INVESTIGADORES
MARTEL Alvaro Rodrigo
congresos y reuniones científicas
Título:
De la Puna a las Yungas, pasando por los Valles. Arte rupestre de caravanas en el NOA prehispánico
Autor/es:
MARTEL, ALVARO R.
Lugar:
San Miguel de Tucumán, Tucumán
Reunión:
Jornada; VII Jornadas de Comunicaciones; 2005
Institución organizadora:
Facultad de Ciencias Naturales e IML, Universidad Nacional de Tucumán
Resumen:
La evidencia arqueológica permite sostener que las interacciones socioeconómicas en el NOA, entre grupos que habitaban zonas ecológicas distintas, ya habrían existido desde ca. 10.000 AP (Hocsman et al. 2004). El advenimiento de la domesticación de los camélidos permitió, en un momento posterior, el uso de éstos como animales de carga, por lo que hacia ca. 3500 AP se habría comenzado a tejer una red de tráfico de caravanas fundada sobre las antiguas redes de interacción de los grupos cazadores recolectores (Núñez y Dillehay 1995). Desde entonces, el tráfico caravanero fue tanto un mecanismo de interacción socioeconómica como también una estrategia de subsistencia de los pastores andinos, lo cual se ha mantenido hasta nuestros días en los Andes centrales y centro sur. La actividad caravanera, a lo largo del tiempo, ha dejado sus propios testimonios, los cuales permiten aproximarnos a diversos aspectos de la vida de los caravaneros en tránsito, por ejemplo, cómo organizaban el espacio de sus campamentos, cómo se distribuían éstos en su derrotero o el desarrollo de sus prácticas rituales, lo que nos da la posibilidad de comenzar a reconocer la intrincada red de rutas y sendas que permitieron el contacto entre comunidades muy distantes. Dentro de las evidencias arqueológicas, relacionadas a la actividad caravanera, se destacan los senderos marcados en el suelo debido al continuo transitar de las caravanas; los sitios de acampe ubicados a intervalos casi regulares sobre las rutas de tráfico; las apachetas y las ofrendas de minerales en las abras o pasos naturales entre distintos ambientes; y por último, el arte rupestre asociado a estas rutas (Núñez 1985, Nielsen 1997, Aschero 1999, Berenguer 2004). Es precisamente el arte rupestre la evidencia que más controversias ha generado, ya que desde el inicio de los estudios arqueológicos sobre tráfico caravanero, en los comienzos de los 70, fue el indicador mas recurrentemente utilizado para la identificación de las rutas caravaneras, sin embargo, todavía no se ha llegado a un acuerdo acerca de qué motivos o qué temas son específicos de esta actividad (Martel 2001 y 2004). En nuestro NOA, el arte rupestre asociado al periodo ca. 1100 a 500 AP es el que ofrece las mejores condiciones para comenzar a resolver este problema. Dentro del repertorio iconográfico rupestre documentado hasta el momento en el periodo mencionado, el motivo de caravana (Yacobaccio 1979) es el icono que menos objeciones ha recibido. La representación de camélidos en fila, unidos -o no- por cuerdas, con –o sin- representación de carga, con –o sin- representación de arriero o personaje guía, sería el referente de la caravana, o mejor dicho, la caravana sería el correlato formal real de este motivo. Si bien esta interpretación podría ser discutida desde el análisis de la relación entre los emplazamientos de los sitios que contienen este tipo de motivos y su proximidad a posibles rutas de tránsito, no podemos dejar de tener en cuenta que tal motivo contenía algún tipo de información la cual formó parte de un lenguaje simbólico compartido entre comunidades distantes (Aschero 1999). Es por ello que en este trabajo analizaremos la distribución del motivo de caravana en el NOA, con el fin de entender cómo se conformó esa red de tráfico, la cual permitía la circulación de bienes y recursos de los distintos ambientes, entre las comunidades que los habitaban. Una red que conectó la Puna, los Valles y las Yungas.