INVESTIGADORES
RODRIGUEZ Maria Carla
congresos y reuniones científicas
Título:
Producción Social y producción autogestionaria del hábitat popular.
Autor/es:
MARIA CARLA RODRÍGUEZ
Lugar:
Avellaneda
Reunión:
Jornada; Primeras Jornadas sobre condiciones de vida de los sectores populares en el AMBA; 2011
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Avellaneda
Resumen:
Sobre la producción social del hábitat. Algunas precisiones. Como planteamos en 2007 (Rodríguez, Di Virgilio et al), producción social del hábitat (PSH) no es un concepto acuñado originariamente en el contexto de la reflexión académica sino, en y a través de un contexto de interacción multiactoral: la Coalición Internacional del Habitat (en adelante HIC), particularmente en la región de América Latina, donde confluyeron a partir de la Conferencia Mundial de ONU Habitat en 1975, organizaciones no gubernamentales, movimientos y organizaciones sociales de base, activistas de derechos humanos y grupos académicos de diversos países, en el marco de la problemática del hábitat popular y la defensa de su derecho. Como punto de partida, el concepto de PSH daba cuenta de una constatación básica en las distintas ciudades a lo largo y ancho del continente: la masiva capacidad de autoproducción de los sectores populares de las viviendas que habitan y, como parte de ese proceso, la producción misma de "pedazos de ciudad". Un fenómeno que se produjo reiteradamente, más allá de las diferencias nacionales y locales en relación con tiempos, escalas del fenómeno, modalidades predominantes, formas y grados de organización de esos sectores, formas de relación con el estado, etc. En segundo lugar, el concepto expresaba una coincidencia valorativa: que esta capacidad autoproductora del espacio urbano por parte de los sectores populares, en términos generales, no ha sido suficientemente visibilizada como proceso social, y por ende, socialmente reconocida ni, mucho menos, potenciada por las políticas. En tercer lugar que, al desarrollarse en condiciones desfavorables - es decir, con severas restricciones de acceso a recursos y financiamiento, bajo marcos jurídicos inadecuados - como ya lo señalara Jorge E Hardoy en los ´80- y exenta de políticas orientadas al sector, muchas veces la autoproducción ( en el contexto de la acción estatal del "dejar hacer" o la "pseudo tolerancia") también ha generado nuevos problemas urbanos: localizaciones inadecuadas, precariedad constructiva, etc. Pero, sobre todo a partir de los ´90, visualizando que ciertas formulaciones de políticas amalgamadas bajo el paradigma neoliberal, también comenzaron a subsumir esas capacidades al servicio del desarrollo de los mercados. En efecto, en nuestra sociedad capitalista, la ciudad autoproducida por los sectores populares ha generado submercados habitacionales de propietarios inquilinos y subinquilinos, mayormente "informales". Pasadas las décadas, con la progresiva consolidación de la trama urbana, se producen recambios de población, conforme los barrios quedan insertos en distintos contextos de revalorización urbana. Una receta continental aún vigente ha sido el fomento de la regularización individual, concebida como multiplicación del derecho individual de propiedad que, desprovisto de un contexto integral de intervención, concurre a dinamizar esos procesos de valorización, centrado en el suelo como protagonista y no en los sujetos que lo habitan. Ciertamente, la actuación del Estado, en el campo de las políticas habitacionales, implica la definición (concretada a través de las distintas fases: diseño, implementación, seguimiento) de distintas formas de intervención y relación entre diversos actores que, a través de un conjunto de reglas y recursos, estrablecen mecanismos de gestión que estructuran roles, relaciones, formas de ejecución y pautas de localización en la producción del hábitat Es decir, el Estado a través de las políticas, incide en las formas de producción y de acceso a la ciudad de los distintos sectores sociales. Este proceso produce, a su vez, efectos políticos (que tienen una expresión privilegiada en las dinámicas institucionales que asumen los ámbitos estatales), económicos (favoreciendo la estructuración de submercados específicos), sociales (los modos de interpelación y relación que se establecen con los futuros habitantes, su tipificación desde las políticas, los roles concretos que les toca asumir a lo largo del proceso) y territoriales (ligados a las características del hábitat que se produce y los servicios que se proveen). (Rodríguez: 1998) Las políticas habitacionales presentan de este modo, como ya lo planteaba Oszlak a comienzos de los ´80, un conjunto de acciones y omisiones que manifiestan en forma concreta la intervención del estado en relación a la distribución/ localización de los diferentes sectores y grupos sociales en la ciudad y, concomitantemente, en relación a la satisfacción de necesidades habitacionales básicas. Por ello, la relación entre producción social del hábitat y política habitacional, por tanto, es una relación altamente significativa en términos del modelo de sociedad, de los ganadores y perdedores de sus definiciones políticas.