INVESTIGADORES
MIE fabian Gustavo
congresos y reuniones científicas
Título:
Significado y esencia en De interpretatione
Autor/es:
FABIAN MIE
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Simposio; I Jornadas de la Asociación Argentina de Filosofía Antigua; 2013
Institución organizadora:
Asociación Argentina de Filosofía Antigua
Resumen:
Los seis primeros capítulos de De interpretatione involucran un prominente aspecto psicosemántico en su consideración sobre el lenguaje y el pensamiento. Según Int. 1, 16a13-15, a los términos lingüísticos corresponden conceptos (noema, 16a10, a14) provistos de una validez objetiva, que Aristóteles les reconoce en virtud de que son pathemata tes psyches (16a6-7), o sea, afecciones que se presentan en el alma o episodios mentales (16a9, a3) que representan (homoimata, 16a7) la realidad extra-mental (16a6-8) de la misma manera para todos los humanos (16a6). De acuerdo con una interpretación bastante general y plausible acerca de la constelación que configuran realidad, mente y significado en este contexto, creo que puede afirmarse que la realidad extra-mental opera como una causa independiente que produce un determinado estado mental con un contenido intencional determinado cuyo valor de verdad está determinado por el hecho de que las cosas sean como creemos que ellas son. Así, nuestra creencia acerca de cómo son las cosas es nuestra respuesta psicosemántica a cómo son las cosas. Acabo de calificar a la realidad extra-mental como una causa independiente. Lo que quiero decir con ello es que para Aristóteles hay una dependencia unilateral de nuestras creencias con respecto a una realidad que tiene, además, un valor objetivo, en el sentido antes señalado de ser lo mismo para todos (los hombres) (Int. 1, 16a6-8). Más precisamente, el valor objetivo de la realidad no se justifica a partir de, ni por el acuerdo que eventualmente alcancen los humanos en sus creencias acerca de la realidad. La suposición de Aristóteles es que la realidad es indudablemente valorada como la misma para todos quienes están en condiciones normales de captarla; asimismo, él puede aceptar que ese valor objetivo se revela a través de nuestra captación de la realidad, es decir, en lo que constituye el contenido de nuestros conceptos. Esto excluye que dicho valor se fije por referencia a las creencias (individuales o colectivas); pero, ciertamente, no descarta, en cambio, que nuestro acceso al valor objetivo esté mediado necesariamente por nuestras creencias acerca de la realidad. Aristóteles explica nuestro uso comprensivo del lenguaje apelando a una faz psicosemántica y externalista que él introduce sirviéndose de un vocabulario representacional. Él mantiene que los estados mentales de una persona representan las cosas (pragmata, Int. 1, 16a7), siendo causados por entidades extra-mentales, de las cuales esos estados son ὁμοιώματα. En consecuencia, nuestros estados mentales adquieren un determinado contenido conceptual y las palabras, vinculadas simbólicamente a nuestros conceptos y usadas comprensivamente, adquieren significado en cuanto que expresan la esencia de las cosas. Si bien el lenguaje a través del cual se expresa ese significado es convencional, el significado de las palabras es tomado por Aristóteles como un índice de la existencia en las palabras de un factor no convencional. Las palabras pronunciadas y escritas son signos significativos convencionales, pero su capacidad de significación no es algo convencional, en la medida en que con las palabras expresamos nuestras creencias acerca de lo que es una cosa. Para Aristóteles esto quiere decir que el lenguaje humano expresa la esencia de las cosas, estableciéndose una relación unidireccional entre lenguaje y pensamiento, por un lado, y esencia o formas, por el otro. Esto explica que el valor significativo del lenguaje y el correspondiente valor representacional de la mente sean una función de un factor externo: de cómo son las cosas. Si, por un lado, el impacto externo de las cosas sobre nuestra mente puede explicar que los episodios mentales relevantes, los conceptos, exhiban un componente ?pasivo? que hace que Aristóteles los denomina παθήματα, por otro lado parece haber un carácter complementario que se revela en la producción de una ὁμοίωσις, es decir, de una representación al nivel mental, que precisamente representa las esencias, pudiendo así aprehenderlas mentalmente. La producción de representaciones mentales y de significados lingüísticos es fruto de la ?actividad? de la mente y del lenguaje humano. En este artículo me propongo examinar los dos tópicos que describí generalmente en lo anterior, y que se concentran en pocas líneas del De Interpretatione. En la primera parte me dedicaré a examinar 17a2 y su afirmación de que lenguaje significativo es convencional sobre el trasfondo de la discusión platónica; en la segunda parte me abocaré a 16a3-8, donde Aristóteles introduce una densa maquinaria de conceptos semánticos, de los cuales me interesará explicar principalmente su concepción externista de significado y su noción de representación mental.