INVESTIGADORES
GUTIERREZ Maria Florencia
capítulos de libros
Título:
Más allá del ingenio: mujeres que trabajan, defienden sus hogares y demandan por derechos (1943-1955)
Autor/es:
FLORENCIA GUTIÉRREZ
Libro:
Nueva Historia de las Mujeres en la Argentina
Editorial:
Prometeo
Referencias:
Lugar: Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Año: 2023; p. 217 - 233
Resumen:
En abril de 1944 Clotilde Monteros fue contratada por los propietarios del ingenio La Trinidad para desempeñarse como ama de llaves en la casa de huéspedes que la compañía tenía en la finca Monte Bello. Su principal ocupación era preparar y servir el almuerzo y la cena de quienes se alojaban allí, mayoritariamente empleados de la fábrica pero también visitantes que se encontraban de paso por el ingenio. Cuatro años después Clotilde fue despedida, decisión que la impulsó a demandar a la patronal en la recientemente creada justicia laboral. Al año siguiente, el 27 de octubre de 1949, Ramona Quiroga y Justina Carrizo, cosedoras de bolsas de azúcar del ingenio Bella Vista, formaron parte del grupo de mujeres que, al grito de “¡Defendemos nuestros hogares!”, lideraron una movilización para apoyar la huelga general declarada por la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA) y fueron duramente reprimidas por la policía. Recuperar estas historias de vida invita a revisar los significados históricos del trabajo y cómo los criterios de género condicionaron la participación femenina en el mundo laboral azucarero. Es decir, cómo las construcciones socio-culturales sobre la diferencia sexual modelaron la disímil forma de concebir los trabajos realizados por las mujeres y por los varones. De esta forma, preguntarnos por las experiencias y demandas por derechos de las mujeres contribuye a tensionar y ampliar la noción androcéntrica e industrial del trabajo que, forjada desde fines del siglo XIX, fue recuperada por la producción académica. En gran medida, la historiografía azucarera centró sus preocupaciones en el ingenio -ícono del trabajo asalariado y masculino-, sesgo que se profundizó con el protagonismo de la sindicalización a partir de la década de 1940, en tanto alentó un relato centrado en los sindicatos y, por ende, en los afiliados de fábrica y surco, principalmente varones.Así, las trayectorias laborales de Clotilde, Ramona y Justina iluminan la historicidad de las formas de concebir el trabajo. Es decir, cómo en un determinado momento la sociedad define lo que entiende por trabajo, la disímil inserción de las mujeres en el mercado laboral y las desigualdades sociales derivadas de esa situación, ya sea en términos de remuneración, valoración social o acceso a regulaciones y derechos. Reponer sus vivencias, y la de muchas otras mujeres, es una tarea pendiente, un desafío historiográfico que espera ser recuperado con sistematicidad para comprender la forma en que los criterios de género modelaron la historia del trabajo en las comunidades agroindustriales. Se trata de repensar la construcción de la clase obrera azucarera integrando la agencia histórica de las mujeres, sus espacios de trabajo y su involucramiento en la forja de sentidos de lo justo y la justicia, la articulación de demandas y la activación de protestas. ¿Qué posibilidades laborales tenían las mujeres en los pueblos azucareros? ¿De qué forma las nociones de género condicionaron y modelaron sus experiencias de trabajo? ¿Cuáles fueron sus demandas y aspiraciones de justicia? ¿Cómo hicieron para hacerlas escuchar? El recorte temporal se extiende entre 1943 y 1955, la primera década peronista. Elegir esa etapa significa recuperar un periodo particularmente rico para reponer el trabajo y la activa participación femenina en la protesta obrera y la lucha por sus propios derechos laborales. En 1943, acompañados por el impulso de la Delegación Regional de la Secretaría de Trabajo y Previsión, los obreros lograron fundar en cada ingenio un sindicato. La concreción de este viejo anhelo fue clave para llevar adelante múltiples formas de acción colectiva que contaron con un destacado protagonismo femenino. Pero las mujeres no sólo participaron activamente de las protestas declaradas por los nacientes sindicatos formados por varones, sino que se apropiaron y conquistaron otras posibilidades a través de las cuales lucharon por sus comunidades y sus propios derechos laborales. El cierre, en 1955, se vincula con la clausura de la primera década peronista y el inicio de una nueva experiencia centrada en la resistencia y la defensa de las conquistas laborales, la que adquirió especial relevancia en los pueblos azucareros, cuya población había forjado una profunda identificación con el movimiento político derrocado.