INVESTIGADORES
SILVA Maria Guadalupe
artículos
Título:
"Avatares de un concepto. Notas sobre Lezama, Carpentier y el barroco americano"
Autor/es:
GUADALUPE SILVA
Revista:
Lucero, Department of Spanish & Portuguese, UC Berkeley, EEUU
Editorial:
Department of Spanish & Portuguese, UC Berkeley, EEUU
Referencias:
Lugar: Berkeley; Año: 2004 vol. 15 p. 75 - 91
Resumen:
  Disgustado por el hábito de simplificar y sembrar de lugares comunes el campo discursivo de la crítica, en una carta escrita hacia el final de su vida José Lezama Lima renegaba con notable inclemencia del uso indiscriminado del término ?barroco?. Para quien siempre celebró la originalidad de cada ?manera? literaria y evitó los peligros de las definiciones, el uso masivo del concepto ?barroco? debió llegar a ser, cuando menos, un dato perturbador. Quizás en 1975 Lezama temiera que, ante la nueva ?sorpresa con que nuestra literatura llegó a Europa?, sus propias reflexiones fueran leídas en clave exotista, reanimando aquella vieja ilusión con que la enciclopedia europea redescubría cíclicamente las maravillas del Nuevo Mundo. Tal vez la protesta no fuese del todo ajena a las tesis de Alejo Carpentier, quien tres meses antes, en una conferencia pronunciada en Caracas, ceñía el nexo entre su teoría de lo real-maravilloso y lo barroco americano, al tiempo que festejaba el ?modo totalmente barroco? en que los novelistas del boom producían ?obras que traducen el ámbito americano?. Curioso contraste: por esas mismas fechas Lezama insistía en la necesidad de mayores precisiones: ?En América, en los últimos tiempos, se le cuelga la etiqueta de barroco a cualquier escritor que se sumerja en una proliferación, en una exuberancia. Y lo que voy a decir a usted ahora tiene directa relación con ese concepto?. Es sabido que la teoría carpenteriana del barroco americano se apoya casi exclusivamente sobre el principio de proliferación verbal. Sin embargo Lezama omite hacer referencias a su compatriota, así como Carpentier ?cuyos textos tuvieron la fortuna de ser difundidos fuera de Cuba con anticipación? tampoco menciona al autor de La expresión americana a la hora de presentar su tesis sobre el barroco.      Esta brecha de silencio entre dos de los más grandes escritores latinoamericanos del siglo XX, ambos cubanos, coetáneos y fervientes americanistas, es por demás sugestiva. Si los dos, según palabras de Julio Cortázar, ?defienden lo barroco como cifra y signo vital de Latinoamérica??lo que implica pensar su barroquismo como emblema de una reivindicación continental?, por otro lado suponen divergencias no menos sustanciales. A continuación quisiera abordar esa región común, pero sobre todo algunas particularidades que distinguen ambas visiones de lo "barroco-nuestro".