BECAS
PERISSINOTTI MarÍa Victoria
congresos y reuniones científicas
Título:
Un trabajo como cualquier otro. La visibilización y jerarquización del trabajo de cuidados en la economía popular
Autor/es:
PERISSINOTTI, MARÍA VICTORIA
Lugar:
Córdoba
Reunión:
Congreso; 6º Congreso Género y Sociedad: ?Desplazar los centros: cuerpos, territorios y saberes en Nuestramerica?; 2022
Resumen:
En esta ponencia propongo explorar etnográficamente el esfuerzo que realizan cotidianamente los y las militantes de diversas organizaciones sociales vinculadas a la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) para que el trabajo de cuidados en espacios socio-comunitarios sea social e (inter)subjetivamente (re)conocido como trabajo. Este esfuerzo, argumento, puede ser entendido en términos de un “trabajo político” que se despliega simultánea y recíprocamente en dos frentes: por un lado, en la arena social más amplia, aquella “opinión pública” siempre dispuesta a cuestionar el valor de estas labores y a reavivar la (tan falsa como naturalizada) oposición entre planes y trabajo; por otro, en el “nosotrxs” de la UTEP (es decir, quienes integran las organizaciones vinculadas a esta confederación). A partir de recuperar mi trabajo de campo con mujeres que se desempeñan en distintos espacios socio-comunitarios (copas de leche, merenderos, Salas Cuna, apoyos escolares) vinculados al Movimiento Evita-UTEP, en esta ponencia me adentro específicamente en este segundo frente. Allí, veremos, el trabajo político debe ocuparse de crear la figura del trabajador y la trabajadora de la economía popular en la subjetividad de sus propios integrantes. Crear esa figura implica que las propias personas puedan sentirla y vivirla en su experiencia vital, íntima y subjetiva. El punto es, y esto me parece fundamental para entender las implicancias y desafíos que este trabajo político implica, que para muchas mujeres (sobre todo para aquellas que las ejercen cotidianamente) no es fácil reconocer una forma de trabajo en las actividades que realizan en los espacios de cuidado comunitario. En última instancia, y atendiendo a la historia de su conformación, su participación suele ser pensada en términos de una “contraprestación” a cambio de una “ayuda económica” proveniente del Estado, pero difícilmente en términos de “un trabajo como cualquier otro”. Ocurre que la distinción hegemónica y socialmente incorporada entre lo productivo y lo reproductivo (y lo reproductivo como no-productivo) continúa expulsando al trabajo de cuidados (incluso al que se realiza en el ámbito comunitario) por fuera de la condición de trabajo. Como han señalado diversas investigadoras (Arango Gaviria 2011, Carrasco 2001, Federici 2013, Murillo 2006, Pérez Orozco 2015, Torns 2008), en la medida en que se asocia a la “naturaleza” femenina y se realiza –mayoritariamente– en el marco del hogar, el trabajo reproductivo ha sido históricamente invisibilizado y desvalorizado. La consecuencia más radical de este proceso ha sido que el trabajo reproductivo no sea considerado una forma de trabajo, sino que aparezca como un servicio “natural” que las mujeres realizan por fuera de las relaciones del mercado laboral. De allí que, durante mucho tiempo, haya sido (y en gran medida siga siendo) un trabajo no remunerado o sub-remunerado. “La condición no remunerada del trabajo doméstico ha sido el arma más poderosa en el fortalecimiento de la extendida asunción de que el trabajo doméstico no es un trabajo”, señala Federici (2013:37).Por lo tanto, no resulta fácil que las mujeres puedan sentirse “trabajadoras” si “solamente” realizan esas tareas. Algo que me mostró mi trabajo de campo es que puede ponerse en palabras que el trabajo reproductivo es “un trabajo como cualquier otro”, pero eso no implica crear esa afirmación como realidad. Desarmar este gran divisor precisa de tiempo y esfuerzo: el trabajo político pasa por el hecho de que estas palabras se internalicen a modo de convicción, de sentimiento, pues sentirse trabajadora no es solo un acto declamatorio sino también un movimiento subjetivo, íntimo. En términos de Michel Foucault (1992), estamos hablando de un “proceso de subjetivación”, es decir, un proceso a través del cual un ser humano se transforma a sí mismo en cierta clase de sujeto. O, si seguimos el planteo de Axel Honnet (1992, 2009, 2010), un proceso de “autorreconocimiento”, es decir, una mirada que las personas podemos construir sobre nosotras mismas y que nos transforma en personas de valor. En esta ponencia busco explorar, desde una perspectiva etnográfica y vivida, las implicancias, consecuencias y desafíos de este proceso. En términos metodológicos, la propuesta se asienta en (y se desprende de) el trabajo de campo etnográfico que realicé entre 2011 y 2021 acompañando la actividad política de mujeres (mayoritariamente migrantes) que viven en barrios periféricos de la ciudad de Córdoba y que se reconocen como militantes del Movimiento Evita-UTEP. Desde una perspectiva antropológica que propone abordar la política como “proceso vivo” (Quirós, 2011, 2014), mi trabajo consistió en acompañar sistemáticamente aquellas actividades que mis interlocutoras realizaban en virtud de sus pertenencias, filiaciones y aspiraciones políticas, así como sus espacios de trabajo, ocio y cotidianidad.