CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Las primeras observaciones científicas del telescopio Webb

Especialistas del CONICET analizan la relevancia de las primeras imágenes obtenidas por el telescopio espacial James Webb para comprender la historia y evolución de las galaxias, regiones de formación estelar así como también las atmósferas de exoplanetas.


Las imágenes del telescopio espacial James Webb (JWST, según sus siglas en inglés), difundidas el pasado 12 de julio, son un hito en la historia de la astronomía y noticia a nivel mundial por tratarse de la visión infrarroja más profunda y lograda hasta ahora del universo.

“En estas primeras imágenes del JWST, de extraordinaria resolución y con muchísimos detalles, hemos podido ver galaxias y regiones de formación estelar que nunca antes habíamos visto”, afirma Gabriel Bengochea, doctor en ciencias físicas e investigador del CONICET en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE, CONICET-UBA).

Con el JWST  además “queremos entender mejor cuándo y cómo es que se formaron las primeras galaxias, y cómo fue la evolución desde entonces para que hoy veamos el cielo que vemos. La información que recogió y seguirá suministrando será útil para reconstruir un capítulo más de la historia cosmológica del universo”, indica Bengochea cuya línea de investigación se centra en el área de gravitación y cosmología. Y agrega: “También brindará datos para estudiar las atmósferas de planetas en otros sistemas planetarios y entender cómo podrían darse las condiciones para el surgimiento de vida”.

Las cinco imágenes reveladas

Planeado desde 1996 y lanzado a fines de 2021, el telescopio espacial más potente a la fecha captó varias imágenes que ampliarán la comprensión de la historia del universo. Una de ellas es la imagen de campo profundo del cúmulo de galaxias “SMACS 0723”, un grupo de miles de galaxias vistas como eran hace unos 4600 millones de años, “algo así como cuando la Tierra recién se estaba formando. En dicha imagen pueden apreciarse numerosos eventos de ‘lentes gravitacionales’, objetos más distantes aún y cuya luz se vio distorsionada por la masa del cúmulo de galaxias, y que podemos entender gracias a la teoría de la Relatividad General de Einstein”, afirma Bengochea.

El telescopio de la NASA, de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA, por sus siglas en inglés) también reveló el espectro y los rasgos de la atmósfera de un planeta descubierto en 2014 llamado “WASP-96b”. “Un gigante con una masa de casi la mitad de Júpiter pero con unos calurosos 538°C de temperatura, ubicado a unos 1150 años-luz de la Tierra y girando alrededor de una estrella parecida a nuestro Sol, cuya luz procesada con el Webb nos dice, entre otros detalles, que hay presencia de agua en su atmósfera. Este planeta es uno de los más de 5000 planetas extrasolares descubiertos a la fecha”, explica el investigador del CONICET.

También se dio a conocer una mirada más detallada del entorno de una estrella moribunda, una nebulosa planetaria conocida como NGC 3132 o la “Nebulosa del Anillo del Sur”, ubicada a unos 2500 años-luz de distancia. “Y también una fantástica imagen de la nebulosa NGC 3324 que pertenece a la región de ‘la nebulosa de Carina’, donde las cámaras del Webb pudieron mirar a través del polvo y dejar en evidencia con mucho detalle regiones de nacimientos de estrellas nunca antes vistos, dejando en claro que el telescopio permitirá estudiar mejor cómo es el proceso de formación estelar”, destaca Bengochea.

Las nebulosas son esencialmente nubes extremadamente extensas de polvo y gas que pueblan junto a otros objetos las galaxias. “Algunas son ‘nidos’ donde se están formando nuevas estrellas, y otras son el resultado de muertes estelares” indica Bengochea.

Y la quinta imagen, la del “Quinteto de Stephan”, se centra en una agrupación visual de cinco galaxias “donde cuatro de ellas están atrapadas gravitatoriamente haciendo una especie de danza cósmica. Estudiar este tipo de objetos nos permitirá entender mejor los procesos de interacción y fusión de galaxias y la formación de agujeros negros súper-masivos que pensamos habitan cada centro galáctico”, afirma Bengochea.

Para Carla Oviedo, licenciada en astronomía y becaria doctoral del CONICET en el IAFE, las imágenes tomadas por el telescopio James Webb fueron posibles “gracias al enorme trabajo de especialistas del campo de la ingeniería, de la tecnología y de la ciencia. Lo significativo en el estudio del universo deviene en poder estudiar nuevos objetos más débiles, más lejanos en el tiempo y a mayor distancia, es decir, cuando miramos el espacio siempre estamos mirando el pasado”.

“Gran parte de la ciencia que el telescopio Webb nos servirá para poner a prueba una vez más las ideas de Einstein acerca de la gravitación, el espacio y el tiempo. Las mismas ideas que están presentes hoy en cada teléfono celular a través del GPS y que nos permiten llegar a tiempo al destino que le indicamos”, concluye Bengochea.