INVESTIGADORES
DELRIO Walter Mario
capítulos de libros
Título:
Pólogo
Autor/es:
DELRIO, WALTER
Libro:
Antropología del genocidio, identificación y restitución:"colecciones" de restos humanos en el Museo de La Plata
Editorial:
De la campana
Referencias:
Lugar: La Plata; Año: 2010; p. 10 - 11
Resumen:
La identificación y restitución de los restos humanos que conforman las colecciones del Museo de la Plata ha sido, entre otras cosas, uno de los procesos de reflexión más significativos dentro de las Ciencias Antropológicas en los últimos años en Argentina. El Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social ha tenido una importante y fundamental participación dentro del mismo. No obstante, lo que su obra, resultado del compromiso y dedicación de sus integrantes, ha abierto no es solo una discusión académica dentro de una institución universitaria en particular, se trata de un proceso de reflexión que debería cruzar a todos los miembros de esta sociedad. Existen preguntas con respuestas asumidas colectivamente. ¿Para qué un museo? ¿Por qué una sociedad debe determinar y conservar aquello que considera como “patrimoniable”? ¿De qué forma y quiénes son los que pueden determinan esto? El museo en sí mismo es algo asumido colectivamente, al punto que no se le cuestiona sino su tipo de organización, su infraestructura, sus comodidades para el visitante. Pero su existencia, el valor de aquello que “preserva” y la voz experta que ha determinado aquello que debe mostrarse y decirse parecen siempre estar por fuera de cualquier debate o pregunta. En tanto ciudadanos, el llamado “patrimonio” (histórico, antropológico o arquitectónico) se nos presenta como la parte visible y material de la identidad de la comunidad histórica en la que vivimos. Identidad y patrimonio semejan cristalizaciones sacralizadas que como tales deben ser protegidas del mismo contacto de los días, a lo largo del tiempo. Precisamente porque devienen en cristales detrás de cristales dejan de ser vistos como relaciones sociales, en las cuales intervienen agencias presentes y pasadas. Dejamos de ver la violación para contemplar al cuerpo violado y consagrarlo como “parte de una colección”. Si el visitante del museo ha podido abstraerse del genocidio –las relaciones sociales implicadas en la formación de la colección antropológica- ha sido a través del aparato intelectual que construyó la idea del museo, al museo mismo, al rol social atribuido a sus creadores y rotuló personas como piezas de una colección. Desde el discurso político se fijaron narrativas de progreso y extinción que, de ser un programa de clase, devinieron en un discurso erudito, precisamente aquella voz académica autorizada que determinaría patrimonios y sus formas de preservación. En abril de 2010 el grupo GUIAS expuso su muestra fotográfica “Prisioneros de la ciencia” en el Museo Francisco Moreno de la ciudad de Bariloche. Durante un mes, la gente se sintió incómoda, confundida, perpleja, estafada, indignada de acuerdo a como lo expresaron muchos en el diario de visitantes de la muestra general denominada Wingka Malón. Muchos otros no entraron a ver la muestra, algunos indignados por el cuestionamiento a los próceres de la ciencia pero gran parte por considerar no poder soportar ver y recordar tanto dolor. La discusión sobre la muestra puso de relieve que no solo es posible, sino que es necesario como sociedad asumir una mirada crítica sobre las relaciones sociales que constituyen nuestra identidad. Y al preguntarnos quiénes deciden el qué, cómo y para qué, de aquello a ser conservado como patrimonio, somos agentes activos en la construcción social de nuestro presente. Quizás así podremos vernos también a nosotros mismos como parte de lo que hay detrás del cristal y recuperar como sociedad la capacidad de horrorizarnos por el genocidio del que este libro da cuenta.