INVESTIGADORES
RODRIGUEZ ENRIQUEZ Corina Maria
capítulos de libros
Título:
La propuesta del ingreso ciudadano. Elementos para un nuevo consenso social
Autor/es:
CORINA RODRÍGUEZ ENRÍQUEZ
Libro:
Transformaciones recientes en la economía argentina
Editorial:
Prometeo Libros
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2007; p. 361 - 377
Resumen:
Las sociedades capitalistas consolidaron en la segunda mitad del siglo XX un sistema de seguridad social basado en la seguridad laboral. Esto se vinculaba principalmente con la centralidad de la relación salarial en el conjunto de las relaciones sociales. Así, la regulación de la cuestión social pasaba fundamentalmente por la regulación del mercado de empleo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]-->.. De esta forma, los “derechos laborales” se desarrollaron conjuntamente con los llamados “derechos sociales”, constituyéndose en un cuerpo normativo integrado que buscaba garantizar una suerte de “seguridad socioeconómica” para la población trabajadora y, por extensión, para su entorno familiar<!--[endif]-->.. Entre otras cosas, se suponía que a partir de la relación de empleo, la mayoría de los individuos adquirían los ingresos monetarios que necesitaban para satisfacer sus necesidades. Además, por esta vía también se hacían acreedores de derecho a protección en caso de “contingencias sociales”, desarrollaban redes de sociabilidad, conseguían reconocimiento por parte de los otros y podían alcanzar una cierta sensación de utilidad y/o de realización personal. Bajo este régimen de organización institucional y social, el mercado de empleo se transformó en un espacio definitorio de la inserción social de las personas y del propio proceso de integración del conjunto del sistema social. La política social acompañó este proceso desde las instituciones del Estado de Bienestar (EB) basado en esquemas de seguro social y en diversas políticas de transferencias fiscales orientadas a cubrir por distintas vías necesidades sociales básicas y lo que se consideraba “interrupciones temporales en el poder de compra”. La experiencia internacional registra diferentes regímenes de organización social e instituciones de EB, dependiendo de la historia, la herencia y los valores prevalecientes en cada sociedad. Si bien el progreso social y distributivo, amparado por estos regímenes de EB, fue liderado por Europa occidental, este patrón de protección social guió, en más o en menos, las iniciativas de política en otros países, incluidos los países en desarrollo. Tal fue el caso de Argentina, que sin llegar a los niveles de asalarización formal de los países centrales, construyó instituciones sociales con la lógica del pleno empleo y la posibilidad de sostener niveles crecientes de gasto. Las diferentes conformaciones de los mercados laborales europeos y latinoamericanos revelan una primera explicación al hecho que incluso en su etapa de mayor expansión, la cobertura de los esquemas de seguridad social nunca alcanzaron objetivos universales. En el último cuarto del siglo XX, el pleno empleo se diluyó como objetivo prioritario de la política pública, y se extendió el desempleo estructural y la precariedad e inestabilidad laboral, desafiando al sistema de seguridad socio-económica que había sido estructurado sobre la garantía de la seguridad laboral. La creciente crisis de sub-utilización de la fuerza de trabajo en el mercado de empleo, significa que muchas personas pasen a transitar por un espacio de “vulnerabilidad laboral” donde no se verifica la garantía de empleo, ni de ingreso, ni de condiciones mínimas de calidad en los puestos de trabajo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]--><!--[endif]-->. Las propias condiciones de desequilibrio entre la oferta y demanda de trabajo en el mercado de empleo, otorgaron al capital mayor poder para imponer sus propias “necesidades” sobre las del trabajo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]--><!--[endif]-->, deteriorando así los espacios de representación, negociación y acuerdo, y debilitando otro de los eslabones centrales del sistema de seguridad socioeconómica. , deteriorando así los espacios de representación, negociación y acuerdo, y debilitando otro de los eslabones centrales del sistema de seguridad socioeconómica. Por esta razón, se observa la creciente presencia de un debate acerca de nuevas formas de construcción y desarrollo de redes de seguridad socioeconómica para la ciudadanía. Este artículo pretende ser una contribución en este sentido, presentado algunos elementos para pensar un nuevo consenso social. El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. Finalmente se enfatizan las conclusiones principales y la viabilidad de esta propuesta alternativa en Argentina. <!--[if !supportFootnotes]--> <!--[endif]--> <!--[if !supportFootnotes]-->. Las propias condiciones de desequilibrio entre la oferta y demanda de trabajo en el mercado de empleo, otorgaron al capital mayor poder para imponer sus propias “necesidades” sobre las del trabajo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]--><!--[endif]-->, deteriorando así los espacios de representación, negociación y acuerdo, y debilitando otro de los eslabones centrales del sistema de seguridad socioeconómica. , deteriorando así los espacios de representación, negociación y acuerdo, y debilitando otro de los eslabones centrales del sistema de seguridad socioeconómica. Por esta razón, se observa la creciente presencia de un debate acerca de nuevas formas de construcción y desarrollo de redes de seguridad socioeconómica para la ciudadanía. Este artículo pretende ser una contribución en este sentido, presentado algunos elementos para pensar un nuevo consenso social. El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. Finalmente se enfatizan las conclusiones principales y la viabilidad de esta propuesta alternativa en Argentina. <!--[if !supportFootnotes]--> <!--[endif]--> <!--[if !supportFootnotes]--> Por esta razón, se observa la creciente presencia de un debate acerca de nuevas formas de construcción y desarrollo de redes de seguridad socioeconómica para la ciudadanía. Este artículo pretende ser una contribución en este sentido, presentado algunos elementos para pensar un nuevo consenso social. El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. Finalmente se enfatizan las conclusiones principales y la viabilidad de esta propuesta alternativa en Argentina. <!--[if !supportFootnotes]--> <!--[endif]--> <!--[if !supportFootnotes]--> Entre otras cosas, se suponía que a partir de la relación de empleo, la mayoría de los individuos adquirían los ingresos monetarios que necesitaban para satisfacer sus necesidades. Además, por esta vía también se hacían acreedores de derecho a protección en caso de “contingencias sociales”, desarrollaban redes de sociabilidad, conseguían reconocimiento por parte de los otros y podían alcanzar una cierta sensación de utilidad y/o de realización personal. Bajo este régimen de organización institucional y social, el mercado de empleo se transformó en un espacio definitorio de la inserción social de las personas y del propio proceso de integración del conjunto del sistema social. La política social acompañó este proceso desde las instituciones del Estado de Bienestar (EB) basado en esquemas de seguro social y en diversas políticas de transferencias fiscales orientadas a cubrir por distintas vías necesidades sociales básicas y lo que se consideraba “interrupciones temporales en el poder de compra”. La experiencia internacional registra diferentes regímenes de organización social e instituciones de EB, dependiendo de la historia, la herencia y los valores prevalecientes en cada sociedad. Si bien el progreso social y distributivo, amparado por estos regímenes de EB, fue liderado por Europa occidental, este patrón de protección social guió, en más o en menos, las iniciativas de política en otros países, incluidos los países en desarrollo. Tal fue el caso de Argentina, que sin llegar a los niveles de asalarización formal de los países centrales, construyó instituciones sociales con la lógica del pleno empleo y la posibilidad de sostener niveles crecientes de gasto. Las diferentes conformaciones de los mercados laborales europeos y latinoamericanos revelan una primera explicación al hecho que incluso en su etapa de mayor expansión, la cobertura de los esquemas de seguridad social nunca alcanzaron objetivos universales. En el último cuarto del siglo XX, el pleno empleo se diluyó como objetivo prioritario de la política pública, y se extendió el desempleo estructural y la precariedad e inestabilidad laboral, desafiando al sistema de seguridad socio-económica que había sido estructurado sobre la garantía de la seguridad laboral. La creciente crisis de sub-utilización de la fuerza de trabajo en el mercado de empleo, significa que muchas personas pasen a transitar por un espacio de “vulnerabilidad laboral” donde no se verifica la garantía de empleo, ni de ingreso, ni de condiciones mínimas de calidad en los puestos de trabajo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]--><!--[endif]-->. 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El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. Finalmente se enfatizan las conclusiones principales y la viabilidad de esta propuesta alternativa en Argentina. <!--[if !supportFootnotes]--> <!--[endif]--> <!--[if !supportFootnotes]-->. 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El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. Finalmente se enfatizan las conclusiones principales y la viabilidad de esta propuesta alternativa en Argentina. <!--[if !supportFootnotes]--> <!--[endif]--> <!--[if !supportFootnotes]--> Por esta razón, se observa la creciente presencia de un debate acerca de nuevas formas de construcción y desarrollo de redes de seguridad socioeconómica para la ciudadanía. 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Bajo este régimen de organización institucional y social, el mercado de empleo se transformó en un espacio definitorio de la inserción social de las personas y del propio proceso de integración del conjunto del sistema social. La política social acompañó este proceso desde las instituciones del Estado de Bienestar (EB) basado en esquemas de seguro social y en diversas políticas de transferencias fiscales orientadas a cubrir por distintas vías necesidades sociales básicas y lo que se consideraba “interrupciones temporales en el poder de compra”. La experiencia internacional registra diferentes regímenes de organización social e instituciones de EB, dependiendo de la historia, la herencia y los valores prevalecientes en cada sociedad. Si bien el progreso social y distributivo, amparado por estos regímenes de EB, fue liderado por Europa occidental, este patrón de protección social guió, en más o en menos, las iniciativas de política en otros países, incluidos los países en desarrollo. Tal fue el caso de Argentina, que sin llegar a los niveles de asalarización formal de los países centrales, construyó instituciones sociales con la lógica del pleno empleo y la posibilidad de sostener niveles crecientes de gasto. Las diferentes conformaciones de los mercados laborales europeos y latinoamericanos revelan una primera explicación al hecho que incluso en su etapa de mayor expansión, la cobertura de los esquemas de seguridad social nunca alcanzaron objetivos universales. En el último cuarto del siglo XX, el pleno empleo se diluyó como objetivo prioritario de la política pública, y se extendió el desempleo estructural y la precariedad e inestabilidad laboral, desafiando al sistema de seguridad socio-económica que había sido estructurado sobre la garantía de la seguridad laboral. La creciente crisis de sub-utilización de la fuerza de trabajo en el mercado de empleo, significa que muchas personas pasen a transitar por un espacio de “vulnerabilidad laboral” donde no se verifica la garantía de empleo, ni de ingreso, ni de condiciones mínimas de calidad en los puestos de trabajo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]--><!--[endif]-->. Las propias condiciones de desequilibrio entre la oferta y demanda de trabajo en el mercado de empleo, otorgaron al capital mayor poder para imponer sus propias “necesidades” sobre las del trabajo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]--><!--[endif]-->, deteriorando así los espacios de representación, negociación y acuerdo, y debilitando otro de los eslabones centrales del sistema de seguridad socioeconómica. , deteriorando así los espacios de representación, negociación y acuerdo, y debilitando otro de los eslabones centrales del sistema de seguridad socioeconómica. Por esta razón, se observa la creciente presencia de un debate acerca de nuevas formas de construcción y desarrollo de redes de seguridad socioeconómica para la ciudadanía. Este artículo pretende ser una contribución en este sentido, presentado algunos elementos para pensar un nuevo consenso social. El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. 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Este artículo pretende ser una contribución en este sentido, presentado algunos elementos para pensar un nuevo consenso social. El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. 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Bajo este régimen de organización institucional y social, el mercado de empleo se transformó en un espacio definitorio de la inserción social de las personas y del propio proceso de integración del conjunto del sistema social. La política social acompañó este proceso desde las instituciones del Estado de Bienestar (EB) basado en esquemas de seguro social y en diversas políticas de transferencias fiscales orientadas a cubrir por distintas vías necesidades sociales básicas y lo que se consideraba “interrupciones temporales en el poder de compra”. La experiencia internacional registra diferentes regímenes de organización social e instituciones de EB, dependiendo de la historia, la herencia y los valores prevalecientes en cada sociedad. Si bien el progreso social y distributivo, amparado por estos regímenes de EB, fue liderado por Europa occidental, este patrón de protección social guió, en más o en menos, las iniciativas de política en otros países, incluidos los países en desarrollo. Tal fue el caso de Argentina, que sin llegar a los niveles de asalarización formal de los países centrales, construyó instituciones sociales con la lógica del pleno empleo y la posibilidad de sostener niveles crecientes de gasto. Las diferentes conformaciones de los mercados laborales europeos y latinoamericanos revelan una primera explicación al hecho que incluso en su etapa de mayor expansión, la cobertura de los esquemas de seguridad social nunca alcanzaron objetivos universales. En el último cuarto del siglo XX, el pleno empleo se diluyó como objetivo prioritario de la política pública, y se extendió el desempleo estructural y la precariedad e inestabilidad laboral, desafiando al sistema de seguridad socio-económica que había sido estructurado sobre la garantía de la seguridad laboral. La creciente crisis de sub-utilización de la fuerza de trabajo en el mercado de empleo, significa que muchas personas pasen a transitar por un espacio de “vulnerabilidad laboral” donde no se verifica la garantía de empleo, ni de ingreso, ni de condiciones mínimas de calidad en los puestos de trabajo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]--><!--[endif]-->. Las propias condiciones de desequilibrio entre la oferta y demanda de trabajo en el mercado de empleo, otorgaron al capital mayor poder para imponer sus propias “necesidades” sobre las del trabajo<!--[if !supportFootnotes]--><!--[endif]--><!--[endif]-->, deteriorando así los espacios de representación, negociación y acuerdo, y debilitando otro de los eslabones centrales del sistema de seguridad socioeconómica. , deteriorando así los espacios de representación, negociación y acuerdo, y debilitando otro de los eslabones centrales del sistema de seguridad socioeconómica. Por esta razón, se observa la creciente presencia de un debate acerca de nuevas formas de construcción y desarrollo de redes de seguridad socioeconómica para la ciudadanía. Este artículo pretende ser una contribución en este sentido, presentado algunos elementos para pensar un nuevo consenso social. El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. 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Este artículo pretende ser una contribución en este sentido, presentado algunos elementos para pensar un nuevo consenso social. El eje está puesto en la discusión de la propuesta del ingreso ciudadano, como una forma de garantizar un mínimo de seguridad de ingreso a la población, que a la vez desafía a los propios valores fundantes de los esquemas existentes. Para ello se comienza discutiendo cuál debiera ser el valor a sostener por un nuevo esquema institucional, argumentando a favor de la seguridad social básica. Posteriormente se presenta críticamente la alternativa de la vía que propone el eje en la seguridad laboral, para luego introducir los elementos esenciales de la alternativa que sugiere hacer eje en la seguridad en los ingresos. 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