INVESTIGADORES
SERRANI Esteban Carlos
congresos y reuniones científicas
Título:
Transiciones energéticas y desigualdades en América Latina y el Caribe
Autor/es:
ESTEBAN SERRANI
Reunión:
Congreso; Plataforma para el Diálogo ?Cambio climático, desigualdad y transformación socio-ecológica. Desafíos para políticas fiscales verdes; 2023
Institución organizadora:
Universidad de la Habana
Resumen:
La transición en América Latina debe entenderse mucho más que un cambio en el régimen energético debido a restricciones y barreras específicas para mejorar el bienestar energético y la igualdad. A pesar de sus interrelaciones, la seguridad energética, la equidad energética y la sostenibilidad ambiental suelen abordarse regularmente como problemas separados. Especialmente en América Latina, que enfrenta el dilema de compensación entre el crecimiento económico, la seguridad energética y la protección ambiental, como muchos estudios críticos desde una perspectiva latinoamericana (por ejemplo, Alimonda, 2011; Bebbington, 2015; Barrera et al., 2022; Gudynas, 2013; Leff, 2017; Svampa, 2013) señalan que aunque el discurso de muchos gobiernos latinoamericanos ha incorporado nuevos conceptos como "sostenibilidad", la mayoría de las políticas siguen determinadas por la presión del crecimiento económico y la reducción de la pobreza, incluso si lograrlo significa agotar o deteriorar los recursos naturales. Históricamente, la economía regional se ha basado en la exportación de recursos naturales como petróleo, minerales y productos agrícolas, entre otros, y algunos autores han llamado desarrollo liderado por productos básicos en América Latina (Ocampo, 2017) o "neoextractivismo" (Gudynas, 2018; Leff, 2017), lo que ha reforzado la naturaleza depredadora de las economías enclavadas en la economía global (Furtado, 2005).De hecho, la inserción dependiente de América Latina en la fase actual del capitalismo y los esfuerzos materiales para mitigar el cambio climático son dos vectores que deben reconsiderarse de manera relacionada. La gobernanza climática global ha acordado colocar la responsabilidad del cuidado ambiental en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas según las capacidades respectivas, aunque no uniformemente entre sus miembros. Como demostró Hickel (2020), el Sur Global (América Latina, África, Medio Oriente y Asia) es responsable de solo el 8% del cambio climático y se presenta como acreedor climático frente a los países de ingresos altos. En América Latina, esta posición no la exime de hacer esfuerzos para enfrentar los cambios necesarios que implican una reducción a largo plazo de las emisiones hacia economías cada vez menos intensivas en carbono. Sin embargo, nos permite poner en perspectiva histórica los esfuerzos financieros que los diferentes países deben hacer para tomar medidas para adaptarse a las consecuencias negativas del cambio climático y, al mismo tiempo, avanzar en acciones concretas para cumplir con su mitigación.Por lo tanto, el trilema energético puede ser un objetivo difícil pero necesario que los gobiernos regionales enfrentan para garantizar el suministro de energía, proporcionar acceso universal a ella y promover la protección ambiental. Los países latinoamericanos, dada sus agendas de desarrollo, deben reconciliar este trilema energético, la necesidad de crecer y proporcionar a la población al menos la energía mínima necesaria para reducir las emisiones de CO2. Sobre todo, deben resolver la tensión de garantizar la seguridad energética y avanzar en la transición energética para reducir los efectos negativos de la crisis climática. Por lo tanto, las transiciones energéticas en América Latina deben incorporar el análisis del trilema energético en el marco más general de sus problemas específicos, como el bajo crecimiento económico a largo plazo, la alta participación de materias primas en su estructura de exportación y las zonas de sacrificio que se organizan en torno a estas actividades, altas tasas de informalidad en el mercado laboral que implican bajos salarios y una estructura social marcada por la desigualdad en la distribución de ingresos y el acceso a bienes públicos.Por lo tanto, dadas las limitaciones de acceso a financiamiento internacional así como en el desarrollo de tecnologías de transición, que reproducen la lógica de exportar materias primas, importar tecnología y manufacturas con alto valor agregado (por ejemplo, de turbinas eólicas, paneles solares, hidrógeno verde, electro-movilidad y baterías de litio al desarrollo de redes inteligentes y la digitalización de sistemas eléctricos basados en el uso de microprocesadores, inteligencia artificial y la economía del conocimiento en su conjunto), es necesario que los países latinoamericanos vuelvan a vincular los procesos de transición energética con la dinámica del modelo de desarrollo sostenible, sus impactos ambientales y climáticos, y los resultados en la reducción de las desigualdades sociales. En consecuencia, tiene sentido insertar este análisis en la discusión del marco de los ODS, ya que es esencial comprender los vínculos entre energía, economía, medio ambiente y sociedad en profundidad.