INVESTIGADORES
LOMBARDI olimpia Iris
congresos y reuniones científicas
Título:
Determinismo y temporalidad
Autor/es:
OLIMPIA LOMBARDI
Lugar:
Aguas de Lindoia
Reunión:
Congreso; III Encuentro de Filosofía e Historia de la Ciencia del Cono Sur; 2002
Institución organizadora:
Asociación de Filosofía e Historia de la Ciencia del Cono Sur (AFHIC)
Resumen:
Durante el siglo XX, mientras se percibe un clima intelectual de creciente hostilidad hacia cualquier doctrina determinista, surge la idea de una curiosa relación de oposición entre determinismo y temporalidad.  Tal vez quien mejor expresa esta idea es Henri Bergson cuando, en La Evolución Creadora, afirma que la ciencia ha sido fecunda cada vez que ha logrado negar el tiempo, reduciendo el devenir a una eterna repetición de lo mismo: la física determinista considera los acontecimientos “en el estado abstracto, tal como serían fuera del todo viviente, es decir, en un tiempo extendido en espacio” (Bergson, 1959, p.784).  En nuestros días, Ilya Prigogine ha revivido la doctrina bergsoniana, integrándola a los recientes resultados de la Termodinámica no-lineal; su veredicto es tan lapidario como el de Bergson: “Negar el tiempo, esto es, reducirlo al desarrollo determinista de una ley reversible, es renunciar a la posibilidad de definir una naturaleza capaz de producir seres vivos y, en particular, el hombre; es condenarse a escoger entre una filosofía anticientífica y una ciencia alienante” (Prigogine y Stengers, 1990, p.136).  Esta negación del tiempo genera en el ser humano un profundo sentimiento de angustia y alienación, al enfrentarlo a una naturaleza que “no es más que una inmensa tautología, [¼] arbitraria y absurda” (Prigogine y Stengers, 1990, p.112). Sin duda, no es necesario compartir las pesadillas de Bergson y Prigogine; muchos autores, Einstein entre ellos, han visto en el determinismo una doctrina intelectualmente satisfactoria y capaz de expresar adecuadamente la evolución de lo real.  Pero la cuestión a considerar aquí es la supuesta negación del tiempo que opera la ciencia determinista.  Tal “negación” sólo puede interpretarse en términos de una espacialización del tiempo, pero debe liberarse de toda connotación literal: carece de sentido suponer que la ciencia determinista elimina el tiempo puesto que la noción de determinismo es una noción esencialmente dinámica.