BECAS
OLAZÁBAL Sabrina Ximena
congresos y reuniones científicas
Título:
PETROGRAFÍA DE DEPÓSITOS LITORALES DE LA FM. POZO D-129: APORTES A LA INTERPRETACIÓN PALEOAMBIENTAL DESDE LA LÁMINA DELGADA
Autor/es:
OLAZABAL, SABRINA XIMENA; ALLARD, JOSÉ; FOIX, NICOLÁS
Lugar:
Comodoro Rivadavia
Reunión:
Jornada; VI Jornadas de las Ciencias de la Tierra Dr. Eduardo Musacchio; 2018
Institución organizadora:
Departamento de Geología, Facultad de Ciencias Naturales Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco
Resumen:
La Formación Pozo D-129 es una unidad vinculada a un gran sistema lacustre desarrollado en la cuenca del Golfo San Jorge durante el Barremiano?-Aptiano. Sus depósitos son muy variables e incluyen calizas oolíticas, areniscas litorales, fangolitas y pelitas negras con potencial oleogenético. La componente piroclástica de sus secuencias se utiliza para diferenciar sus depósitos del Grupo Las Heras (Clavijo, 1986), mientras que las oolitas permiten identificar el registro litoral del tope de la formación, tanto en subsuelo como en afloramientos (Hechem et al., 1987; Paredes et al., 2014; Allard et al., 2017; entre otros). En el presente trabajo se realiza la caracterización petrográfica de distintas litologías vinculadas a depósitos litorales de dicha unidad ubicados en el anticlinal del cerro Kepi.Grainstone oolítico: Los cortes delgados presentan una microfábrica grano-soportada integrada principalmente por oolitas, bioclastos y en menor proporción intraclastos (Fig. 1.A y B). Los ooides, componentes aloquímicos, poseen buena selección con diámetros que varían de 0.5 a 1.2mm y morfologías variadas, reconociéndose formas simples, compuestas, con espinas y cerebroides (Flügel, 2004); presentan estructuras internas concéntricas, con núcleos bioclásticos o de componentes neovolcánicos. Los bioclastos son conchillas de ostrácodos articulados y desarticulados de hasta 0.5mm y fragmentos de bivalvos indiferenciados con tamaños entre 1 y 1.8 mm. Los intraclastos son cristales de cuarzo monocristalino, angulosos y con tamaños de 0.4 a 0.8 mm y fragmentos líticos paleovolcánicos ácidos y metamórficos, subredondeados de 0.5 mm. Se observa entre los componentes aloquímicos una matriz de composición tobácea, alterada a arcillas, con presencia de fragmentos pumíceos y trizas cuspadas con tamaños de 0.3 a 0.5 mm. El cemento es carbonático (calcita y dawsonita) y, en la mayoría de los casos, aparece como reemplazo total o parcial de los fragmentos aloquímicos.Areniscas deltaicas: Los cortes delgados están compuestos principalmente por una matriz vítrea de fragmentos neovolcánicos como pómez, trizas cuspadas (Fig.1.C) y agregados de ceniza. Se reconocen sobre éstos evidencias de procesos de desvitrificación y alteración a minerales arcillosos. La fracción clástica está conformada por cristales de cuarzo monocristalinos angulosos con tamaños de 0.2 a 0.9 mm y, de forma subordinada, cuarzo policristalino de hasta 0.5 mm; cristales de feldespatos con tamaños de 0.3 a 0.4 mm, totalmente alterados a minerales carbonáticos y fragmentos líticos que aparecen de manera subordinada y son paleovolcánicos felsíticos, vítreos e indiferenciados debido a su alto grado de alteración. El cemento es de tipo carbonático, reconociéndose un buen desarrollo de cristales fibrosos de dawsonita (Fig. 1.D) y, de manera subordinada, crecimiento secundario de cuarzo y óxidos de hierro.La petrografía aporta un complemento para la interpretación paleoambiental sedimentaria en la localidad de estudio. Las oolitas se consideran elementos generados bajo condiciones energéticas vinculadas a oleaje en contextos con profundidades inferiores a 5m (Simone, 1980). En las muestras analizadas es posible observar el estrecho vínculo con el material neovolcánico que actúa como núcleos de precipitación. Esta relación define un ambiente de mezcla, donde la precipitación carbonática se ve favorecida se da en un ambiente estresado por el aporte volcaniclástico. Las areniscas deltaicas, por su lado, provienen del sistema depositacional integrado por los canales fluviales de la Fm. Matasiete. En este sentido, la composición de las arenitas evaluadas es el resultado de la interacción de procesos sedimentarios en la desembocadura y en las cabeceras. La petrografía sustenta un sistema dominado por el retransporte y resedimentación de material piroclástico distal. La preservación de trizas cuspadas y pumíceas requiere un transporte por suspensión que permita la preservación de estos componentes frágiles. Por otro lado, los agregados de ceniza con bordes difusos sugieren algún tipo de mecanismo de agregación temprano de las tefras en posiciones de up-stream. Una inferencia particular surge de la presencia de fragmentos de cuarzo policristalino, vinculados a líticos de procedencia metamórfica. Estos componentes implicarían que el sistema de transferencia fluvial (Fm. Matasiete) haya tenido rocas metamórficas en sus cabeceras. La geología regional permite proponer un área fuente posible al NNE-NE de la localidad de estudio, donde se ubican rocas metamórficas de distinto grado como las formaciones La Potranca o Sierra Mora (Anselmi et al., 2004). Sin embargo, las direcciones de paleoflujo obtenidas por Allard et al. (2017) en el sistema depositacional caracterizado indican cabeceras al NO (vector medio 161°). Esta discrepancia se interpreta como consecuencia de cuencas de paleodrenaje amplias y complejas, con una elevada dispersión de paleoflujo aguas arriba de la posición evaluada. El trabajo realizado demuestra la importancia de complementar direcciones locales de paleoflujo con análisis petrográfico de arenitas.