INVESTIGADORES
MEDRANO Maria Celeste
congresos y reuniones científicas
Título:
Contar Napa’alpi ¿afectivamente? Enredando etnografía y prácticas artísticas para contar una masacre territorializada
Autor/es:
CELESTE MEDRANO
Lugar:
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Reunión:
Congreso; Congreso Internacional Territorios de la Educación Artística en Diálogo. Investigaciones, experiencias y desafíos; 2022
Institución organizadora:
Universidad Nacional de las Artes
Resumen:
El 19 de julio de 1924, un avión biplano sobrevoló en Chaco un territorio indígena arrojando caramelos: cuando la gente qom y moqoit que allí se encontraba salieron a recogerlos, un centenar de policías, gendarmes y civiles dispararon a familias enteras. Estos hechos se conocen hoy como la ‘Masacre de Napalpí’ y de los mismos versará esta conversación. Con una dupla conformada por una etnógrafa —quién les presentará esta experiencia— y una escultora (Taty Cabral), en abril de 2022, en pleno desarrollo del juicio por crímenes de lesa humanidad ocurridos en este territorio, realizamos un campamento a metros del ‘Memorial Napalpí’ con el objetivo de llevar adelante una escultura/instalación que, informada por el desarrollo de una etnografía (la que conforma la metodología de investigación preferencial en las prácticas antropológicas), narre la masacre. Íbamos cargadas de tristeza, hasta de bronca por una historia de violencia que se repite. Aprendimos otra cosa: fuimos invitadas a reunirnos en torno a una familia extensa, al festejo del aniversario de un niño. Nos reímos, caminamos por el monte, fuimos acompañadas, comimos guisos, amasamos tortas fritas y conversamos junto al fuego. El relato que compartiré recapitulará entonces sobre los pormenores de un trabajo de campo etnográfico enredado con prácticas artísticas en un territorio intervenido por la construcción de una ‘memoria nacional’ a la que se le cuelan las memorias de esos otros mundos. Narrará sobre otras formas de memorializar donde los humanos y los no-humanos componen onto-historias. Versará también sobre la necesidad de contar violencias desde la afectividad –cosa que logran muchas veces las prácticas artísticas pero no la etnografía–, desde el apelar a los lugares comunes del dolor ¿los hay? y de la necesidad de contaminarnos disciplinarmente en pos de relatos que nos permitan soñar futuros multiplicadores.