BECAS
MARTOS Federico Exequiel
congresos y reuniones científicas
Título:
ESTRATIGRAFÍA DEL JURÁSICO EN EL VALLE DEL RÍO BLANCO, CORDILLERA PRINCIPAL DE MENDOZA (32° 56’)
Autor/es:
ACEVEDO, ELIANA; MARTOS, FEDERICO EXEQUIEL; FENNELL, LUCAS MARTIN; ROSSELOT, EDUARDO AGUSTIN; NAIPAUER, MAXIMILIANO
Reunión:
Congreso; XX Congreso Geológico Argentino; 2017
Resumen:
El río Blanco se encuentra en el sector noroccidental de la provincia de Mendoza, y a lo largo de su valle se exponen las unidades que forman parte de la faja plegada y corrida del Aconcagua, de tipo epidérmica, que deforma los depósitos mesozoicos de la cuenca Neuquina-Aconcagüina (Cegarra y Ramos, 1996).ntre los primeros autores en analizar la geología de la región, se destaca el trabajo de Schiller (1912), quien realizó el primer perfil a lo largo del valle del río Blanco, donde relevó la estratigrafía y estructura, desde la confluencia con el río Tupungato hasta la frontera con Chile. En el mismo, asigna una edad calloviana a los depósitos basales calcáreos y muestra la repetición de las secuencias mesozoicas con despegues en los niveles de yeso. Fue Groeber (1951) quien correlacionó estos depósitos con los presentes en la Cuenca Neuquina. Ramos (1985) analizó la estratigrafía al sur del río Cuevas, realizando correlaciones a nivel regional. Corresponde a Lo Forte (1996) el último análisis de las secuencias jurásicas en la región.En este trabajo se describe la estratigrafía del Jurásico en el sector autóctono de la faja plegada y corrida del Aconcagua a lo largo del valle del Río Blanco. El objetivo principal fue definir las facies sedimentarias del sector autóctono y compararlas con las que aparecen en las distintas láminas de corrimiento al oeste. Las variaciones encontradas a lo largo de la faja de deformación permitieron realizar interpretaciones regionales sobre la dinámica del relleno de la Cuenca Neuquina durante el Jurásico. La metodología de trabajo se basó en el levantamiento de perfiles estratigráficos de detalle, donde se analizaron las relaciones estratigráficas y características volcánicas y sedimentarias de los depósitos.El basamento estratigráfico está formado por ortocuarcitas y pelitas parcialmente metamorfizadas correspondientes a la Formación Alto Tupungato, de edad carbonífera tardía, que son intruidas por granitoides pérmicos. En discordancia angular sobre las sedimentitas aparecen riolitas e ignimbritas de edades permo-triásicas asignadas al Grupo Choiyoi (Pérez y Ramos, 1996).Sobre las volcanitas del Grupo Choiyoi se encuentra una brecha volcánica lítica de 50 m de espesor, que presenta bloques angulosos de decenas de centímetros a pocos milímetros de diámetro de volcanitas ácidas y básicas y de granitos. En base a la similitud de estos clastos volcánicos y graníticos con los del Grupo Choiyoi se interpreta que posiblemente este depósitofue posterior. Al sur de la zona de estudio, en la quebrada del Potrero Escondido, Ramos (1985) también describe una serie de rocas volcánicas que las asigna al Liásico que podrían ser correlacionables, por su posición entre el Grupo Choiyoi y conglomerados con bloques de caliza. Pérez y Ramos (1996) también reconocen un evento volcánico post-Choiyoi (Riolita Paramillos de Las Vacas) pocos kilómetros al norte de la zona de estudio y que dataron por K-Ar en 205-203 Ma. Estas edades permiten asignar este magmatismo ácido al ciclo Precuyano y vincularlo a la etapa de rift de la cuenca Neuquina (Álvarez, 1996).En discordancia erosiva sobre las brechas volcánicas, yace un conglomerado polimíctico de 6,70 m de espesor, que presenta clastos redondeados de volcanitas de composición ácida y básica de hasta 10 cm de diámetro, y bloques subangulosos de calizas de hasta 20 cm de diámetro con restos fósiles. El depósito no presenta estructuras observables, y grada a areniscas calcáreas, sobre las que se asientan 2,50 m de calizas de estratificación grosera. Ramos (1985) lo atribuye a la Formación La Manga, y se puede correlacionar con la litofacies 1 descripta por Lo Forte (1996) para esta misma formación.En contacto erosivo yace una secuencia granodecreciente de conglomerados polimícticos de 84 m de espesor, que se caracteriza por el contenido abundante de clastos de calizas con y sin restos fósiles, de hasta 40 cm de diámetro. Se presentan en forma de lentes con gradación interna, que va de conglomerados a areniscas gruesas, interrumpidas por superficies erosivas de reactivación, que son la base de bancos de geometría lenticular, que presentan bloques de decenas de centímetros de intraclastos, areniscas rojas y calizas con restos de bivalvos, principalmente, y son la base de nuevas secuencias granodecrecientes. Hacia el techo se reconocen estructuras de deformación postdepositacionales. Estos depósitos conglomerádicos son denominados por Ramos (1985) “Tordillo chacayano”, porque hacia el norte no se los puede distinguir del Tordillo sensu stricto, al no estar presentes las evaporitas de la Formación Auquilco, sinembargo, por las descripciones de Lo Forte (1996), podrían asignarse a la litofacies 3 que describe para la Formación La Manga. Suprayacen depósitos calcáreos de 3 m de espesor, que engranan lateralmente a niveles evaporíticos que se atribuyen a la Formación Auquilco.En contacto erosivo, se reconocen conglomerados polimícticos de 165 m de espesor, con predominancia de clastos de volcanitas, tanto ácidas como básicas y en menor medida, de calizas, en bancos de geometría lenticular con arreglos granodecrecientes. Estos depósitos corresponden a la Formación Tordillo sensu stricto debido a su posición estratigráfica, se ubican por encima del yeso Auquilco y por debajo de las facies típicas de pelitas negras de la Formación Vaca Muerta.Hacia el oeste, en la segunda lámina de corrimiento, los depósitos jurásicos comienzan con depósitos evaporíticos de la Formación Auquilco y por encima aparecen las típicas capas rojas de la Formación Tordillo. Pero a diferencia del sector autóctono presentan mayor espesor, cambios faciales y una procedencia de los clastos diferente. Se reconocen 3 secciones, una basal con intercalaciones de bancos pelíticos, arenosos y/o gravosos, clasto sostenidos; una media, con intercalaciones de pelitas con areniscas que presentan laminación horizontal; y una superior, con depósitos finos que intercalan niveles de conglomerados clasto sostén, con un nivel de conglomerados matriz sostenidos en el techo. Los conglomerados presentan clastos de pelitas (posiblemente intraclastos), volcanitas ácidas y básicas y calizas de hasta 30 cm de diámetro.A partir de las observaciones realizadas en el sector autóctono, se interpreta un ambiente fluvial a marino marginal para el primer ciclo de sedimentación (Formación La Manga-Auquilco). Los cambios eustáticos posiblemente tuvieron una fuerte influencia en la sedimentación, reflejada en los depósitos conglomerádicos, marinos calcáreos y evaporíticos. Los depósitos calcáreos indican ambiente marino somero o restringido, mientras que los niveles de conglomerados indican un descenso relativo del nivel del mar, con exposición de la plataforma y su erosión, representada enlos bloques de calizas que contienen. Finalmente se interpreta una desecación de la cuenca con los depósitos de yeso de la Formación Auquilco.El segundo ciclo de sedimentación se inicia con los depósitos de ambiente continental de la Formación Tordillo, que en el sector analizado presenta un marcado aporte volcaniclástico. De acuerdo a las facies analizadas se interpreta un ambiente fluvial, que presenta facies distales hacia el oeste, con desarrollo y preservación de depósitos de planicie de inundación, mientras que en el sector autóctono, las facies conglomerádicas indican un ambiente fluvial de mayor energía. Con respecto a la procedencia, los clastos volcánicos básicos sugieren un arco coetáneo, mientras que los de composición ácida indican un aporte desde el Grupo Choiyoi. Además, los clastos calcáreos sugieren que las calizas de la Formación La Manga también fueron parte del área de aporte sedimentario.Regionalmente, se reconoce un fuerte control en las secuencias jurásicas por las transgresiones y regresiones del Océano Paleo-pacífico, con una fuerte participación del arco volcánico. Se reconoció una unidad basal volcánica posiblemente relacionada con el ciclo Precuyano. Las facies iniciales de relleno sedimentario se corresponden con ambientes marginales donde predominan depósitos gruesos y secuencias condensadas, muy diferentes en comparación a las facies típicas del Grupo Lotena en el Engolfamiento Neuquino. Por último, se destaca un importante aumento de espesor hacia el oeste y en pocos kilómetros de distancia de los depósitos de la Formación Tordillo, que indicaría un control tectónico en la sedimentación.