INVESTIGADORES
RUBINZAL Mariela Alejandra
congresos y reuniones científicas
Título:
Extreme right, social question and the Argentine's working class in the 20 century
Autor/es:
DANIEL LVOVICH AND MARIELA RUBINZAL
Lugar:
Linz, Austria
Reunión:
Conferencia; 42 LINZ CONFERENCE, SEPT. 14 TO 17, 2006 LABOUR AND RIGHT-WING EXTREMISM; 2006
Institución organizadora:
ITH Internacional Conference of Labour and Social History.
Resumen:
            La extrema derecha de la Argentina en el siglo XX reconoce dos vertientes fundamentales.  La primera de esas vertientes, originada en las primeras décadas del siglo XX y cristalizada en organizaciones como la Liga Patriótica Argentina creada en 1919,  se puede definir como conservadora autoritaria. Una parte de las organizaciones que en la década de 1930 recibió el nombre de nacionalistas se pueden adscribir a esta corriente, caracterizada por el tradicionalismo y  la adscripción al catolicismo integrista. Estos grupos retomaron la caracterización aristocrático - xenófoba de la ?cuestión social? formulada por grupos de la élite liberal - conservadora  argentina desde fines del siglo XIX, que atribuía la existencia de toda conflictividad social a la acción de agitadores extranjeros. Por ello,  frente a las demandas y huelgas obreras la actitud más corriente de este sector de la extrema derecha fue tanto el reclamo al Estado para que ejerciera la represión en los conflictos laborales, como la asunción directa de formas violentas de intervención en dichos conflictos. Las acciones violentas ?de orden discursivo y de orden físico- se potenciaban si entre sus actores se encontraban militantes de izquierda y obreros judíos. La segunda vertiente, cuyas primeras expresiones aparecen desde mediados de la década de 1930,  se puede caracterizar como una derecha revolucionaria, algunos de cuyos rasgos  son equiparables a los de los movimientos fascistas europeos. A fines de esa década, la principal organización de la extrema derecha revolucionaria argentina fue la Alianza de la Juventud Nacionalista, aunque es posible encontrar antecedentes en agrupaciones que la precedieron. Sin abandonar los lazos con el catolicismo, estos sectores postularon un discurso tan anticonservador como antiliberal y antiizquierdista. De tonos fuertemente antiimperialistas, estos movimientos defendieron posiciones anticapitalistas e incluyeron en sus programas la reforma agraria y la participación obrera en  las ganancias empresariales. Decididos a disputar a la izquierda su predominio sobre la clase obrera, construyeron sindicatos nacionalistas de trabajadores de distintas ramas y actividades. En el contexto de un notable crecimiento de la clase obrera argentina a raíz del proceso de industrialización por la sustitución de importaciones, el sindicalismo nacionalista fue minoritario en relación al sindicalismo de izquierda, pero no fue en modo alguno irrelevante. Enfrentaron la influencia de la izquierda en el mundo obrero a través de la organización sindical, las movilizaciones del día del trabajador, las conferencias callejeras en barrios obreros y la participación en las huelgas reivindicativas. Resultó  la primera vez en que las fuerzas de derecha y de izquierda convergieron  en los mismos espacios urbanos y lucharon por representar al mismo actor social, a saber, los obreros y los sectores populares. En la década de 1940, la tradición conservadora autoritaria rechazaría en general al peronismo debido a su carácter plebeyo  y al elemento democratizador que supuso el populismo, mientras parte de la derecha revolucionaria se integró al peronismo, en posiciones subordinadas. Sin embargo, ambas tradiciones no desaparecerían. A partir de  la caída del peronismo en 1955,  miembros de la extrema derecha conservadora autoritaria participaron en puestos relevantes en distintos gobiernos militares y civiles. Por su lado, la derecha revolucionaria - a través de organizaciones como el Movimiento Nacionalista Tacuara - intentó desde fines de la década de 1950 profundizar su influencia sobre la clase obrera, participando en huelgas y ocupaciones de fábricas. Algunos de los miembros de este sector se integrarían en las décadas siguientes en otras expresiones de la extrema derecha, pero muchos de los militantes de esta derecha revolucionaria de las décadas de 1950 y 1960 terminarían por integrarse en las filas de movimientos nacionalistas revolucionarios - constituyeron uno de los más importantes sectores que confluyeron en la formación de la organización armada peronista  Montoneros - e incluso en grupos revolucionarios marxistas, como el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario de los Trabajadores. (PRT - ERP) A partir de la década del treinta la derecha argentina entendió que la resolución de las coyunturas críticas implicaba atender a la cuestión obrera. La industrialización relativamente tardía -en relación a los casos europeos- y la democratización del sistema electoral habían instalado definitivamente a la clase obrera como una de las fuerzas más radicales y potencialmente transformadoras del orden político. La inclusión de dicho sector exigía nuevas estrategias de los actores políticos los cuales podían recrear la política según los márgenes que el signo ideológico de cada uno permitiera o bien, exigir extemporáneamente una utópica vuelta a un pasado impermeable y estanco. En la extrema derecha argentina convergieron, desde aquel período, ambas posiciones.