INVESTIGADORES
PEREZ CARRASCO Mariano
congresos y reuniones científicas
Título:
Tomás de Aquino y la invención del averroísmo. Algunas estrategias argumentativas en De unitate intellectus contra averroistas
Autor/es:
MARIANO PÉREZ CARRASCO
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; XV Congreso Nacional de Filosofía AFRA; 2010
Institución organizadora:
Asociación Filosófica de la República Argentina (AFRA)
Resumen:
Tomás escribe el opúsculo De unitate intellectus en 1270, en medio de las agitadas polémicas suscitadas por las interpretaciones de los textos de Aristóteles que eran llevadas acabo por los maîtres ès arts de la Universidad de Artes de París. A fines de ese año (20 de diciembre), el obispo de París Etienne Tempier declara erróneas y prohíbe enseñar trece tesis consideradas ‘‘averroístas’’. Se trata de la primera condena formal a una novedosa corriente filosófica cuyos censores bautizan a partir del nombre del filósofo cordobés, pero que no tiene ningún adherente explícito. Tomás no es el primero en oponerse a las interpretaciones radicales de Aristóteles. En 1256, Alberto Magno, a pedido del papa Alejandro IV, escribe un texto contra la teoría de la unidad del intelecto, luego incluido en la segunda parte de su Summa theologiae. En 1267 Buenaventura combate las posiciones aristotélicas en sus Collationes de decem praeceptis, y, un año más tarde, en las Conferencias sobre los siete dones del Espíritu Santo. El mismo Tomás había atacado algunas tesis heterodoxas en la Summa contra gentiles y en el comentario al De anima. Si bien la discusión no era nueva, Tomás propone una nueva perspectiva para abordar el error que él llama, por primera vez, ‘‘averroísta’’. Alberto había tratado la unidad del intelecto como un problema esencialmente escatológico; Tomás descarta todo abordaje teológico del tema. Para él, la tesis de la unidad del intelecto es, por un lado, un problema hermenéutico, pues supone una mala lectura del De anima aristotélico; por otro lado, un problema epistemológico-noético, pues, si se acepta que el intelecto es uno para todos los hombres, se sigue que este hombre singular («hic homo singularis») es incapaz de conocer («homo non intelligit»). En este trabajo se analizan las principales tesis que Tomás atribuye a los ‘‘averroístas’’. Haré a un lado el problema hermenéutico, consistente en la interpretación que hace Tomás de los textos de Aristóteles y me focalizaré en las estrategias argumentativas mediante las cuales Tomás construye la posición averroísta como una teoría ‘‘imposible’’. Luego de una breve introducción general a la problemática y una reconstrucción de la estructura argumentativa del opúsculo (§ 1), el artículo ofrece una exposición del modo en que Tomás vincula la noética con la moral y la política (§ 2), para lo cual se analizan: la teoría de los dos sujetos (2.a) y la teoría del intelecto motor (2.b); luego se analiza la tesis característica del «averroísmo», i.e. la teoría de la unicidad del intelecto y el argumento tomasiano del único ojo (§ 3). En las conclusiones se vinculan los temas analizados con la teoría de la doble verdad (§ 4). En lo que sigue resumo los puntos 2-4, que forman el cuerpo de la ponencia. Luego de haber probado que el intelecto es separable del cuerpo pero es alma en sentido unívoco, y que el alma es forma de un cuerpo físico orgánico, Tomás muestra que los argumentos de los averroistae no sólo van contra la correcta interpretación de Aristóteles, sino que son en sí mismos absurdos. De la afirmación averroísta de la separabilidad y unicidad del intelecto posible se seguiría que hic homo singularis non intelligit. Averroes, dice Tomás, intentó solucionar este inconveniente planteando la «teoría de los dos sujetos» (T2s), i.e. sosteniento que el intelecto separado se une al individuo a través de los phantasmata. De este modo, la species intelligibilis tiene dos sujetos (duo subiecta): las imágenes y el entendimiento posible. Frente a los problemas de la T2s, los averroístas plantearon la «teoría del intelecto motor» (TIm), que sostiene que el intelecto se une al hombre no como la forma a la materia sino como el motor a lo movido. La TIm involucra el problema de la definición del hombre singular (quid sit hoc singulare quod est Socrates). Una vez refutadas ambas teorías, Tomás muestra que de ser aceptadas se seguiría la ruina de la moral y el orden social. En segundo lugar Tomás plantea la tesis de la unicidad del intelecto. Mediante la comparación tópica del intelecto con el ojo, Tomás muestra las incongruencias que se siguen de la aceptación de la existencia de un único ojo (=intelecto) para todos los hombres. También de esta suposición se sigue que habría una única voluntad, y en consecuencia caerían los criterios morales, pues no habría responsabilidad. Por último, en las conclusiones se subrayan los vínculos argumentativos entre el conjunto de teorías formuladas por Tomás como ‘‘averroístas’’ y los fines ético-teológicos que parecen estar a la base de los argumentos tomasianos. La existencia de tales fines se pone en evidencia en la formulación final de la teoría de la doble verdad, que sostendría la existencia autónoma de dos ‘‘verdades’’, una de acuerdo a la fe y otra a la razón, ambas válidas en sí mismas, aunque contradictorias. La ponencia concluye señalando que las teorías presentadas por Tomás no se encuentran así formuladas en los textos de los latini ni en Averroes, y que, en consecuencia, el llamado ‘‘averroísmo’’ ha sido una construcción de la historiografía teologizante que encontró sus argumentos –entre otros– en este opúsculo de Tomás.