BECAS
PIANTONI Giulietta
congresos y reuniones científicas
Título:
Objetos cotidianos: el cuerpo del "otro" como pieza de Museo. San Carlos de Bariloche (1940-1950)
Autor/es:
PIANTONI GIULIETTA
Lugar:
Cipolletti
Reunión:
Jornada; IV Jornadas de Historia de la Patagonia "Pasado y Presente: encuentro entre las Ciencias Humanas y Sociales con la Historia"; 2014
Institución organizadora:
Universidad Nacional del Comahue, Facultad de Ciencias de la Educación
Resumen:
Las colecciones de objetos existen en la mayoría de las culturas humanas; expresan una relación con el pasado que da prioridad a las huellas materiales dejadas por nuestros antepasados, tienden a preservarlas e incluso, en ocasiones, a hacerlas imprescindibles para el funcionamiento de las sociedades humanas, por ejemplo, en relación a la memoria y la identidad. Siguiendo estas conceptualizaciones, me propongo presentar un abordaje teórico metodológico del Museo de la Patagonia, como avance de mi trabajo de tesis de grado, partiendo de pensarlo como una creación cultural dentro del marco del Centro Cívico con la llegada de la Dirección de Parques Nacionales, la cual completaba el diseño arquitectónico y además funcionaba como un espacio de vital importancia, estableciéndose en ese escenario la columna vertebral del discurso ideológico: su implantación en el centro neurálgico de la ciudad planificado con fines ?civilizatorios? venía a significar el triunfo del pensamiento elitista argentino y su nombre resulta un homenaje a los ?héroes propios? de la Patagonia.Como lo expresa Iñaki Díaz Balerdi se suele asociar la noción de patrimonio con la de propiedad, ya sea de manera individual o colectiva, y esto es lo que ha promocionado en muchos casos la acumulación o el coleccionismo. El problema se suscita cuando el origen de dicho acervo patrimonial es de dudosa proveniencia, como es el caso de los botines de guerra, robo o saqueos, y aún más el relato que acompañaría dichos restos, dado que los sujetos invisten de significado al patrimonio, y en el caso de conservacionismo o puesta en valor de los testimonios materiales o inmateriales de nuestro pasado, claramente se lo hace a través de la distinción de determinados elementos en desmedro de otros.La articulación histórica del pasado muchas veces significa adueñarse de un recuerdo. En el caso de San Carlos de Bariloche y la disrupción que significó la llegada de la Dirección de Parques Nacionales, la estrategia conservacionista ?tibia en sus primeros años- se ve asociada necesariamente al turismo y el desarrollo urbano. El prestigio histórico y simbólico fue utilizado como legitimador del proyecto y la vía de acceso al imaginario social. Los sectores dominantes no solo definen cuales bienes son superiores y las jerarquías de los capitales culturales, sino que además a través del Estado valoran y promueven al patrimonio como elemento integrador de la nacionalidad, conformando una identidad compartida, con un repertorio iconográfico unificado y abstracciones político-culturales.Ante la concepción de que existía una ausencia de un pasado que recuperar ?claro está por no coincidir éste con los objetivos e intereses manifiestos de la elite política que se instalaba en Bariloche- debían trazarse puentes que conectaran la historia local con la nacional, y de esta forma unificar las identidades que respondieran a un nosotros ?argentinos?. Si bien el patrimonio sirve para materializar la idea de una nación, las desigualdades en su formación y apropiación exigen estudiarlo también como un espacio de lucha material y simbólica de clases y de los grupos sociales.En clave nacionalista y antiextranjerista ?incluso xenófoba- abandonaban los relatos de los orígenes de la ciudad. No fue únicamente el indio el que era borrado de los libros de historia y de las estanterías del museo; los colonos europeos instalados desde fines del siglo XIX y la impronta que establecieron en la zona junto con los grupos instalados al Este de la cordillera, fueron cambiados por un compendio de ?hazañas? y mitos sobre los orígenes fundado en un ?panteón de próceres?. Se había combinado durante la campaña, una avanzada militar seguida de diversos grupos de especialistas destinados a construir un cuerpo de conocimientos sobre los territorios que iban siendo conquistados. Dicha rapiña logró constituir colecciones tanto oficiales ?institucionales-, como privadas, donde los indígenas vencidos se transformaron prontamente en parte de los resultados científicos de la expedición militar y sus sobrevivientes finalmente fueron objetos de observación, y tanto su cultura material como sus cuerpos, en parte de aquello sobre lo que ahora se ejercía soberanía, por lo que eran convertidos en objetos científicos.La musealización de los objetos y de los sujetos es parte de este proceso de vaciamiento físico y simbólico del espacio conquistado, es parte de una estrategia discursiva en la que se traslada a un pasado remoto a ese Otro, distinto al nosotros, colocándolo en el espacio que llamaríamos arqueológico, transformándolo en restos. En poco tiempo, el poblador de la Patagonia pasara de habitante y dueño de las tierras a elemento fundamental de la escenografía del Museo. Pero no solo sorprende el contenido de la muestra, es decir la exposición, sino en cambio sobre todo el contenido de los argumentos que se utilizan desde las vitrinas para explicar la conquista: era necesario imponer una historia afín a sus objetivos, para así civilizar y nacionalizar los territorios, y reforzar de esta forma la soberanía del Estado.En las primeras muestras quedaba abierto al público y visitantes un mensaje encriptado a ser interpretado, se debía dirigir y guiar los modos de ver a través de la presentación de los objetos en las vitrinas y estantes, de los ejemplares armados o de la reconstrucción de escenas vivientes mediante maniquíes y escenas pictóricas, dado que los museos reciben visitantes cuya experiencia visual es sumamente heterogénea, y la misma debía ser unificada. Los símbolos y sus mensajes son sin duda multívocos y polivalentes, cambian según los contextos con gran plasticidad en sus sentidos. En este punto es donde encontramos el núcleo de nuestro análisis: la dicotomía otros ? nosotros se replica en múltiples planos: civilización-barbarie, dentro- fuera del museo, vitrina-espectador, curador-colección. De esta forma trataremos de recuperar la construcción de las identidades a partir de esta multifacética alteridad. Se buscará examinar los mecanismos que funcionaron como procesos de etiquetamiento a los Otros entendidos como diferentes, desde el discurso histórico y museístico, y por lo tanto, analizar la elaboración y consolidación de la alteridad en términos de discurso científico.Creemos que es posible pensar que la estigmatización que muchos pueblos originarios sufren en la actualidad, sumado a discursos que se han cristalizado en el imaginario social tienen un punto de origen en los discursos sociales-científicos que se emanaban desde las academias de historia y de los museos a través de los guiones y la disposición de las muestras, y tal es el caso del Museo de la Patagonia.