CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD
“La Gripe A hoy es un virus estacional”
El virus que en 2009 ocasionó una pandemia reaparece todos los años desde entonces, pero resulta controlable por las vacunas existentes.
Ariel Pereda es investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Patobiología del Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas (CICVyA) del INTA y desde 2006 forma parte del primer equipo que reveló la presencia del virus de influenza en animales en la Argentina. El veterinario considera que en 2009 el país sentó un ejemplo respecto del tratamiento de de la Gripe A en porcinos y afirma que las posibilidades actuales de este virus de poder circular y trasmitirse en humanos dependen de la cobertura vacunal existente.
¿Qué es la Gripe A?
Es el nombre con el que se conoce comúnmente a la infección por el virus Influenza tipo A H1N1. El virus de influenza –que tiene su huésped natural en aves silvestres acuáticas- se divide en tres tipos: A, B y C. El más común y el único no exclusivamente humano, es el A y se subtipifica a su vez por los tipos de hemaglutinina y neuraminidasa -proteínas de la superficie del virus que le permiten entrar y salir de la célula una vez comenzado el ciclo de infección- involucrados. A la vez, dentro de cada uno de estos subtipos de virus pueden existir mutaciones o cambios mayores. Cuando se trata de una mutación pequeña se habla de una derivación antigénica, cuando es un cambio mayor por reasociación genómica se dice que se produjo un cambio antigénico. Este fue el caso de la variante de H1N1 que apreció en 2009 y ocasionó la pandemia
¿Qué pasó después de 2009 con el virus pandémico?
A partir de la pandemia de 2009, el virus que la ocasionó logró desplazar por la vía de la competencia –por su capacidad adaptación y de trasmisión- otros virus que lo precedieron y se instaló como estacional, razón por la cual ahora reaparece todos los años. Pero es totalmente controlable por las formulaciones vacúnales existentes. Si este año golpeó más fuerte que los anteriores se debe al adelantamiento del frío y probablemente a que, al mitigarse el temor a la infección, la gente se vacuna menos. Cuanta mayor cobertura vacunal exista, el virus encuentra menos circuitos para poder trasmitirse
¿Qué ocurre cuando un virus se vuelve estacional?
Por regla, en su desarrollo evolutivo, para poder propagarse, el virus va a buscar adaptarse al huésped dado que su objetivo no es eliminarlo, sino, por el contrario, poder convivir con él para poder parasitarlo. Por eso, probablemente, con el paso del tiempo los efectos de las infecciones se vayan atenuando.
En el 2009 se hablaba también de gripe porcina. ¿Era correcto?
En realidad, no. Por un lado, porque el material genético del virus tiene un triple origen: aviar, porcino y humano. Por otro, porque si bien es cierto que el N1H1 circulaba en porcinos, la variante pandémica fue localizada primero en humanos. Recién dos meses después de desatada la pandemia nosotros en Argentina pudimos detectar en San Andrés de Giles situaciones de infección por el mismo virus en cerdos. Se trató del segundo caso a nivel mundial, el primero había sido descubierto poco antes en Canadá. Y lo más probable es que la trasmisión haya sido de humanos a animales.
¿Cómo procedieron frente a este descubrimiento?
Mientras en Canadá cuando se hallaron porcinos infectados por la variante pandémica del N1H1 se decidió aplicar el rifle sanitario, es decir, matar a todos los cerdos; en Argentina, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) con colaboración del INTA, decidió retener a los animales en granja, revisar su condición y a aquellos que ya no tenían infección enviarlos de manera controlada al frigorífico. El virus de influenza no se aloja en la carne así que al ingerirla no hay riesgo de que se infecten humanos. Fuimos entonces el primer país en manejar un brote pandémico de manera controlada y marcamos el camino que después siguieron otros países del mundo.
¿Cuándo comenzaron en el INTA a investigar la presencia de influenza en animales en Argentina?
En el 2006 realizamos un estudio que se focalizó en aves silvestres. Fuimos los primeros en hacer este trabajo en el país y en Sudamérica. Lo que nos motivó fue que en el sudeste asiático habían aparecido brotes de Influenza A H5N1 en aves con un índice de mortalidad muy alto. Entonces hicimos un muestreo de aves silvestres a lo largo del país y encontramos que había una amplia variedad de subtipos de influenza. Luego, en 2008, buscamos detectar la presencia de influenza en cerdos y descubrimos casos de infección por una variante del subtipo H3N2 que en 2003 había aparecido en humanos.
¿O sea que en ese caso el virus pasó de humanos a cerdos?
Sí. En general, suele pensarse que los cerdos y otros animales son los responsables de trasmitir enfermedades a los humanos, pero hay situaciones en las que el fenómeno se puede invertir. De hecho nosotros, que trabajamos en contacto con animales y con el virus de influenza, tenemos la obligación de vacunarnos no tanto por el riesgo de contagiarnos sino por la posibilidad de trasmitirlo o de colaborar en la generación de nuevos virus con potencial pandémico.
Ariel Pereda es investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Patobiología del Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas (CICVyA) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) del cual es director desde 2015. En 1999 obtuvo su licenciatura Veterinaria y en 2006 el título de Doctor, ambos en la Universidad de Buenos Aires (UBA ). Es además docente de la Carrera de Especialización en Diagnóstico de Laboratorio de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de CS. Veterinarias de la UBA.
Por Miguel Faigón