IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Sobre la noción aristotélica de héxis como determinación genérica de la areté en la Etica Eudemia, libro II, cap. 1"
Autor/es:
CHICHI, GRACIELA MARTA
Lugar:
C.A.B.A.
Reunión:
Simposio; Primer Simposio Nacional de Filosofía Antigua; 2013
Institución organizadora:
Asociación Argentina de Filosofía Antigua (AAFA)
Resumen:
Al cabo del primer libro de la Ética Eudemia el autor promete volver a abordar lo bueno para el hombre y los sentidos de lo óptimo (tò áriston), entre todo lo bueno que los humanos nos podamos proponer como fines (EE I8, 1218b25-28). Es ciertamente el colofón del examen de la concepción platónica de lo bueno mismo como idea o forma. El otro comienzo de las consideraciones que siguen (II 1, 1218b30-31) reconoce, por su lado, tres supuestos (1218b37): i) una división entre bienes internos y externos al alma difundida en los escritos/argumentos más accesibles (en toîs exoterikoîs lógois, EE II 1, 1218b33-34), ii) el acuerdo unánime de que, entre los bienes anímicos, la sabiduría (frónesis), la excelencia (areté) y el placer son, todos juntos o separadamente, el fin de la vida, y iii) la tesis del autor -en la presente versión de la EE al menos- de que en el dominio anímico cabe distinguir entre disposiciones (héxeis) y facultades (dýnameis), por un lado, de aquello que son actos (enérgeiai) y movimientos (kinéseis), por el otro. Por mi lado, entiendo entonces que podría tratarse de (un conjunto de) aseveraciones verdaderas pero no claras, las cuales se dilucidan mediante pruebas que aporten la claridad que se espera; tal como se procede en filosofía práctica, como Aristóteles dijo antes(EE I 6, 1216ª31-35). Respecto del aserto ii), sin ir muy lejos, los sucesivos tramos de la argumentación del capítulo que me interesa desarrolla la tesis de que la areté, como parte de la eudaimonía, es el fin de la vida humana. Mi trabajo se ocupa entonces de dilucidar las nociones de la división del dominio anímico, cómo juega cada una de ellas en esa argumentación, hasta llegar a documentar su contexto de origen. Observo que el supuesto o la división iii) (EE II1, 1218b27-28) presenta dos series correlativas, conforme al hecho de que traen los términos de una preferencia, y con ello la jerarquía de bienes. La primera serie identifica el plano de las condiciones disposicionales y la segunda el plano de las realizaciones, quiero decir, la gama de lo que está ya presente como facultades y predisposiciones anímicas, por un lado, y dos variedades de realizaciones, que desde lo anímico también encuentra efectiva realidad, por el otro. Entonces, conforme a aquello que en cada caso sea mejor (que otro), comparando alternativamente uno con otro elemento de sendas series, se plantea dar con lo bueno como fin en cuestión. Los distintos tramos de la determinación de lo que sea el fin en el curso del texto elegido een la variante de la cuestión ii- destacan ya dos puntos: que lo mejor siempre pertenece al plano de las realizaciones humanas, sea que se trate de preferir el uso a la mera posesión del bien, cuando están en juego habilidades del trabajo humano que dejen obra concreta, sea que se trate del cumplimiento de la función, en el caso de las facultades anímicas que vienen de nacimiento. Y segundo, también sería claro que, cuando se trata de definir la eudaimonía, la noción de diáthesis ya integraba la primera serie así completa. Dada esta tríada, la alternativa entre diáthesis y héxis responde a las dos cuestiones de la argumentación del presente capítulo en tanto que: en el primer tramo cuenta la definición de la areté mediante la determinación genérica de la héxis, mientras que en la segunda etapa cuenta la noción de diáthesis, porque Aristóteles allí describe cómo surge la virtud moral o del carácter (EE II 1, 1220ª29-32), y la cuestión es ahora cómo se adquiere la virtud, de modo tal que suma las emociones (páthe) al plano de las predisposiciones y eventos anímicos (EE II 2). Y éstas, junto al placer y a la pena, integran el dominio en el cual se modela la virtud moral, según el escrito. (Fin del RESUMEN DE LA PRESENTACIÓN IMPRESA distribuida en el Simposio AAFA.)