INVESTIGADORES
BERMEJO Talia
congresos y reuniones científicas
Título:
Mercado de arte en Buenos Aires. Gilberto Knaak Peuser o el arte argentino entre libreros, editores y galeristas
Autor/es:
TALÍA BERMEJO
Lugar:
Buenos aires
Reunión:
Jornada; El arte de dos siglos: balance y futuros desafíos. IX Jornadas Estudios e Investigaciones; 2010
Institución organizadora:
Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio E. Payró
Resumen:
Desde los primeros años sesenta, semanarios populares y grandes diarios distribuían crónicas exitistas sobre las fastuosas ventas que por entonces movilizaban el mercado de arte en Buenos Aires. Hacia finales de la década ya se hablaba de “record en dólares” para las obras de artistas locales y de una “verdadera danza de millones” que confirmaba “la edad de la razón del mercado de arte argentino”. La evolución extraordinaria de los precios que registraban los medios gráficos, pero también la disolución de colecciones notorias y la emergencia de nuevos protagonistas planteaba un panorama por completo diferente de aquel que se había vivido en las décadas previas. Desde el punto de vista de los marchands y coleccionistas pioneros, y de un puñado de artistas “exitosos”, los años sesenta representaron un momento culminante, un punto de llegada en el desarrollo del consumo de arte nacional. ¿Cuáles fueron las circunstancias que impulsaron este desenlace del mercado? ¿Quiénes fueron sus protagonistas y cuáles fueron las estrategias que pusieron en práctica? Los pasos iniciales de este proceso pueden rastrearse en las primeras décadas del siglo XX cuando un sector del coleccionismo privado dirigió su atención hacia el arte argentino contemporáneo (hasta entonces las elecciones que habían alimentado los principales acervos del país privilegiaban la pintura europea) y, hacia mediados de los años veinte, los protagonistas de estos cambios comenzaron a hacerse notorios en la arena pública gracias a sus adquisiciones y a la difusión de sus acervos particulares. En paralelo, desde esos años hasta la explosión del mercado en la década del sesenta, los circuitos comerciales se expandieron en forma progresiva y el número de galerías privadas activas hacia el final del período era al menos cinco veces más grande que al comienzo del mismo. En 1930 se contabilizaban alrededor de diez establecimientos y, a principios de la década del sesenta, la prensa publicitaba cerca de cincuenta galerías dedicadas a la venta de obras en Buenos Aires. Por su parte, la industria editorial acompañó y estimuló el consumo cultural a través de la producción de libros de arte y libros ilustrados, particularmente, desde los años ’40. La firma Peuser, afincada tanto en el rubro editorial como en la venta de cuadros, representó uno de los protagonistas del momento, al mismo tiempo que se contaba entre las empresas pioneras que concebían la promoción de la palabra y la imagen como parte de una misma política comercial y cultural. En efecto, Peuser –al igual que Kraft o Viau por citar dos ejemplos contemporáneos– funcionó como editorial y librería y, en un segundo momento, abrió sus salas para la comercialización de pinturas. De esta forma articulaba estrategias que apuntaban a un consumo integrado de libros y obras de arte. Mientras que los libros mantenían un protagonismo inalterable para esta firma, la apertura del salón de exposición y venta diversificaba la oferta artística a través de la palabra desplegada en los textos y en la imagen reproducida, al mismo tiempo que se materializaba en las obras de arte. Tomando como punto de partida este contexto de expansión de los circuitos de distribución y del consumo, me propongo analizar el desenvolvimiento particular de la firma Peuser, desdoblada en salón de arte y librería, con el propósito de hacer hincapié en el desarrollo de dos procesos simultáneos: en primer lugar, el accionar de la empresa como parte de un proceso de multiplicación de las posibilidades de inserción comercial de las producciones locales ya sea a través de la circulación de reproducciones, como de la apertura de un nuevo espacio de exhibición de obras; en segundo lugar, el impacto que tuvieron estos cambios en el consumo artístico y en la formación de nuevas colecciones privadas. En esta línea, estudiaré el modo en que esas variables se relacionaron con la constitución de un mercado de arte argentino y el lugar que ocupó la empresa en la consolidación de los relatos de arte moderno local y los vínculos que estableció con el coleccionismo de arte.