INVESTIGADORES
RODRIGUEZ ENRIQUEZ Corina Maria
artículos
Título:
El trabajo de cuidado no remunerado en Argentina: un análisis desde la evidencia del Módulo de Trabajo no Remunerado
Autor/es:
CORINA RODRÍGUEZ ENRÍQUEZ
Revista:
Documentos de Trabajo ?Políticas públicas y derecho al cuidado?
Editorial:
Equipo Latinoamericano de Justicia y Género - ELA
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2015 p. 1 - 24
ISSN:
2422-7021
Resumen:
Este trabajo presenta una caracterización del trabajo de cuidado no remunerado que realizan varones y mujeres en los hogares urbanos de Argentina, a partir del Módulo de Trabajo no Remunerado (TNR) aplicado por la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en el tercer trimestre del año 2013. Se trata de la primera información de este tipo con cobertura nacional urbana que se produce en el país, y que permite nutrir el debate sobre la manera en que los hogares organizan sus actividades de cuidado de niños, niñas y personas mayores, y las desigualdades de género que aquí se generan y reproducen. El instrumento de captación utilizado presenta algunas limitaciones metodológicas. No es una Encuesta de Uso del Tiempo (EUT), sino un módulo acotado, que indaga sobre un listado de tareas limitado, lo que puede llevar a que se dejen de captar algunas o muchas tareas de cuidado. Se administra por recordación, lo que puede acarrear los problemas típicos de percepción de tiempo en este tipo de encuestas. Incorpora una llamativa condición de haber dedicado al menos una hora diaria a alguna actividad de cuidado, para ser considerado activo en la misma, con lo cual es posible que se pierda la captación de las tareas realizadas por personas que destinan poco tiempo al cuidado, y que de esta forma se reduzca artificialmente la brecha del tiempo dedicado por varones y mujeres. No permite distinguir la simultaneidad en las tareas, muy habitual en este tipo de actividades. Con todas estas limitaciones, el módulo provee sin embargo evidencia que confirma de modo contundente la presunción de una utilización del tiempo diferente por parte de varones y mujeres, y una sobrecarga de las mujeres en las responsabilidades de cuidado. En efecto, la información muestra que: i) las mujeres destinan un tiempo sustantivamente mayor que los varones al TNR; ii) las jornadas de TNR de las mujeres se incrementan en la edad central, cuando son cónyuges, cuando hay menores de 6 años en el hogar, cuanto menor es la jornada de trabajo en el mercado laboral, y cuanto peor es el nivel de ingreso del hogar en el que viven; iii) aun cuando las mujeres desocupadas e inactivas destinan mayor cantidad de tiempo al TNR, las mujeres ocupadas destinan un tiempo sustantivo (casi 6 horas diarias), lo que se expresa en jornadas de trabajo total muy prolongadas diariamente, lo que les limita la disponibilidad de tiempo ?para sí? (dedicadas al autocuidado, al esparcimiento o la capacitación); iv) la situación ocupacional, el nivel de ingreso, la posición en el hogar, el nivel educativo, la edad, no producen ninguna modificación en la cantidad de tiempo que los varones destinan al TNR; v) la única razón por la cual los varones incrementan moderadamente su dedicación al TNR es ante la presencia de menores de 6 años en el hogar, pero siempre en proporciones sustantivamente menores a las mujeres; vi) la desigualdad en el uso del tiempo y en la intensidad del tiempo dedicado al TNR es una experiencia socio-económicamente estratificada, que se convierte por tanto en un vector reproductor de desigualdades. Esta situación desafía a las políticas públicas, necesarias para ampliar la libertad de las personas para elegir la manera en que quieren utilizar su tiempo. La posibilidad de una distribución más equitativa del tiempo requiere la redistribución simultánea del trabajo tanto remunerado como no remunerado. Para ello se requiere un plan integral de políticas públicas que aborde las cuestiones macroeconómicas que determinan la generación de oportunidades laborales para varones y mujeres, la manera de garantizar ingresos suficientes y protección social, el fortalecimiento del nivel educativo y la formación permanente de las personas para el empleo, la expansión de servicios de cuidado accesibles y adaptados a las necesidades diversas de la población, la transformación de los estereotipos de género.