INVESTIGADORES
BERGEL martin
congresos y reuniones científicas
Título:
Un populismo excénrico: el APRA (1921-1945)
Autor/es:
BERGEL, MARTÍN
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Seminario; Seminario internacional "Los populismos" (Dir. Claudio Ingerflom); 2020
Institución organizadora:
Escuela de Humanidades - UNSAM
Resumen:
El aprismo peruano ha sido considerado tradicionalmente como una de las primeras expresiones de los llamados populismos clásicos en América Latina. Pero lo que revela una lectura en profundidad de la trayectoria del APRA en sus primeras décadas de existencia es que, antes que ser una expresión ejemplar de la familia de los llamados populismos clásicos latinoamericanos, su historia exhibe un conjunto de anomalías en relación a los rasgos típicos del varguismo, el peronismo o el cardenismo. Esas singularidades, en buena medida insuficientemente consideradas por la bibliografía existente, hacen del caso del APRA un fenómeno atractivo dentro de los debates contemporáneos sobre los populismos. Por empezar, se trata de un movimiento creado y liderado por jóvenes intelectuales, provenientes primero del movimiento reformista universitario y luego consustanciados con las tradiciones de izquierda y aún con variantes del marxismo (un elemento que, en atención a su posterior deriva ideológica y política, a menudo es pasado por alto). En segundo lugar, y más importante aún, a diferencia de la mayoría de los populismos clásicos, que tienen como condición de posibilidad la ocupación del Estado de un elenco político desde el cual emerge la figura del líder que les da vida, el aprismo se crea en completa prescindencia de los resortes estatales, como un movimiento de contestación anti statu-quo (lo que le ocasionará ser percibido de inmediato como una amenaza y en consecuencia le valdrá su persistente persecución y represión por parte de sucesivos gobiernos peruanos). Así, el APRA no solamente es un fenómeno político gestado “desde abajo”, sino incluso desde fuera del Perú, a partir del exilio que Haya de la Torre y el núcleo que lo secunda experimenta en momentos sucesivos desde 1923 en adelante. Como veremos, aún la arena territorial de construcción del proyecto aprista será movediza, y sobre todo en su primera etapa su propia adscripción como movimiento peruano (e incluso latinoamericano) se verá tensionada por su repertorio de prácticas transnacionales y por su inicial, y paulatinamente extinguida, vocación internacionalista. Finalmente, un tercer núcleo de aspectos distintivos que surgen del cotejo ante otras experiencias populistas del continente tiene que ver con que, a pesar de que el APRA se territorializa y se “nacionaliza” en la decisiva coyuntura de 1930-1931, adquiriendo una fisonomía de masas, la nueva ola represiva que se desata en el Perú desde inicios de 1932 y casi sin interrupciones hasta 1945 obliga al movimiento a desarrollar hasta esa fecha una existencia casi por completo clandestina. El aprismo será así, en la mayor parte de sus primeras dos décadas de vida, un extraño caso de “populismo sin pueblo”, o, más precisamente, sin pueblo visible -sin escenografía de pueblo; un pueblo que, en consecuencia, y como veremos también, debe validarse y reproducirse como tal fuera del espacio público.