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Este trabajo se focalizaen un caso de estudio para visibilizar cómo la estereotipación perpetúa el lugar de subordinación impuesto a las mujeres y cómo opera en desmedro de sus derechos, nada más ni nada menos que del derecho a la participación, entre otros. Así, en este trabajo sostuvimos que si la teoría de la argumentación jurídica establece un conjunto de reglas sobre la participación por ejemplo, todas las personas que pueden expresarse pueden tomar parte del discurso y problematizar lo que se afirma, los estudios de género evidencian que para que esta participación sea real se requiere tomar en cuenta el contexto. Estudios recientes demuestran que la apertura a la participación de las denunciantes en los procesos no implica necesariamente que sus voces sean escuchadas. Incluso, como vimos en el caso, esas ideas patriarcales buscan disciplinar a las mujeres por la fuerza. Por ello, en este trabajo intentamos brindar pistas, a partir de la reconstrucción crítica de un caso de la Corte IDH, para analizar cómo la teoría de la argumentación y los estudios de género pueden complementarse, a través de un aporte concreto de los últimos al campo jurídico: el análisis de los estereotipos de género. Si esto es así, y esperamos que nuestro texto haya contribuido a mostrarlo, entonces, insistimos, la regla del discurso de la teoría de la argumentación jurídica requiere ser complementada: quien puede hablar entendido esto en sentido amplio, como expresarse de alguna forma puede tomar parte en el discurso, y todas y todos tienen la facultad de problematizar cualquier afirmación que se haga. Quien toma parte en el discurso, tiene que escuchar atentamente y estar dispuesto a desarmar los estereotipos que obturan su escucha atenta, así como tener conciencia de que nuestra participación en el discurso es situada.

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