BECAS
MARTOS Federico Exequiel
congresos y reuniones científicas
Título:
NUEVAS HIPÓTESIS SOBRE LA ESTRUCTURA Y EVOLUCIÓN TECTÓNICA DE LA FAJA PLEGADA Y CORRIDA DEL ACONCAGUA
Autor/es:
ROSSELOT, EDUARDO AGUSTIN; MARTOS, FEDERICO EXEQUIEL; CRISTIANO, EMILIANO; NAIPAUER, MAXIMILIANO
Reunión:
Congreso; XX Congreso Geológico Argentino; 2017
Resumen:
Este trabajo se enmarca en los Andes Centrales, dentro de la zona de subducción horizontal Pampeana (Gansser, 1973), a los 32°56’ S 60°50’ O. A estas latitudes se desarrolla la faja plegada y corrida del Aconcagua (Mpodozis y Ramos, 1989), que consiste en una típica faja plegada y corrida de piel fina. La vergencia de la faja es oriental, lo que define una faja antitética con respecto a la subducción andina.Inicialmente Darwin (1846) y otros, acorde con las ideas de esa época, asociaron a la faja plegada y corrida del Aconcagua a pliegues de gran amplitud con fallamiento inverso subordinado.Más tarde, Schiller (1908 y 1912) realizó las primeras secciones estructurales que ponían de manifiesto la presencia de importantes láminas de corrimientos. Groeber (1951 y 1953) identificó tres grandes láminas de corrimiento de rumbo norte-sur y confeccionó perfiles estructurales esquemáticos de la región. La presencia de corrimientos es también destacada en la confección de una sección de los Andes argentinos-chilenos por Vicente (1972). Ramos (1985) realizó tres perfiles estructurales balanceados, uno de ellos a lo largo del río Blanco, destacando la presencia de corrimientos, pliegues y estructuras de tipo dúplex, como también enfatiza el hecho de que el área se comporta tectónicamente como una faja plegada y corrida de piel fina.En este trabajo se observaron y se describen un total de 3 corrimientos enumerados de este a oeste en el sector medio del valle del río Blanco. A continuación, se analizarán las distintas estructuras de este a oeste.Al recorrer el valle del río Blanco de este a oeste, el primer contacto que se observa es la discordancia angular entre los depósitos carboníferos de la Formación Alto Tupungato y las rocas volcánicas permo-triásicas del Grupo Choiyoi. La discordancia se observa a pocos kilómetros al oeste de la desembocadura del río Blanco en el río Tupungato y es atribuible a la fase orogénica San Rafael del ciclo Gondwánico (Charrier et al., 2014). Por encima de las rocas del Grupo Choiyoi se observan en discordancia angular unos conglomerados jurásicos medios a superiores atribuibles a la Formación Lotena. Sobre estos conglomerados y de manera concordante se encuentran los depósitos evaporíticos de la Formación Auquilco. Hacia el oeste la sucesión sedimentaria continua con las rocas del Grupo Mendoza, conformado a estas latitudes por facies conglomerádicas de la Formación Tordillo, pelitas negras y conglomerados finos de la Formación Vaca Muerta y una sucesión calcárea con abundantes ostras de difícil determinación estratigráfica, atribuible en este trabajo a la Formación Chachao, aunque no se descarta la posibilidad que sean facies calcáreas de la Formación Agrio.Las dos primeras láminas de corrimientos tienen un claro despegue en las evaporitas de la Formación Auquilco. Esto puede ser observado en ambas márgenes del río Blanco. Los despegues en niveles evaporíticos son muy comunes por la baja competencia de estas rocas, y por esta misma razón los afloramientos no son continuos, con grandes variaciones de espesor. La primera lámina se encuentra apoyada sobre el Grupo Mendoza, que en la margen sur muestra un sinclinal frontal con núcleo en la Formación Diamante, mediante contacto tectónico a través de la falla 1 (F1), la cual posee una inclinación de aproximadamente 24° O y está compuesta por las rocas de las Formaciones Auquilco, Tordillo, Vaca Muerta, Chachao y Diamante. Dentro de esta lámina se observa en la margen norte una discordancia erosiva y angular entre la Formación Vaca Muerta y la Formación Diamante, mientras que en la margen sur la discordancia angular y erosiva se observa entre las formaciones Chachao y Diamante. La segunda lámina cabalga sobre la primera por medio de la falla 2 (F2), la cual posee una inclinación de aproximadamente 35° O y está compuesta por las rocas de las Formaciones Auquilco, Tordillo, Vaca Muerta y Chachao.Continuando hacia el oeste se observan dos pliegues, primero un sinclinal y luego un anticlinal. El sinclinal es pequeño, afecta al sector superior del Grupo Mendoza y presenta sus flancos apretados, inclinando el flanco oriental 45° O y el occidental 80° O. El anticlinal es de gran magnitud, afecta a las rocas de las formaciones Auquilco, Tordillo, Vaca Muerta y Chachao. Este pliegue se encuentra disectado por un valle norte-sur en un sector cercano al plano axial, continuando hacia el oeste se observan los bancos pelíticos del Grupo Mendoza inclinando 45° O, los cuales conforman el limbo dorsal. Este anticlinal posee una gran longitud de onda (~2,5 km), por lo cual se interpreta que responde a una falla no aflorante (F3) que podría involucrar basamento.En la margen sur del valle del río Blanco aparece, luego de las dos primeras láminas de corrimientos, un sinclinal de gran longitud de onda (~3 km). Muestra un núcleo en la Formación Juncal y por debajo la Formaciones Cristo Redentor, Diamante y el Grupo Mendoza. Entre las formaciones Diamante y Cristo Redentor se observa una fuerte discordancia angular, lo cual es un indicio de estructuración activa durante el Cretácico Superior.Con la información obtenida se ideó un modelo geométricamente coherente que explica satisfactoriamente la estructura superficial descripta anteriormente. Para ello se construyó una sección estructural balanceada utilizando el software 2D Move 2015.El perfil construido representa una geometría plausible, restituible y respeta los datos relevados en el campo. Hay otros modelos posibles, pero ante la falta de datos de profundidad se optó por este modelo geométricamente simple.Dentro de la segunda lámina de corrimientos se observó una discordancia tanto erosiva como angular entre las formaciones Vaca Muerta y Chachao, del Cretácico Inferior y la Formación Diamante, del Cretácico Superior y luego otra discordancia angular entre las formaciones Diamante y Cristo Redentor. Basándonos en esta evidencia y en las evidencias sedimentológicas aportadas en el trabajo de Rosselot et al. (este congreso), se propone aquí que las fases antiguas de deformación, posiblemente durante el Cretácico Tardío temprano, habrían alcanzado estas latitudes.