INDES   27311
INSTITUTO DE ESTUDIOS PARA EL DESARROLLO SOCIAL
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Estrategias de los movimientos socioterritoriales rurales en Argentina en torno al acceso y control desigual de la tierra en contexto de pandemia de Covid-19
Autor/es:
FONZO BOLAÑEZ CLAUDIA YESICA; JULCA GONZA EDITHA LISBET; OLIVAREZ JOAQUÍN EZEQUIEL; SAETTONE JULIETA; JARA CRISTIAN EMANUEL
Lugar:
Ciudad de México
Reunión:
Conferencia; 9 Confeferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales; 2022
Institución organizadora:
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
Resumen:
Este trabajo visibiliza las acciones de los movimientos socioterritoriales rurales en Argentina, durante la pandemia del Covid-19, a través del análisis entrecruzado de la lucha por tierra y (re)producción de territorios, cuestiones que deben ser consideradas cuando estudiamos las desigualdades a las que se enfrentan los actores en el ámbito rural. Partimos de los siguientes interrogantes: ¿Cuáles son las acciones de los movimientos socioterritoriales rurales frente al acceso/control desigual de la tierra? ¿De qué tipos? ¿Cuál es su espacialidad? Para responder, presentamos resultados preliminares que derivan del proyecto de cooperación internacional ?Movimientos Socioterritoriais em perspectiva comparativa?.La preocupación por la desigualdad en América Latina se ha revitalizado en los últimos años, desde distintos ámbitos. Las ciencias sociales han intentado comprenderla desde múltiples dimensiones (Manzanal y Gonzalez, 2021). De modo especial, la concentración del acceso y control de la tierra y los recursos que ésta contiene constituye una cuestión fundante de la matriz de relaciones de poder desigual vigente en América Latina desde el período colonial (Alimonda, 2011: 44). Esta desigualdad tiene una estrecha relación con otras -en tanto las entendemos como relaciones sociales- o expresiones de la misma y su reproducción.Según la Oxfam (2016) más de la mitad de la tierra productiva en América Latina es acaparada por el 1% de las explotaciones de mayor tamaño (relativo a cada país). La Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra (ILC) y la Oxfam (2020) resaltaron que ese 1% de la tierra concentrada suministra un 70% a los sistemas alimentarios corporativos y, las de menos de dos hectáreas, son excluidas de las cadenas alimentarias mundiales. Para el caso de Argentina, entre 2002 y 2018, un 25,5 % de las Explotaciones Agropecuarias (EAP) desaparecieron, es decir, la tierra se ha concentrado (Manzanal y Gonzalez, 2021). El 1% más concentrado de EAP ocupa el 36% de la superficie total del sector, mientras que el 55% de lasEAP de menor tamaño posee el 2% de dicha superficie (ibíd.).Durante los últimos dos siglos se han expresado la concentración de grandes riquezas,violencia estatal, conflictos socioambientales y desplazamientos de poblaciones rurales. Pero también, han surgido movimientos que resisten, reivindican su distribución y proponen formas alternativas de relacionarse con la tierra. Sobre la movilización social por su acceso y control, los movimientos socioterritoriales nos interesan como categoría analítica, para comprender el accionar de sujetos colectivos que consideran el territorio como esencial para su existencia (Fernandes, 2005). Esta contribución permite entrelazar las dinámicas de las sociedades a partir de aquello que los actores del campo imprimen para la (re)producción de la vida. Para abordar la desigualdad desde las disputas por el territorio y, en particular, aquellas movilizadas a través de diferentes acciones por los movimientos socioterritoriales rurales, no es suficiente describirla como una distribución estratificada de acceso a recursos. Es preciso un enfoque que examine, relacionalmente, cómo diferentes formas de poder son producidas y operan a través de escalas espaciales, facilitando que algunos actores puedan beneficiarse, mientras otros sean vulnerabilizados (Taylor, 2015: 15). En el mismo sentido, Manzanal y González (2021) señalan que las diferentes modalidades de desigualdad implican un diferencial de poder entre los actores que adquieren particularidades en cada territorio. De allí que ?las disparidades asociadas con la distribución de recursos, rentas y derechos deberían ser observadas y analizadas desde las disputas por el territorio? (Manzanal y Gonzalez, 2021: 2).Por su parte, Borras, Kay, Gómez y Wilkinson (2013) hablan de control de tierras y otros recursos asociados a ella, entendido éste como el poder de establecer formas específicas de acceso o exclusión, con el objetivo de obtener beneficios. Esto se manifiesta bajo diversas formas jurídicas, como el arrendamiento, que no implican necesariamente una transferencia formal de los títulos de propiedad o la expulsión de poblaciones campesinas (Borras, et al, 2013; Peluso y Lund, 2011). En ese sentido, el control se asocia a cambios en el uso y significados que se dan a la tierra, vinculados a la expansión del capital.En esta dirección, comenzamos a ensayar una clasificación de las acciones de los movimientos socioterritoriales rurales, tomando como criterio su modalidad, es decir, el cómo de la acción en relación a la lucha por la tierra y la agencia de los movimientos sociales. Diferenciamos las siguientes: 1- Defensivas: acciones en el territorio que despliegan los movimientos como forma de resistencia, reacción u oposición, cuando sus derechos sobre la tierra se ven vulnerados. 2- Reivindicativas: implican una demanda, mediante la acción colectiva relacionadas con el propósito de acceder y consolidar sus derechos a la tierra. Esta puede tener distintos destinatarios. 3- De Disputa/articulación con el Estado: buscan conquistar espacios en la estructura burocrática, con el objeto de promover políticas públicas y garantizar los derechos a la tierra. 4-Propositivas: son iniciativas, experiencias o proyectos que se desarrollan en el territorio en distintos asuntos (salud, educación, producción, entre otros), que ensayan los movimientos en la defensa y consolidación de sus derechos a la tierra.En las noticias relevadas entre marzo y septiembre de 2021 observamos que no fue excepción las constantes amenazas de desalojo, sino que se expandieron, intensificaron e intentaron ser legitimadas en el discurso de la (des)igualdad y desarrollo. En términos generales, se observa una mayor cantidad de acciones en torno a la tierra en Río Negro (Patagonia), Chaco (Nordeste-NEA), la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) -centro político del país-, Salta y Santiago del Estero (Noroeste-NOA). Le siguen Jujuy (NOA) y Neuquén (Patagonia). Mientras que otras provincias del Centro y Cuyo presentan la menor cantidad de acciones en torno a esta cuestión.En la Patagonia la vulneración se produce a través de la negación de derechos a las comunidades Mapuches, la persecución política de sus dirigentes, actos de violencia policial y criminalización, la toma de posición del gobierno local y la justicia provincial a favor del sector inmobiliario y minero. Ante esta situación, el movimiento reivindica -a través de diversas modalidades de protestas- el freno a los desalojos, a las ventas fraudulentas de tierras, el relevamiento y titulación de tierras comunitarias. La intersección más fuerte con otras dimensiones de la desigualdad es el de la diversidad étnica, estrechamente vinculado al protagonismo de las comunidades Mapuches.En el NOA, especialmente en Catamarca, Salta, Santiago del Estero y Jujuy, se identifican intentos de asesinato, acusaciones y prisión de dirigentes que defienden la posesión de sus tierras, como el avance sobre tierras indígenas-campesinas, asociado al agronegocio y sector inmobiliario. Particularmente, Salta presenta la mayor cantidad de conflictos. En esta región la cuestión de la tierra intersecciona con la diversidad étnica, el cuidado de los ecosistemas terrestres, la igualdad de género y, en menor medida, la lucha por el aguaEn Chaco y Misiones (NEA), se distinguen acaparamientos de tierras por el agronegocio, en ocasiones a través de la compra-venta y asociación con procesos de deforestación. En Chaco, se registran desalojos a agricultores familiares y falta de reconocimiento de derechos de comunidades indígenas sobre la tierra. Refiriendo a dichas vulneraciones, las reivindicaciones son movilizadas a través de marchas, documentos públicos y creación de un sitio de la memoria. Por otro lado, las diversas comunidades indígenas, participaron del ordenamiento de bosques nativos del Chaco, que visibiliza la variedad de actores; particularidad de esta región.En el Centro, se destaca en cantidad acciones en CABA que consisten en protestas y construcción de lazos organizativos. Se identifican desalojos en Buenos Aires, Córdoba y La Pampa. Denuncian agresión por desalojo de campesinos, el cumplimiento de la Ley Nacional 26.160, incendios asociados a la deforestación para el agronegocio, y a los proyectos que los amenazan. También se reclama una ley de acceso por medio de créditos blandos.