INVESTIGADORES
MOREIRAS Stella Maris
congresos y reuniones científicas
Título:
Paleo-represamiento natural causado por una avalancha de rocas en la Quebrada de Los Ratones, Precordillera Occidental, San Juan, Argentina.
Autor/es:
JUNQUERA-TORRADO S.; MOREIRAS S.M.; PREUSSER F.; CORREAS-GONZÁLEZ M.; JEANNERET P.; RÍOS L.D.
Lugar:
Puerto Madryn
Reunión:
Congreso; XXI Congreso Geológico Argentino; 2022
Resumen:
Las inestabilidades de ladera son uno de los Efectos Ambientales de los Terremotos (EEE) introducidos en la evaluación de la intensidad y el peligro sísmico, que amplían la ventana temporal a los períodos sin registros instrumentales. La escala ESI (Environmental Seismic Intensity) y el catálogo EEE infieren intensidades de terremotos a partir de la distribución y el volumen total de deslizamientos contemporáneos juntos con otras observaciones paleosísmicas (Reicherter et al., 2009). En el escenario sísmicamente activo de la Precordillera Argentina se han identificado, ampliamente distribuidos, numerosos deslizamientos prehistóricos asociados a terremotos (Fauqué et al., 2008; Junquera-Torrado et al., 2019). Del mismo modo, se han mostrado evidencias de eventos de represamiento de ríos asociados a grandes avalanchas de rocas inducidas por terremotos a través del hallazgo de depósitos lacustres (Fauqué et al., 2008). La Sierra del Tontal es uno de los relieves destacados de la Precordillera donde los deslizamientos son fenómenos recurrentes en el paisaje (Anselmi et al., 2006). En su sección septentrional, concretamente en la Quebrada de Los Ratones, se ha observado una concentración elevada de estos procesos. Dos avalanchas de roca (RA-1 y RA-2), así como depósitos de sedimentos lacustres, fueron analizadas en la Quebrada de Los Ratones. Las áreas fuente del material movilizado se localizaron sobre la ladera oriental de la Sierra del Tontal, en las cabeceras de dos pequeñas ramificaciones de la quebrada principal. En la parte superior de ambas cabeceras son identificadas estructuras de deformación de ladera y escarpas de deslizamiento que muestran evidencias de desplazamientos continuos, probablemente hasta la actualidad. En ambos casos, el inicio del movimiento apunta a un colapso de una enorme masa de roca desde las cabeceras (≈3500 m s.n.m). Debido a la fuerte pendiente y a la altura de caída relativa (≈850 m), la velocidad alcanzada en ambos casos se estima superior a 120 km/h según la ecuación propuesta por Chow (1959): v = (2gh)0.5, donde v es la velocidad en m/s, h es la altura de runup en metros y g es la aceleración de la gravedad.La secuencia de los sedimentos de lago se dispone cubriendo parcialmente el depósito de RA-1 y lateralmente el de RA-2. Por lo tanto, se interpreta que el depósito de la avalancha de roca más antiguo (RA-1) fue seccionado y erosionado por la avalancha de roca posterior (RA-2), la cual represó naturalmente una pequeña parte de la cuenca de captación de la quebrada con la consecuente generación de un paleolago. El espesor de los niveles lacustres preservados no supera unos pocos metros (25 m). Con el fin de restringir la edad de depositación de los sedimentos lacustres y estimar la edad relativa de la avalancha de rocas más reciente, una muestra de sedimentos finos del lago fue extraída para su datación por OSL (Optically Stimulated Luminescence). El procesamiento de la muestra fue realizado en la Universidad de Friburgo (Alemania) obteniéndose como resultado 11,2 ± 0,6 ka cal BP.Respecto al mecanismo desencadenante, las precipitaciones podrían considerarse como poco probables, pues diversos análisis de estabilidad de ladera en deslizamientos de roca en la región de Precordillera han mostrado ser estables bajo condiciones saturadas (Junquera-Torrado et al., 2021). Además, las precipitaciones parecen ser más propensas a generar flujos de detritos que se correlacionan con los cambios en la dinámica de las cuencas de drenaje (Colombo et al., 2000; Espejo-Páez y Perucca, 2009).Si se postula un detonante sísmico para RA-1 y RA-2, con volúmenes de 28,4 y 21,6 millones de m3, respectivamente, un sismo de M 6,9 y M 6,8 sería requerido, respectivamente, en cada caso (Keefer, 1994). A priori, de acuerdo con las magnitudes sísmicas máximas esperadas y a la proximidad, eventos sísmicos de estas magnitudes podrían ser generados exclusivamente por la falla de El Tigre. Sin embargo, no son infrecuentes casos excepcionales de terremotos cuya magnitud supera ampliamente la magnitud máxima esperada para la falla activa. Por lo tanto, las fallas de El Carrizal y La Cantera, ligeramente por debajo de las magnitudes máximas esperadas y necesarias para generar los eventos RA-1 y RA-2, no deberían descartarse como posibles fuentes sismogénicas también por su proximidad.En base a la neotectónica regional, la elevada actividad sísmica, los estudios previos y empleando la escala ESI y el catálogo EEE, se infiere un terremoto destructivo de intensidad ≥ X-MMI (equivalente a un terremoto de M 7,0) como desencadenante de las avalanchas de rocas analizadas. Por tanto, la edad OSL obtenida en la secuencia basal de los sedimentos lacustres permitiría extender la sismicidad en la Precordillera al Pleistoceno tardío/Holoceno temprano.