INVESTIGADORES
GONZALEZ VELASCO Carolina
capítulos de libros
Título:
¿Vamos al cine? Sociabilidad y entretenimiento en Florencio Varela a mediados del siglo XX /
Autor/es:
PRADO ACOSTA LAURA; BONTEMPO PAULA; GOMEZ GABRIELA; CEDRO JULIANA; SAZBÓN DANIEL; CALZÓN FLORES FLORENCIA; GONZALEZ VELASCO CAROLINA; RIVAS MARÍA DEL CARMEN; SECKEL PABLO; CECHI ANA
Libro:
Una historia cultural descentrada : Estudios sobre el partido bonaerense de Florencio Varela en los años 40
Editorial:
Universidad Nacional Arturo Jauretche
Referencias:
Año: 2023; p. 153 - 181
Resumen:
La práctica de ir al cine ha sido poco estudiada por la historiografía dedicada al séptimo arte, que se concentró en el análisis de las principales películas, directores y, en menor medida, actores, actrices e intérpretes del cine nacional (Di Núbila, 1959; Wolf, 1992; España, 2000; Campo-dónico, 2005; Peña, 2012). Sin embargo, en el último tiempo surgieron una serie de investigaciones dedicadas al análisis de los públicos, en los que la asistencia al cine es considerada una práctica de acceso cultural a través de la cual se establece una relación con la película, pero también con otras personas y el espacio circundante (Rosas Mantecón, 2017).Nuestro trabajo busca dialogar con esta nueva línea de investigación y pone foco en la pregunta sobre la significación que tuvo dicha práctica en un pueblo como Florencio Varela. Como primer acercamiento a la cuestión, en este capítulo describimos y analizamos las carteleras, es decir, la oferta de películas que las salas ponían a disposición de los espectadores y la relación de esas carteleras con entretenimientos que se ofrecían en otros espacios. En ese sentido, consideramos que en los modos en que las salas ofrecían sus películas pueden hallarse elementos para acercarnos al público y a la práctica de asistir al cine.Este estudio puede ser de particular interés, teniendo en cuenta que, los escasos trabajos que existen sobre la temática en nuestro país se enfocaron en el análisis de los centros urbanos y principalmente en la ciudad de Buenos Aires, donde se concentró la mayor cantidad de salas. Por eso, el análisis de la experiencia cultural que significaba ir al cine en una comunidad parcialmente urbanizada, en la que el paisaje y los elementos de la vida en la ciudad se superponían con un ambiente rural, nos parece relevante para entablar un diálogo con la bibliografía existente. En Buenos Aires el cine formaba parte de una industria cultural en la que la oferta incluía un circuito comercial con otros bienes culturales, como el teatro, las revistas, la radio, etc. Las diferencias entre las salas de barrio y del centro fueron señaladas de forma reiterada (Calvagno, 2010; Karush, 2013), aunque convergían en un mismo circuito de entretenimiento que suponía alternativas posibles para los espectadores, según el dinero disponible, el día de la semana y la película que se quisiera visionar. En Florencio Varela, en cambio, la experiencia del cine era lejana a las carteleras con numerosas salas y funciones todos los días de la semana. La proyección de películas tenía lugar los jueves, sábados y domingos y aunque a comienzos de los años cuarenta contaba con dos salas, una de ellas era en realidad la sede de la asociación civil italiana La Patriótica, en la que también acontecían otras actividades sociales y, por lo tanto, carecía del equipamiento específico de las salas porteñas. La hipótesis del capítulo es que la práctica de ir al cine se produjo en el marco de otros espacios de desarrollo cultural que incluían centros culturales, bibliotecas, clubes sociales y deportivos y asociaciones civiles de diverso tipo. Así, la asistencia al cine estaba articulada con las posibilidades que ofrecía la vida cultural del pueblo, impulsada por la pujanza de una sociedad civil que mediante su iniciativa propiciaba una serie de eventos y espacios culturales. Las matinés, las kermeses, los asados criollos, las fiestas de carnaval, entre otros, constituían el puntal de la sociabilidad comunitaria en la que se desarrolló una identidad varelense, esgrimida con orgullo por los vecinos. En este sentido, el capítulo dialoga con diversos trabajos que incorporaron el estudio del cine desde perspectivas que superaban el mercado y su dimensión comercial. Para el período de entreguerras, Mariela Rubinzal (2018) analizó el cinematógrafo escolar en San Fe como una vía del Estado provincial para brindar acceso a los bienes culturales y Javier Guiamet (2017) hizo eje en la relación de los socialistas con la cultura de masas, teniendo en cuenta la centralidad que el partido le otorgaba a la práctica cultural y la relación que entabló con el teatro, la radio y el cine.El capítulo se encuentra dividido en tres apartados. En el primero, desarrollamos las características de Florencio Varela para dar cuenta del contexto en el que funcionaron los cines. En el segundo, analizamos las características de la cartelera, teniendo en cuenta la particularidad de las salas, los días de exhibición y el contenido de la programación, en el que convivía las películas nacionales y extranjeras, principalmente hollywoodenses. El tercero está centrado en las diversas iniciativas que las asociaciones civiles ofrecían para el entretenimiento de la comunidad local, entre las cuales la posibilidad de visionar una película se incluía en el repertorio de otras prácticas que articulaban las relaciones de los vecinos. Por último, las consideraciones finales retoman los puntos nodales del trabajo.