INVESTIGADORES
BELVEDERE Carlos Daniel
congresos y reuniones científicas
Título:
Sobre la irrealidad del mundo de la vida. La crítica de la representación en La Barbarie
Autor/es:
CARLOS BELVEDERE
Lugar:
Los Polvorines
Reunión:
Jornada; XII Jornadas de Investigación en Filosofía; 2010
Institución organizadora:
Universidad Nacional de General Sarmiento
Resumen:
Nos proponemos exponer la crítica de la representación que lleva a cabo Michel Henry en La barbarie. En este texto de 1987, concibe a la barbarie como la ruina de la cultura, a la cual entonces presupone. Esta última designa a la autotransformación de la vida en dirección a su realización y cumplimiento. La vida –dice Henry- es la cultura misma. La barbarie, en tanto “ruina” de la cultura, es la “enfermedad de la vida” y significa, en consecuencia, un retroceso de ella respecto de sus propios poderes. Entre las manifestaciones de la barbarie contemporánea, la ciencia y la tecnología tendrán un lugar de triste privilegio. Si bien es cierto que también son pensadas bajo la perspectiva de una crítica de la representación otras cuestiones tales como la organización social, el estatuto de la obra de arte, la ideología, la economía política, la tecnología, las comunicaciones y la ética, queremos resaltar que Henry destina significativas páginas a cuestionar el modo en que la ciencia galileana substituye la realidad por su representación. Por eso, si bien daremos cuenta de toda la diversidad de expresiones de la barbarie que son cuestionadas en nombre de una crítica de la representación, hemos de otorgarle una consideración especial a la crítica de la ciencia en tanto ideología que sustituye la realidad de la vida por una representación vacía. En esto, pareciera que Henry hace suya la crítica de Husserl, en Crisis…, al modo en que la ciencia galileana sustituye el mundo de la vida por un conjunto de idealidades. Podría alentar esta lectura el hecho de que retoma, entre otros, el argumento de que este tipo de ciencia, mediante operaciones de objetivación, abstracción, ideación y numeración produce un alejamiento progresivo y una ulterior pérdida de lo esencial. Sin embargo, no se trata en Henry de recuperar el mundo de la vida, como en Husserl, sino la vida misma. En este sentido, también la crítica husserliana permanece presa de la representación, dejando escapar la experiencia originaria, que no es la del hombre en el mundo sino la autoafirmación de la vida En su distanciamiento de las conocidas tesis de Husserl sobre el vaciamiento de sentido que produce la ciencia galileana, Henry muestra la insuficiencia del camino clásico de la fenomenología, que concibe la “cualidad sensible” en términos de una objetivación y, por lo tanto, de una re-presentación de una impresión cuyo ser impresional es la auto-impresión, a saber, la subjetividad absoluta en tanto que vida. Así, al oponerse a la ciencia galileana, la fenomenología clásica vuelve del mundo-de-la-ciencia al mundo-de-la-vida, y de éste a la consciencia del mundo; siendo que la consciencia del mundo -en tanto que “consciencia de”, intencionalidad o, en última instancia, en tanto ek-stasis del Ser en que la intencionalidad se despliega- ya no permite reunir en sí la sensación y su venida al ser. Por el contrario, en la eclosión del ek-satsis, la sensación es expulsada fuera de sí, “dis-puesta y dis-persada como ‘sensación representativa’ y como el humus de este mundo que es el mundo de la vida”. De modo que “esta sensación representativa no es más que la representación irreal de la sensación real que encuentra su realidad en su autosensación, no en la consciencia del mundo, sino en la vida.” Por lo tanto, lejos de recuperar la realidad que busca, la fenomenología clásica la pierde porque subsume el “fenómeno original” en una “representación irreal”, dejando escapar las “esencias originales”, que son las “modalidades de la praxis” –es decir, “de la vida misma”-. Tal vez sea ésta la aporía de la fenomenología intencional, que pierde la realidad en el mismo momento en que cree salvarla.