INVESTIGADORES
RODRIGUEZ ENRIQUEZ Corina Maria
artículos
Título:
Organización social del cuidado y desigualdad: el rol del trabajo de las mujeres.
Autor/es:
CORINA RODRÍGUEZ ENRÍQUEZ
Revista:
Programa Género y Universidad
Editorial:
Universidad Nacional de Rosario
Referencias:
Lugar: Rosario; Año: 2018 p. 37 - 48
ISSN:
2545-8337
Resumen:
El trabajo es una actividad central en la vida de las personas. A través del trabajo obtenemos los bienes y servicios que requerimos para satisfacer nuestras necesidades y deseos. El trabajo es un organizador de nuestra vida, tanto en términos de los tiempos cotidianos, como en relación con el ciclo de vida. El trabajo es también fuente de reconocimiento social de las actividades que realizamos. Y es la vía de acceso a derechos sociales y a espacios de socialización.El trabajo es, como toda actividad social, una actividad generizada. El concepto de división sexual del trabajo nos permite comprender cómo las distintas tareas y los diferentes tipos de trabajo se distribuyen de manera desigual entre varones y mujeres. La evidencia demuestra que la primera gran división se da entre el trabajo productivo, considerado como tal aquel que se utiliza para producir bienes y servicios con valor económico, y el trabajo reproductivo o de cuidado (en su acepción más reciente) , que se utiliza para reproducir cotidianamente la vida de las personas. Los varones están sobre-representados en el trabajo productivo y las mujeres en el reproductivo. Asimismo, al interior de cada una de estas dimensiones del trabajo, se da una concentración de varones y mujeres en distintos tipos de actividades. Esto se expresa claramente, en el caso del trabajo productivo, en las dinámicas de segregación horizontal y vertical. Y en el caso del trabajo reproductivo, en la tendencia a la "especialización" en ciertas actividades, allí donde los varones comienzan a involucrarse.El problema es que los distintos tipos de trabajo no tienen ni la misma valoración social, ni la misma compensación o retribución, y por lo mismo ubican a las personas en desiguales posiciones socio-económicas, habilitándoles u obstruyéndoles las vías para acceder a recursos y derechos, para desempeñarse y satisfacer sus aspiraciones, y para lograr el reconocimiento social. La organización social y sexual del trabajo implica que las mujeres se encuentren en una posición subordinada. Su participación en la división del trabajo impone restricciones en otros ámbitos de la vida, y por ello resulta en una injusticia que debiera resolverse. En lo que sigue se desarrollan algunas reflexiones conceptuales para pensar esta cuestión y se avanza sobre la indagación acerca del tipo de acciones que se requerirían con una visión transformadora, que permita reconstruir la noción de trabajo y pensar socialmente una organización más justa.