IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
El por qué de la infelicidad colectiva: aportes científicos al debate filosófico sobre la justicia distributiva y la buena vida
Autor/es:
ELGARTE, JULIETA MAGDALENA
Lugar:
La Plata
Reunión:
Jornada; VIII Jornadas de Investigación en Filosofía; 2011
Institución organizadora:
Departamento de Filosofía-FaHCE-UNLP
Resumen:
¿Pueden los filósofos seguir filosofando de espalda a la ciencia? Una parte considerable de la filosofía académica parece creer que sí. Este trabajo ilustrará las ventajas de tener en cuenta los aportes de diversas ciencias a la hora de pensar cuestiones complejas de filosofía política -y los falsos caminos en los que podemos caer por ignorarlos. Mientras muchos análisis razonables sobre lo que exige la justicia social (como el suficientismo y el prioritarismo) acaban justificando cierta desigualdad de ingresos, las investigaciones llevadas a cabo por Richard Wilkinson y Kate Pickett  sobre los efectos de la desigualdad  obligan a un replanteo. Provenientes de campos diversos (sociología del consumo y de la confianza, epidemiología, psicología, criminología y la biología del estrés) estos estudios descubren, desde distintos ángulos, facetas del mismo fenómeno, iluminando el modo en que la desigualdad afecta la calidad de vida y vuelve disfuncionales a las sociedades, deteriorando las relaciones sociales (los niveles de confianza así como los índices de violencia y la incidencia de políticas punitivas), y propiciando un aumento sostenido en los niveles de enfermedades ligadas al estrés (desde las enfermedades cardíacas hasta la obesidad) así como diversas formas de sufrimiento subjetivo en niños y adultos. Quizás el principal valor de las investigaciones recopiladas por Wilkinson y Pickett  reside en las claves que nos proporcionan para entender el por qué de la infelicidad colectiva -para entender por qué, en medio de una abundancia sin precedentes en la historia de la humanidad, el estrés y la depresión se han vuelto más comunes en la mayoría de los países. El estudio de los determinantes sociales de la salud es una fuente invalorable de pistas sobre el modo en que nos vemos afectados por nuestro entorno social y por las estructuras sociales en que vivimos y, en última instancia, sobre nuestra naturaleza como animales sociales, y los rasgos de una sociedad que pueda mejorar nuestro bienestar y nuestra calidad de vida. Argumentaré que tanto la plausibilidad del suficientismo y el prioritarismo como criterios de justicia distributiva, como el atractivo del rechazo liberal a fundar una concepción de justicia sobre una concepción de vida buena, se ven menoscabados por investigaciones como las reseñadas más arriba, las cuales hablan más bien a favor de la necesidad de basar nuestras ideas sobre la estructura de una sociedad justa en una visión empíricamente informada sobre los determinantes del bienestar humano y sobre el tipo de contextos que pueden favorecer (o frustrar) nuestra felicidad.