INVESTIGADORES
PAILOS Federico Matias
capítulos de libros
Título:
¿Puede existir una comunidad de mentirosos?
Autor/es:
FEDERICO MATÍAS PAILOS
Libro:
Conocimiento, Normatividad y Acción, de Patricia Brunsteins y Ana Testa (eds.),
Editorial:
Universidad Nacional de Córdoba
Referencias:
Lugar: Córdoba, Argentina; Año: 2007; p. 571 - 576
Resumen:
¿Por qué hay aserciones? ¿Por qué intercambiamos afirmaciones, por qué damos y pedimos razones? Mark Norris Lance cree que lo hacemos porque este es un modo mucho más eficaz de coordinar la conducta (en particular, a través de circunstancias cambiantes). Al incursionar en este tipo de actividades, generamos creencias en los demás, creencias que determinan disposiciones a cierto tipo concreto de conductas. De acuerdo a Lance, este es el fin de la práctica argumentativa, fin que parece hacerla lo que es. (Si incursionamos en la práctica argumentativa, se da que el fin de nuestra actividad es coordinar nuestra conducta –y si se quiere: tenemos como fin coordinar nuestra conducta.) Si no logramos coordinar la conducta la práctica argumentativa ha fallado en algún sentido esencial. Para que este fin pueda perseguirse eficazmente, debe primar una confianza general en la sinceridad de las afirmaciones de los partícipes de esta práctica. Ellos deben creer en (la verdad de) lo que afirman. Porque creer en una proposición implica creer que la proposición es verdadera, y afirmar que p supone, en general, creer que p, ello implica creer que p es verdadera. Lance distingue entre realizar una afirmación y creerla. Afirmar sin creer no es lo que en general ocurre, ni lo que en general debe ocurrir para que esa práctica persiga eficazmente el fin de coordinar la conducta (y con ello cumplir más eficientemente con una miríada de propósitos, lo que permite el desarrollo eficaz de la comunidad). ¿Puede existir una comunidad en la que la mentira sea una regla? No, dice Lance. Mentir, al menos, disminuiría sensiblemente las posibilidades de coordinación de la conducta. Pero puede sí es posible pensar una comunidad tal. El modo más persuasivo de presentar a la comunidad de mentirosos como una situación posible es hacerla ‘emerger’ de la comunidad de sinceros. Si se quiere, podemos decir que en esa situación, la comunidad de mentirosos depende ‘genéticamente’ de la de sinceros. También podría sospecharse que la comunidad de mentirosos es difícilmente sostenible a lo largo de las generaciones. Pienso en lo siguiente. Supongamos que esos 10 individuos logran coordinar su conducta sostenidamente a lo largo de los años. Tienen hijos. Esos chicos crecen y aprenden a usar el lenguaje. Uno de ellos, por ejemplo, ve que su padre dice ‘llego a las 5’ cada vez que llega a las seis. ¿No entenderá que ‘llego a las 5’ significa ‘llego a las 6’? Si se cree que los chicos devienen hablantes competentes de algún lenguaje correlacionando de algún modo sencillo oraciones y tipos de situaciones, expresiones y objetos, etcétera, parece altamente probable que terminen entendiendo que ‘llego a las 5’ significa ‘llego a las 6’. Y lo mismo para cada una de las afirmaciones que escuchen. Los intercambios lingüísticos en los que empiecen a participar estarán teñidos por esa comprensión, y eventualmente, la comunidad de hijos de mentirosos será una comunidad de individuos (mayormente) sinceros. Si esto es así, la capacidad de perduración a lo largo de las generaciones de una comunidad de mentirosos (parte de su capacidad adaptativa) es comparativamente muy baja. De todos modos, para presionar un poco más la situación, podemos imaginar alguna forma de adiestramiento posterior de los mentirosos a sus hijos, para que estos devengan a su vez mentirosos. Si esto puede darse, no podemos concluir que una comunidad de mentirosos no pueda sostenerse a través del tiempo.  Además, ¿por qué pensar que los hijos de los mentirosos se regirán por el camino más corto a la hora de interpretar a sus padres –y leyendo ‘vengo a las 5’ como ‘vengo a las 6’? O mejor: ¿por qué pensar que ese es el camino interpretativo más corto? Quizás lo sea para nosotros. Quizás lo sea para nosotros solamente porque es la vía que acostumbramos tomar. Si todo es cuestión de costumbre, quizás la comunidad de mentirosos encuentre más ‘corto’ el camino de interpretar ‘vengo a las 5’ como ‘vengo a las 5’, y atribuir mentira al emisor. Quizás. Esto, sin embargo, nos da una pista acerca de cómo seguir. Porque lo que podemos sostener entonces es que esa será una comunidad suficientemente diferente a la nuestra, que parece ser una comunidad en la que el principio de sinceridad es respetado en una buena porción de casos. Aquella será una comunidad lo suficiente diferente a la nuestra como para que sea interesante distinguir nuestras prácticas asertivas y argumentativas de las suyas –si lo que queremos es desarrollar una imagen más fina de nosotros mismos.