BECAS
DA SILVA FlÁvia Cristine
congresos y reuniones científicas
Título:
LAS PRÁCTICAS ESPACIALES DE LA PRODUCIÓN SOCIAL DEL HABITAT DEL MOVIMIENTO DE OCUPANTES E INQUILINOS (MOI)
Autor/es:
DA SILVA, FLÁVIA CRISTINE
Lugar:
Códoba
Reunión:
Encuentro; XVIII Encuentro de Geografías de América Latina (EGAL); 2021
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Córdoba
Resumen:
La ponencia se centrará en presentar la experiencia del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI) en la producción social del hábitat en Argentina, identificando algunas prácticas espaciales como procesos de resistencias al capitalismo neoliberal y alternativas políticas a la producción social de hábitat en Argentina, se busca destacar prácticas espaciales que, a diferentes escalas, contribuyen con luchas emancipadoras en el país., entre las cuales se destacan la organización autogestionada y la ayuda mutua.Como producción social del hábitat, utilizamos la definición de Rodríguez (2009)2, que son aquellas acciones estatales y no estatales (de organizaciones políticas y movimientos sociales) que engloban el acceso a la vivienda y los servicios habitacionales. Estas acciones son bastante comunes en las ciudades latinoamericanas (generalmente limitada a sectores periféricos) y es de poco interés para el Estado y los capitales privados. En este sentido, el MOI es “un movimiento con fuerte sesgo espacial en sus discursos y sus prácticas”, porque lucha por espacios centrales en las ciudades, desde el espacio propiamente dicho hasta una lucha ideológica por la legitimidad de formas alternativas de uso del territorio3 (Parra, 2016:454).Se utiliza el concepto de producción social del hábitat, porque además de ser un proceso de inversión estatal mediante transferencia de recursos a organizaciones sociales para la construcción de la vivienda, es un proceso que está bajo la producción y control directo de organizaciones sociales (en todas las etapas de la producción), basado en la capacitación, manejo de información, participación en toma de decisiones y socialización de las responsabilidades entre las cooperadas y cooperados (Zapata, 20175). La producción social del hábitat tiene como principal característica poseer asentamientos que son autoproducidos por su población a partir de prácticas espaciales.Por otro lado, las prácticas espaciales van más allá de relaciones meramente sociales, ellas son puentes conceptuales entre relaciones sociales y el espacio, son acciones (o un conjunto de acciones) inscritas en relaciones sociales.Práticas espaciais são práticas sociais em que a espacialidade (a organização espacial, a territorialidade, a “lugaridade”...), é um componente nítido e destacado da forma de organização, do meio de expressão e/ou dos objetivos a serem alcançados (Souza, 2013:241, destaque del autor6).Las prácticas espaciales pueden servir a la heteronomía, por el uso del poder vertical del Estado o interés privado, lo que lleva a mayor segregación espacial, al monopolio del suelo, al uso desigual del territorio, etc. O pueden servir a la autonomía (o a lucha en contra la heteronomía), son llamadas de prácticas espaciales insurgentes: contienen la idea de praxis, de acciones con el objetivo de mudanza de la realidad, ellas posibilitan “otras maneras de hacer”. En estos casos la militancia tiene la responsabilidad colectiva como un factor que potencializa estas “otras maneras de hacer”. Dentro de un contexto autogestionario de producción de hábitat, es decir que los sujetos tienen la posibilidad de construir sus nuevas prácticas en el cotidiano compartido; buscan “huecos” sociales creados por el Estado; buscan la transformación social cómo una revolución; establecen circuitos de cooperación, etc. (Santos, 20067; Souza, 2013).En el caso del MOI, su organización (vía cooperativas con prácticas espaciales de autogestión y ayuda mutua) tienen la potencia de transformación de prácticas espaciales individualistas en prácticas solidarias enfocadas en el colectivo, construidas en el cotidiano de cada cooperativa (Rodríguez, 2009). La proximidad espacial es un factor importante para la cimentación de las relaciones cotidianas entre compañeras y compañeros y genera una conciencia auto-emancipadora. Así el cotidiano de las cooperativas, en general, promueve espacios de búsqueda de respuestas a interrogantes suscitados en el cotidiano de un individuo; son espacios de creación de una nueva sociabilidad basada en la satisfacción de necesidades colectivas y para la realización de potencialidades humanas.La organización autogestionada se basa en tres ejes centrales: la participación, las decisiones y la creación de instrumentos participativos. Estos procesos tienen la potencia de transformación de prácticas espaciales individualistas en prácticas solidarias enfocadas en el colectivo y en la confianza construida en el cotidiano de cada cooperativa (Rodríguez, 2009). La ayuda mutua se basa en la proximidad espacial, en el cotidiano compartido que genera confianza interpersonal y la solidaridad orgánica. La ayuda mutua lleva a una búsqueda por conocer y aprender nuevas técnicas y prácticas de construcción, y de organización colectiva en busca de sanar necesidades que surgen a lo largo del cotidiano, sea para el colectivo, o para algún individuo, o para el vecindario.Es importante destacar que estas prácticas espaciales, se basan en la solidaridad orgánica y la confianza construidas en el cotidiano, a lo largo de encuentros, espacios compartidos, conflictos y búsquedas colectivas de respuestas a desafíos que surgen en el desarrollo de la vida compartida en el colectivo.