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Miles de visitantes durante el último fin de semana de vacaciones en el espacio del CONICET

Jornadas a pleno con charlas de investigadores neurocientíficos, otros que hicieron experimentos en cristalografía y hasta una charla sobre Jurassic Park.


Las vacaciones de invierno pasaron por Tecnópolis, la megamuestra de arte, ciencia y tecnología, con actividades para grandes y chicos y miles de visitantes. En el último fin de semana que pasó hubo récord de concurrentes: el sábado 420.000 personas recorrieron el Parque.

Ese día, Ezequiel Vera, investigador del CONICET y doctor en Biología, estuvo a cargo de “Paleontología, mucho más que Jurassic Park”. Durante su exposición Vera utilizó imágenes de la película de Spielberg y otras relacionadas a la temática, y analizó desde la ciencia como los reptiles fueron llevados a la pantalla grande. Para finalizar, explicó la conexión entre los dinosaurios carnívoros y las aves actuales, y recomendó a los presentes a no desanimarse por los mitos derribados y a “seguir viendo películas de dinosaurios pero no quedarse con que en las películas hay ciencia, es ciencia ficción”.

Luego, Jorge Martínez, arqueólogo e investigador del Consejo, presentó la proyección de un capítulo de “Tecnologías Originarias” sobre poblamiento. En este capítulo se abordan y se tratan las distintas hipótesis sobre el poblamiento de América, “el último continente en ser habitado por el hombre”, explicó Martínez.

A pesar de la información provista por el documental el investigador expresó que “todavía hay mucho por descubrir y conocer en cuanto a cómo entraron los primeros pobladores, si entraron de manera continua, por pulsos, cómo fue la dispersión y la variabilidad cultural en respuesta a la diversidad de ambientes y ecorregiones”.

Sebastián Klinke, investigador y Sebastián Suárez, becario posdoctoral, ambos del CONICET, fueron los encargados de brindar el taller “Creando cristales en casa o en el colegio”, donde luego de explicar qué es un cristal, la diferencia entre los cristales naturales y los artificiales, y preguntas cómo “¿sabían qué las copas de cristal no son cristales?”, invitaron a participar a grandes y chicos que se divirtieron y aprendieron con el crecimiento de cristales con elementos cotidianos como el azúcar o la sal.

Asimismo Jorge Martínez presentó un capítulo de “Viajeros Ciencia Adentro”: Cazadores en el Infiernillo. El documental muestra recientes resultados sobre las ocupaciones más antiguas del noroeste argentino que se remontan a 11 mil años atrás.

Hacer memoria

El domingo, el investigador Fabricio Ballarini, del Laboratorio de Memoria del Instituto de Biología Celular y Neurociencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, brindó dos talleres en los que interpeló a un nutrido público respecto a sus propios recuerdos. Concretamente, les preguntó cuán confiable creen que es la memoria de cada uno.

“Cuando me despierto, en un día común, yo desayuno, me transporto en colectivo, almuerzo, voy al laboratorio, ceno, voy a jugar al fútbol, me veo con mis amigos y duermo”, resumió Ballarini mostrando las acciones de su vida cotidiana a través de diapositivas proyectadas en pantalla gigante. “¿Ustedes tienen un día así, similar?”, les preguntó a los asistentes. Ante la respuesta positiva, Ballarini profundizó: “Ok, pero ¿qué pasa si nos alejamos más de un día?: por ejemplo, ¿qué desayunaron hace un año?”. Ante esa pregunta, nadie del público supo responderle. Eso, indicó el científico, tiene que ver con la memoria a corto plazo. “El cerebro tiene neuronas adentro. Cuando uno tiene recuerdos lo que está haciendo es conectar neuronas. Cuanto más chicos somos, tenemos más posibilidades de construir redes entre neuronas. Cuanto más grandes somos, más difícil se nos hace recordar. Recordar lo que comimos hace un año es evocar a la memoria de largo plazo, que ya se desconectó y no me puede responder a mi duda. En cambio, la memoria a corto plazo, de ayer, sí”.

El investigador propuso, entonces, realizar una experiencia en vivo y en directo: enunció una serie de números e invitó a un par de los asistentes al estrado, para que los repitan. Como la serie era larga, ninguno de ellos pudo repetirla. Luego, probó con un listado de palabras: las recitó pidiendo que todos los presentes las retuvieran. Luego preguntó si algunas, al azar, habían sido efectivamente dichas. El resultado, erróneo en la mayoría de los casos, sirvió para ver cómo surgen los llamados “falsos recuerdos”: recuerdos inventados, de sucesos que no ocurrieron. En este caso, sucedía con palabras que hacían alusión al significado de algunos de los términos expresados por Ballarini, pero que no eran efectivamente las mismas palabras que había dicho.

Más adelante, el científico realizó diferentes tests de atención a través de videos proyectados. Pidió, por ejemplo, que los ojos de los espectadores siguieran el recorrido que hacía una moneda por distintos vasos. Como la atención de todos estaba puesta en la moneda, nadie reparó en que aparecía un morrón en escena, o, en otro caso, en que aparecía la figura de un mono por detrás. “Cuando uno fija la atención en un objeto, lo que pasa es que no ve lo que sucede a cinco centímetros de ahí. El cerebro no se banca procesar tanta información”, precisó Ballarini. Cuando se conduce en una ruta, agregó el científico, sucede lo mismo: si uno se distrae un segundo con el celular, la atención se desvía y puede ser fatal. “La moraleja de todo esto es que prestamos atención a pocas cosas, y que a las cosas que prestamos atención, las tergiversamos: entonces, desde ahora, no le crean a todos sus recuerdos”, concluyó.

Además, sobre el final de la jornada, el investigador Reinaldo Moralejo presentó “Shincal. La huella inca en Argentina”, un documental conducido por Boy Olmi que nos invita a recorrer y comprender la cultura inca en el territorio argentino.

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