de actividades agrícolas y de recolección, sugieren que la ocupación y reocupación de los sitios coincidió con la primavera-verano, momento del año en que debía realizarse la siembra y/o estaban disponibles los recursos silvestres en el entorno inmediato. En la misma línea, los perfiles de meteorización de los conjuntos faunísticos se alejan de lo esperado para sitios con historias de ocupación continua y prolongada, donde los diferentes estadios tenderían a distribuirse con frecuencias homogéneas. En consecuencia, la evidencia tafonómica sugiere que los sitios no fueron ocupados en forma continua como tradicionalmente se sostuvo. La ocupación intensiva de ambientes poco favorables para la agricultura, los estudios zooarqueológicos, arqueobotánicos, bioarqueológicos y de organización de la tecnología cerámica ?dominada por morfologías versátiles y transportables- apunta hacia dietas mixtas donde los recursos silvestres continuaban siendo explotados a través del uso diversificado y estacional del paisaje. En este sentido, los datos apoyan la hipótesis de que la agricultura no fue central en la economía tardía. Por el contrario, los productos agrícolas sólo fueron un componente más de una economía en la que plantas y animales silvestres eran intensamente explotados. Con esta información se definió a la economía tardía como de tipo mixta, basada en la combinación de prácticas agrícolas con aportes significativos de caza y recolección, aun cuando la falta de datos adecuados impide medir la incidencia relativa de cada actividad. Dentro de este modelo, el maíz y la cerámica fueron extensamente utilizados, pero dentro de una estrategia que incluía cierto grado de movilidad a lo largo del ciclo anual. Los asentamientos residenciales a cielo abierto, en consecuencia, serían ocupados en forma discontinua, reflejando la concentración estival de un conjunto de unidades domésticas para socializar, realizar actividades agrícolas y recolectar, así como para procesar, almacenar y consumir sus productos. Una vez finalizadas estas tareas, el grupo co-residente se dispersaría hacia distintos puntos del paisaje para realizar actividades de caza-recolección y mantener la fluidez sociopolítica de la cual dependían para su reproducción social. De este modo, los grupos tardíos pueden ser clasificados como ?agricultores móviles? que hicieron un uso estacional y diversificado del paisaje, donde las unidades domésticas o familiares constituyeron pequeños núcleos relativamente autónomos de producción, consumo y ocupación del espacio. La visión de la subsistencia y movilidad tardía aquí presentada difiere de la tradicionalmente sostenida y otorgando gran dinamismo al proceso sociocultural prehispánico. Por otro lado, constituye un ejemplo arqueológico donde la incorporación de cultivos dio lugar a un patrón de subsistencia flexible sin derivar en una economía plenamente agrícola, con evidente potencial comparativo para el estudio de la transición hacia la producción de alimentos en otras regiones del mundo.