INVESTIGADORES
GALLI Claudia Ines
congresos y reuniones científicas
Título:
Tectónica Andina en las Sierras Pampeanas Noroccidentales, provincial de Catamarca
Autor/es:
SEGGIARO, R.; DA POIAN, G.; BECCHIO, R.; GALLI, C.I.; ARNOSIO, M.; CAFFE, P.
Lugar:
Neuquén
Reunión:
Congreso; XVIII Congreso Geológico Argentino; 2011
Institución organizadora:
AGA
Resumen:
Las sierras de Quilmes, Belén,
Capillitas, Hualfín y Aconquija, constituyen bloques basculados de basamento
cristalino, que delimitan la depresión del Campo del Arenal e integran el
extremo norte de las Sierras Pampeanas Noroccidentales.
Las estructuras andinas más
evidentes de esta región son fallas de rumbo NE que forman parte del lineamiento
de Aconquija o de Tucumán (Mon, 1976), interpretado como una zona de
transferencia (Urreiztieta et al., 1996) con desplazamiento lateral
derecho (Jordan et al., 1983). Las fallas principales separan rocas de basamento
aflorantes en las sierras de las unidades terciarias y cuaternarias que
componen la depresión.
Las secuencias terciarias comienzan
con depósitos fluviales psamíticos y psefíticos rojos de la Formación Hualfin
(Muruaga, 1998), dispuestos sobre una superficie peneplanizada del basamento,
atribuible a un proceso erosivo ocurrido durante una prolongada etapa de
tranquilidad tectónica. Sobre la Formación Hualfin se apoya en discordancia de
bajo ángulo y en paraconformidad en distintos sectores de la cuenca, la
Secuencia I (Bossi et al., 1993) equivalente a las areniscas y pelitas
rojas de la Formación Morterito (Turner, 1973). La secuencia II (Bossi et al.,
1993) discordante sobre la Secuencia I se inicia con facies gruesas
volcaniclásticas equivalentes a los depósitos del Complejo Volcánico Farallón
Negro (Sasso, 1997) o a la Formación El Aspero (Turner, 1973).
Las Formaciones Andalhuala y Corral
Quemado (Bossi et al., 1993) compuestas por potentes acumulaciones psefiticas
y psamiticas granocrecientes, con escasa participación volcánica, integran la
parte superior de la Secuencia II.
Las observaciones de campo
realizadas a nivel regional denotan rasgos estructurales correspondientes a cuatro
etapas deformacionales superpuestas, desde el inicio de la depositación de la
Formación Hualfin hasta el final de la Secuencia II.
En el área de Los Nacimientos la
presencia de escarpas de fallas menores en el basamento traslapadas por capas
de la Formacion Hualfin y la generación de pliegues tipo drapes con
estratos de crecimiento (Ramos, 2009), muestran una relación sintectónica del
primer ciclo deformacional con la depositación de la Formación Hualfin.
Como evidencia de la segunda etapa
de deformación, la Formacion Hualfin presenta rasgos erosivos previos a la
depositación de la Secuencia I en diferentes partes de la cuenca. Sus espesores
varían fuertemente en distancias relativamente cortas, llegando a desaparecer
en algunas secciones.
La tercera etapa fue identificada en
las proximidades del Cerro Atajo, donde la Formación Morterito o Secuencia I se
encuentra intensamente plegada bajo la Secuencia II que solo presenta un
basculamiento suave.
La cuarta etapa de deformación se
manifiesta desde la base de la Secuencia II, con la presencia de discordancias
progresivas que indican sincronismo de la depositación con un ciclo tectónico
cuyo climax podría estar representado por la irrupción del volcanismo en
la cuenca.
A los fines de analizar la
cinemática de la última etapa de deformación se realizaron mediciones de indicadores
a lo largo de fallas regionales y de fallas menores. Los resultados
preliminares indican desplazamientos dextrales sobre la falla Aconquija de
carácter regional con rumbo NE ? SO y sinestrales sobre la falla Potreros de
rumbo N-S. En base a la información recogida se interpreta que, durante la
depositación de la Secuencia II, la tectónica local dominante fue transcurrente
generando ambientes transpresivos con elevaciones
de bloques y transtensivos con el
desarrollo de cuencas restringidas y volcanismo. El inicio de las
cuencas controladas por la téctónica transpresiva-transtensiva, esta
represenado por la acumulación de depósitos de taludes y abanicos aluviales en
los que se habrían desarrollado frecuentes flujos de detritos (Galli et al.,
2010).
Las cuencas evolucionaron en forma
parcialmente aislada, dominadas por depósitos de abanicos aluviales, con corrientes
altamente concentradas y desarrollo de debris flow, que posteriormente
habrían evolucionado a un sistema fluvial de tipo entrelazado.