INVESTIGADORES
GUGLIELMUCCI Ana
capítulos de libros
Título:
Espacio para la memoria del terrorismo de Estado. La ESMA en Argentina
Autor/es:
ANA GUGLIELMUCCI
Libro:
Patrimonio: contranarrativas urbanas. Santiago, Buenos Aires, Brasilia.
Editorial:
Universidad Alberto Hurtado
Referencias:
Lugar: Santiago de Chile; Año: 2019; p. 205 - 234
Resumen:
En este trabajo nos proponemos retomar una vieja discusión sociológica y antropológica sobre el espacio, entendiéndolo no sólo como entidad física sino como conjunto de prácticas sociales de espacialización (De Certeau, 1996) y como producción social inherentemente política (Lefebvre 1991). Para algunos de los estudios pioneros de Durkheim (1984), Mauss (1979) y Halbwachs (1970) sobre la Morfología Social, ha resultado significativo estudiar las formas espaciales que adoptan las sociedades o grupos establecidos, así como la relación entre orden social y orden espacial y su incidencia en las formas de memoria colectiva. No obstante, desde perspectivas más recientes, como las incluidas en la obra de Low y Lawrence-Zúñiga (2003) y el pensamiento de David Harvey (2006), se ha vuelto más importante analizar no tanto la manera en que los grupos y sus dinámicas se expresan en el espacio, sino cómo se reproducen las relaciones de producción de lo social y las relaciones de dominación en y a través del espacio, así como las disputas existentes en cuanto a su uso y apropiación (Schindel y Colombo, 2014). Al respecto, Henry Lefebvre ha postulado que ?si existen políticas de espacio es porque el espacio es político? (Brenner y Stuart 2009: 168). Esta última perspectiva es la que utilizaremos para este ensayo.El interés por retomar las afirmaciones de estos autores sobre la producción del espacio se desprende de la actualidad de ciertos debates concernientes a la creación de Espacios para la Memoria en lugares donde funcionaron Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) durante regímenes autoritarios o dictaduras cívico-militares. A lo largo de estas dos últimas décadas, en varios países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Chile, Uruguay), se ha observado un proceso social e institucional de memorialización (Schindel, 2009) y activación patrimonial (Prats, 1997) de lugares donde funcionaron centros de reclusión y tortura. Lo que, en muchos casos, ha derivado también en un proceso de museificación. En Argentina, en particular, los llamados Sitios o Espacios para la Memoria se han consolidado institucionalmente como el sustrato material a través del cual inscribir y transmitir memorias históricas sobre la violencia política pasada, y desde el cual promover una cultura ciudadana centrada en la doctrina de los derechos humanos (DDHH) y los valores democráticos. Dada su relevancia social, política e institucional, los Espacios para la Memoria han sido incorporados en la agenda pública como objeto de normativas y políticas gubernamentales. A su vez, se han convertido en foco de debates académicos centrados en los procesos sociales de lucha y transmisión de memorias sobre la violencia política pasada y sobre la detención clandestina y la desaparición forzada de personas (Carnovale, 2006; Catela, 2014; Feld, 2017; Guglielmucci, 2007 y 2013; Messina, 2011; Schindel, 2009 y 2011). A partir de estos antecedentes de investigación sobre los Espacios para la Memoria, este trabajo analiza cómo las prácticas y representaciones de diferentes actores sociales (abogados, activistas sociales y de DDHH, políticos, técnicos, servidores públicos, entre otros) han intervenido en la producción social del Espacio para la Memoria ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). En este sentido, nos interesa remarcar cómo la producción social de este Espacio para la Memoria ha estado íntimamente relacionada con la actividad de múltiples actores y con su capacidad política de articulación, apropiación, gestión y uso del lugar. Y, de qué manera, a través de este Espacio se han puesto de manifiesto y se continúan disputando no sólo formas de hacer memoria sobre el pasado reciente sino también formas de espacialización del patrimonio histórico y formas de articulación política en el presente.Desde un enfoque antropológico, entendemos que el espacio no se corresponde con un lugar ya dado, sino que debe ser comprendido como una configuración de relaciones sociales que delimitan o recortan un espacio en un continuum espacial; lo marcan, lo significan, lo producen y lo representan, no sólo en el presente sino también retroactivamente hacia el pasado. Al respecto, Henri Lefebvre ha destacado que: ?La producción del espacio, habiendo alcanzado un nivel conceptual y lingüístico, actúa retroactivamente sobre el pasado, revelando aspectos y momentos de él hasta ahora incomprendidos. El pasado aparece bajo una luz diferente, y por lo tanto el proceso por el cual el pasado se convierte en el presente también adquiere otro aspecto? (1991: 65, traducción de la autora). Así, la producción del espacio es una forma particular de hacer memoria y de hacer política, a través de la configuración de relaciones sociales que se articulan y reproducen a través de la ordenación material y simbólica del tiempo-espacio.