INDES   27311
INSTITUTO DE ESTUDIOS PARA EL DESARROLLO SOCIAL
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Valoración de la Guía de atención a mujeres víctimas de violencias en el primer nivel de atención.
Autor/es:
FLORENCIA RODRIGUEZ GRUPE; DANIA GABRIELA SALVATIERRA ROJO
Libro:
Los laberintos de la violencia patriarcal.
Editorial:
FHCSyS- UNSE y Barco Edita.
Referencias:
Lugar: Santiago del Estero.; Año: 2020; p. 173 - 193
Resumen:
En el transcurso de la última década, se desplegaron nuevas políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Se pusieron en discusión las concepciones de la violencia doméstica, propiciando un pasaje de las mismas del ámbito privado al espacio público, a través del reclamo de respuestas institucionales frente a esta problemática. Se desarrollaron leyes y políticas públicas de protección, se crearon oficinas especializadas y programas encaminados a fortalecer el funcionamiento del sistema judicial frente a las denuncias de las mujeres. Progresivamente, se avanzó en la comprensión social de la violencia como asunto de relevancia pública que debe ser prevenido.El desafío de los/as profesionales de la salud está orientado a acompañar y promover estos espacios y dispositivos colectivos donde las mujeres logran desarrollar su autonomía. De esta manera, se aportará a la construcción de una sociedad más equitativa donde las mujeres no estén posicionadas en una relación de desigualdad frente a los hombres. Tal como expresa Rita Segato (2016), cuando afirma que la consigna sería retejer la comunidad a partir de los fragmentos existentes. De igual manera, manifiesta que la historia de las mujeres debería ser fuente de inspiración, ya que pone su acento en las relaciones de cercanía, en su forma de hacer política en ese contacto corporal. Por lo mismo, es menester referirse a una nueva forma de hacer política desde una mirada comunitaria, donde las mujeres tengan la posibilidad de tejer redes sororas de acompañamiento, contención y protección encaminadas a nuevas relaciones sociales.Las UPAs representan dispositivos donde es posible construir un ejercicio comunitario integrado, que priorice la promoción de la salud y actúe efectivamente ante indicadores de riesgo. El acompañamiento a las mujeres en situación de violencias es complejo y requiere pensar en estrategias de abordaje para cada caso. Son pilares fundamentales la formación y el trabajo en equipo para un acompañamiento integral. Conocer el ciclo de la violencia e informar a las mujeres sobre él, es esencial para comprender la dinámica que posiblemente adopten los vínculos, poder prevenir los momentos de agresión y trabajar con los posibles factores protectores que eviten mayores daños.Pero también puede ser un sector excluyente y obstaculizador del ingreso a la atención en salud en su sentido amplio, debido a la naturalización de la violencia y la falta de formación interdisciplinaria por parte de los/as profesionales ya que no solo se naturaliza la violencia, sino un modelo de atención centrado en lo biológico, en donde el análisis desde el contexto queda relegado a las opiniones y modelos de solución propuestos por el/la profesional interviniente. Lo anterior, limita el acompañamiento real a las mujeres que se encuentran ante situaciones de violencias. De ahí la importancia de la incorporación de una perspectiva de género para poder aplicar efectivamente una (de las que esperamos, en un futuro cercano sean muchas) de las políticas públicas destinadas a la atención de mujeres en situación de violencias en el ámbito de la salud. Para realizar un trabajo de sensibilización en la comunidad desde la UPA, es fundamental contar con un conjunto de profesionales capacitados, conocer la comunidad en la que se trabaja, las particulares formas de expresión de la violencia contra las mujeres en ese contexto determinado y cuáles son los modos en que la violencia se expresa en esa cultura. Esta sensibilización puede llevarse a cabo mediante reuniones o talleres con las personas que integran la comunidad, el trabajo en equipos sobre las representaciones y modos de entender la violencia contra las mujeres, sobre lo que implica los roles aprendidos de ser mujer y de ser varón en el espacio local particular, entre otros temas. Es preciso que los/as profesionales puedan reconocer la magnitud y extensión que el problema tiene en la comunidad del área programática (a nivel local, provincial y nacional). De esta manera, podrán promover el trabajo en la comunidad para hacer visible este problema en cada zona.La construcción de datos cuantitativos está en expansión y también un universo de leyes, bajo la presión de diversos organismos, pero es necesario acompañar esos datos y esas legalidades para que den un marco de sentido, que orienten la conciencia y la práctica de todos aquellos que trabajan por este objetivo. La erradicación de la violencia contra las mujeres incluye el esfuerzo de todos los sectores sociales en cuanto a la desnaturalización del fenómeno. Un compromiso que apunta a la revisión de las prácticas individuales y sociales desde una perspectiva de género, salud integral y derechos humanos, desde un trabajo aunado de los diferentes sectores y áreas abocadas a la problemática. Es fundamental formar y concienciar desde temprana edad, ya que es difícil transmitir el respeto y la equidad sino provienen de un convencimiento profundo, el cual puede generarse desde un inicio utilizando los contenidos adecuados y por medio de círculos adecuados, tales como la familia, la escuela e incluso los medios de comunicación y las áreas que competen al Estado. El mensaje explícito e implícito de los servicios de salud será que las relaciones de violencia son inaceptables y nadie debe ser maltratado/a. Es fundamental el trabajo en redes y el desarrollo de estrategias comunitarias para la promoción de la salud, la participación y el ejercicio de la ciudadanía.