CICLO DE ENTREVISTAS CONICET

“La investigación no es una tarea individual, sino eminentemente social”

Es economista y asegura que tanto en las ciencias humanas como en las duras la praxis es fundamental, por la riqueza que le aporta al investigador y viceversa


Durante su trayectoria, Eduardo Basualdo ha abordado diversas problemáticas siempre desde un costado fuertemente social. Coordina un área de investigación en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y acaba de ser nombrado miembro el directorio de YPF.
 
¿Cuál ha sido su tema de investigación?
Es un campo disciplinario diversificado por etapas, porque me he dedicado a los problemas estructurales de la economía argentina en cada momento. Inicialmente fue el desarrollo industrial, luego el agropecuario, deuda externa y privatizaciones. Con el equipo de FLACSO hemos desarrollado muchos proyectos innovadores, y también en algunos casos generamos información básica sobre los temas tratados.
 
¿Por qué eligió dedicarse a la investigación?
Tiene que ver con algo que considero muy importante: vincular teoría y práctica. Yo hago investigación aplicada y participo activamente en la vida social, y eso a uno le plantea interrogantes que quiere develar. Estar vinculado a las esferas económica y social sirve para ir detectando problemáticas. No es común que los economistas se dediquen a la investigación, porque en el mercado laboral tienen trabajo e ingresos elevados.
 
¿Qué cualidades son necesarias para hacer investigación?
La férrea voluntad de hacerlo, de búsqueda de conocimiento, porque implica muchas dificultades, como sucede con cualquier desafío. El CONICET lleva adelante un sistema de becas que para muchos es la única experiencia en investigación, y les sirve para comprobar si tienen condiciones y ganas de hacer esto. Es una gran oportunidad para que muchos profesionales definan su perfil. Hay concepciones que describen a la tarea de investigación como aislada y solitaria, pero yo no creo en eso. Creo en el investigador inserto en el medio, construyendo con el conjunto social.
 
¿Y qué pasa cuando el proceso parece estancarse?
En todo trabajo se dan esos momentos críticos y creo que es importante enfrentarlos porque lo central es entender una determinada problemática, no comprobar las hipótesis. Uno empieza a trabajar y a ver cuestiones que en principio no veía y es muy provechoso enfrentar eso, porque lo que hay que ratificar es el propósito único, que no es tener la razón, sino poder explicar qué está ocurriendo en la problemática analizada. Y vuelvo a la importancia de ligar teoría y práctica: la investigación no es una tarea individual, sino eminentemente social. Así como uno recurre al estado del arte, también tiene que recurrir a la sociedad para ver cómo se perciben los fenómenos. Uno se encuentra con interacciones múltiples y sorprendentes.
 
¿Ha realizado experiencias de trabajo en el exterior?
Estuve dos años en México, entre 1980 y 1982. Fuera de eso he viajado por cosas menores. La verdad, en esto los investigadores viejos somos “provincianos”. Los nuevos no son así. Pero pienso que no necesariamente tiene que ser bueno estudiar afuera; depende de dónde.
 
¿Cómo ha cambiado la manera de investigar con respecto a sus comienzos?
El mayor cambio se ve en la última década, en las posibilidades de intercambio, de acceso a la bibliografía, que era una complicación. Tiene que ver con un ciclo expansivo de la economía argentina, y con la maduración de los paradigmas tecnológicos a nivel mundial. Por más grandes proyectos y facilidades que haya, si no hay tecnología no es posible avanzar. Y eso modifica fuertemente las posibilidades de investigación y de generación de información. Han sido muy cambiantes las transformaciones, que no siempre son progresivas; de hecho hubo muchas que fueron regresivas.
 
¿Cuáles son las perspectivas a futuro en este sentido?
Buenas, porque la investigación ha sido reconsiderada socialmente y ocupa un orden de importancia que antes no tenía. En realidad nunca fue dejada de lado pero sí estuvo oscurecida por otros fenómenos y procesos. Dentro de CONICET me da la impresión de que es necesario mayor intercambio entre ciencias duras y sociales, por todo lo que pueden aportarse mutuamente.
 
Usted ha sido recientemente incorporado al directorio de YPF, ¿qué aporte puede hacerle como investigador del CONICET?
A partir de la expropiación de la mayoría accionaria de la empresa por parte del Estado, los investigadores del CONICET se incorporaron al directorio de la sociedad como directores independientes, sin relación de dependencia con YPF, ni como accionistas significativos o proveedores de bienes o servicios. En este contexto, su contribución potencial a una empresa como YPF, que se ubica como la de mayor facturación de la economía argentina, consistiría en aportar criterios, puntos de vista e incluso conocimientos diferentes y complementarios a los que tienen los funcionarios estatales, provinciales y ejecutivos de la firma. Se trataría no sólo de vincular los intereses del Estado y del mercado sino también de integrar criterios y problemáticas de la sociedad civil, lo cual define una experiencia novedosa y potencialmente fructífera.
 
 
Formación

 

Eduardo Basualdo es Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina, Doctor en Historia por la UBA e investigador principal del CONICET. En 2002 ganó la prestigiosa beca Guggenheim. Entre sus principales actividades coordina el Área de Economía y Tecnología de FLACSO, donde también dirige el Programa de Investigación sobre la Propiedad y Producción Agropecuaria en la Provincia de Buenos Aires, así como el de Deuda Externa y Modelos de Acumulación de Capital.
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