INVESTIGADORES
OLIVERA Daniel Enzo
congresos y reuniones científicas
Título:
GEOARQUEOLOGÍA EN EL HOLOCENO TARDIO EN LA PUNA AUSTRAL, ARGENTINA (27ºS).
Autor/es:
PABLO TCHILINGURIAN; DANIEL E. OLIVERA; SALMINCI, PEDRO
Lugar:
Arica
Reunión:
Congreso; 3er. Congreso Latinoamericano de Arqueometría; 2011
Institución organizadora:
Universidad de Tarapacá
Resumen:
El presente trabajo presenta los resultados de una investigación en un sector de la Puna Austral Argentina (departamento Antofagasta de la Sierra, Catamarca, 27ºS) que tomó como problemática principal la evolución paleoambiental del paisaje y su relación con la ocupación cultural en los últimos 4000 años, edad. Las tareas efectuadas comprendieron el mapeo de la geología y la geomorfología con el fin de comprender los procesos naturales actuantes en los diferentes sitios. Además se identificaron humedales, terrazas fluviales, paleocostas, salares y dunas que sirvieron como fuente de datos paleoambientales.  Las tareas de campo consistieron en el relevamiento sedimentológico, edafológico y de microfósiles de perfiles en los mencionados ambientes. La asignación cronológica se efectuó por medio de 24 dataciones radiocarbónicas en material orgánico.                 La evolución paleoambiental indica que el desierto presentó variación en las condiciones hidrológicas durante los últimos 4000 años. Condiciones más húmedas que las actuales se desarrollaron entre  4500-3900, 3400-1500, y 300-100 años AP., que se manifestaron por la presencia de trasgresiones lacustres en los salares y las lagunas. En los sistemas fluviales, las vegas (humedales) se expandieron en la cuenca inferior y se depositaron gravas estratificadas con suelos minerales, orgánicos y diatomeas. Estas fases húmedas podrían representar eventos con un  aumento de las precipitaciones y la recarga de los acuíferos de alta montaña. Condiciones más áridas, se habrían desarrollado entre los 3900-3400, 1500-300, <100  años A.P. Durante estas fases los niveles freáticos estuvieron profundos, hubo degradación de turberas y se acumularon sedimentos eólicos o debris flows en los cauces. Las lagunas se secaron y se erosionaron por la acción eólica, por su parte las vegas se degradaron y/o redujeron su extensión.                 El análisis de la localización de los sitios, los paleoambientes y las características de las cuencas permite elaborar tres aspectos de interés geoarqueológico. En primer término se comprueba que el 95% de los sitios arqueológicos se relacionan temporal y espacialmente con la formación de paleoturberas, paleohumedales o paleolagunas. Esta evidencia explicaría la presencia de ocupación humana en ambientes desérticos que actualmente no tienen agua (salares, ríos efímeros o inactivos) o poseen humedales con escasa productividad primaria.                   En segundo término, se destaca que la mayoría de los sitios arqueológicos se ubican en cuencas fluviales que tienen manantiales permanentes con zonas de recarga por encima de los 4500 m. Esta relación estaría indicando que los manantiales le han brindado a estas cuencas cierto grado de estabilidad hidrológica y de disponibilidad de recursos durante el Holoceno en relación a las cuencas más pequeñas y de baja altitud. Por otro lado, las cuencas de baja altitud (por debajo de los 4500 m) aunque sean muy extensas, generalmente no muestran desarrollo de paleoturbales y vegas y en consecuencia durante la mayor parte del Holoceno fueron efímeras. Posiblemente este fenómeno condicionaría la escasa ocupación arqueológica de estas cuencas.                 Por último, se evidencia que los humedales menos vulnerables a la degradación se ubican a elevada altitud (mayor a 4100 m), en zonas con manantiales permanentes y en quebradas encajonadas y poco insoladas.  Estos humedales son espesos (más de 4 m de espesor) y se habrían preservado ya sea por la dilatancia de la erosión retrocederte, y por la inercia al cambio que poseen estas turberas. Este fenómeno habría dado lugar a la formación de "Ecorefugios" (en el sentido de Ñunez et al. 1999), muy importantes para la ocupación humana durante los períodos de aridez (especialmente durante el Holoceno medio árido). Por otro lado, los humedales más vulnerables a la desertización se habrían ubicado en la cuenca inferior, generalmente por debajo de los 3600 m, donde las condiciones de evapotraspiración e infiltración en el sustrato  tienen mayores valores respecto a las cuencas altas. Este fenómeno hidrogeomorfológico habría segmentado las cuencas en dos zonas con diferente disponibilidad y oferta de recursos: cuenca alta con escasa variabilidad del recurso y cuenca inferior con alta variabilidad.                       La transición Formativo-Arcaico y el Formativo, muestra una fase húmeda dominante (3900-1500 AP). Durante este período, el ambiente fue relativamente estable, con ríos de régimen permanente que abarcaron mayor extensión que en la actualidad. Tal vez, estas condiciones benignas y la mayor oferta de recursos favorecieron: a) el inicio del pastoralismo, b) el inicio de los cultivos y c) cambios en los territorios de caza. El Período Tardío de Antofagasta de la Sierra (1000-500 años A.P) coincide su desarrollo con una fase dominantemente árida, con pequeñas expansiones de las vegas en torno a 700-600 años A.P. Durante el Tardío se destaca la construcción del importante asentamiento urbano de La Alumbrera y de extensos y complejos campos de cultivo con una red ordenada y jerarquizada de canales de riego.  En la etapa colonial, aparece una pequeña fase húmeda (300-150 años AP). Sin embargo, durante esta fase de expansión de las pasturas y humedales no se registra un gran aprovechamiento de esos recursos debido a que la sociedad indígena había sido desestructurada por la conquista.                 Las conclusiones del estudio permiten plantear, en primera instancia, que las variaciones ambientales en los parajes arqueológicos fueron significativas en relación al desarrollo de los ambientes sedimentarios durante Holoceno, lo que determinó que la distribución espacial de los recursos de agua y suelos fuera diferente en magnitud y extensión a largo del mismo. Asimismo, se ha podido constatar que la evolución regional del clima no explica las situaciones micro/regionales de cada sitio. Por lo tanto, existieron condiciones ambientales que favorecieron la ocupación humana en espacios específicos de las cuencas (escala local). Se plantea que las características hidrogeomorfológicas de las cuencas de drenaje controlaron la distribución de los recursos ante las variaciones climáticas. En este sentido se postula que la altitud y el tamaño de la cuenca hidrográfica jugaron un papel importante en el desarrollo espacial y temporal de los humedales.