III JORNADAS DE PERIODISMO CIENTÍFICO
“La ciencia y el periodismo buscan lo mismo con métodos diferentes”
Lo dijo Ariel Torres, especialista en Tecnología y editor de La Nación, que junto con el científico Gerardo Leotta reflexionó sobre la comunicación de ciencia en medios.
Por tercer año consecutivo las Jornadas de Periodismo Científico que el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) impulsa desembarcaron en la Sala Diálogos y Cine del espacio institucional en Tecnópolis para debatir con especialistas sobre cómo comunicar sobre ciencia en medios masivos.
En su primer encuentro, se abordó un asunto de sumo interés dentro del CONICET: la tecnología. Porque la transferencia tecnológica es uno de los pilares de la investigación científica: transferir tecnologías a empresas, instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil para generar productos y servicios que tienen un impacto concreto en la mejora de la calidad de vida de las personas. Y detrás de muchos adelantos tecnológicos –como pueden ser radares, satélites, celulares, cajeros automáticos o todo lo que utiliza nanotecnología- está la ciencia. Para debatir y reflexionar lejos de la vorágine sobre cómo la ciencia aparece por detrás de la tecnología en los medios, asistieron al primer encuentro de las Jornadas el investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Genética Veterinaria ‘Ing. Fernando Noel Dulout’ (IGEVET, CONICET – UNLP), Gerardo Leotta, y el editor especializado de La Nación en Tecnología Ariel Torres.
En primera instancia, tanto periodista como investigador comentaron su vínculo primario con sus profesiones de investigador y de periodista. Gerardo Leotta comentó que estudió veterinaria porque le interesaban los animales silvestres. Como quería estudiarlos en su medioambiente, se embarcó en varias campañas a la Antártida, y ahí inició su recorrido por la investigación multidisciplinaria: allí trabajaba con biólogos, glaciólogos, genetistas, y eso le abrió las puertas a incursionar en el ámbito del CONICET. “Encontré mi camino combinando la veterinaria con las enfermedades infecciosas: terminé trabajando, lejos de los animales silvestres, en alimentos”, dijo.
Ariel Torres, por su parte, contó que conoció un medio de comunicación a los seis años: su padre trabajaba en la parte técnica de un diario y fue quien trajo la primera computadora al país para reemplazar al linotipo del área de impresión. Desde su infancia Torres escribió literatura por propia motivación y por eso se volcó a la carrera de Filosofía y Letras. Finalmente, lo terminó “monetizando” a través del periodismo: a los 17 años la revista Humor le compró sus primeros escritos. Luego sus vínculos profesionales con la ciencia se dieron por su curiosidad nata. “La ciencia –dijo- me parece algo fascinante per se, como también me parece fascinante el arte o la literatura. Cuando comencé no había carreras de periodismo. Yo aprendí a través de colegas referentes, y en el medio se convirtió en mi otra pasión”, comentó. “¿Por qué periodismo de ciencia y tecnología? Porque siempre me interesó muchísimo, me especialicé en lingüística, una rama más dura en la que tuve que estudiar lógica, por ejemplo. Empecé a programar a los quince años y de cierto modo descubrí que había una gran ausencia: yo escribo de tecnología desde 1987. No había otros que quisieran escribir sobre eso, resultaba muy complicado, y para mí fue fácil”.
Luego, para adentrarse en la reflexión de la Jornada sobre cómo comunicar sobre ciencia en medios masivos, el investigador del CONICET trajo a colación su experiencia de 2011 con los medios en el caso de Carnicerías Saludables, el programa que dirige para que las carnicerías optimicen la calidad de sus productos. “Nuestra premisa para sociabilizar el programa fue buscar una estrategia básica para ir a un municipio a desplegar nuestras técnicas desarrolladas en nuestro laboratorio. Para eso trabajamos con los medios de comunicación. Fue fluyendo: no fue muy programado”. En ese sentido, recordó el brote de Síndrome Hemolítico Urémico que sucedió ese año en Europa, presuntamente causado por una de las bacterias con las que trabajaba junto a su equipo. Una periodista de La Nación, en ese entonces, los entrevistó al respecto. “Eso fue una especie de gran disparador –indicó- para que otros medios lo tomaran como noticia. Pero se dio una situación interesante: después algunos medios que se hicieron eco decían que nosotros en Berisso estábamos trabajando con la bacteria que estaba matando gente en Alemania, y eso no era cierto. Tuvimos que salir a desmentirlo, y a partir de eso otro medio salió a decir que en la Facultad de Veterinaria desmentíamos la existencia de la bacteria, lo cual tampoco era del todo cierto. Los abordajes eran dispares y algunos poco serios, según el medio que informara. Pero la experiencia fue altamente positiva. Sin esa exposición mediática Carnicerías Saludables no hubiese tenido el éxito que hoy tiene”.
En cuanto a las noticias sobre tecnología, Ariel Torres recordó el caso de cuando otorgaron el Premio Nobel a los inventores del Led azul brillante. “Salieron una serie de notas dispares por todos lados, porque los periodistas necesitaban saber algo de física cuántica como para comprender y poder transmitir de qué se trataba”. Otra temática que señaló como emblemático del área de tecnología fue el de derechos civiles por internet: puntualmente, el tema del voto electrónico. “Yo no me animaría a escribir sobre computadoras si no supiera programar. Leer código te muestra cómo está funcionando una computadora y te permite abordar el asunto en los medios”. En cuanto a las tecnologías que aborda en su columna –que se publica desde hace veinticuatro años, ahora adentro del suplemento Sábado del diario La Nación- señaló que le interesan temas disruptivos, que modifiquen la vida de las personas, como el teléfono celular. “Si la ciencia que está por detrás de esos aparatos es noticioso, se recupera la historia. Pero en la mayoría de los casos hablamos más de estilos, de calidad de vida y de cómo impacta en la gente”.
En otro tramo de la charla, Leotta se refirió a su última incursión en los medios, que fue en julio pasado y tuvo que ver con consultas de periodistas a propósito de la noticia de la “carne irradiada”. Por su rol como investigador del CONICET dentro de la Red de Seguridad Alimentaria, fue quien explicó a los medios sobre las posibilidades que esta técnica da en cuanto a conservación de carnes. “La noticia estaba llegando a la gente con un poco de ciencia ficción en el medio, por eso desde la Red decidimos intervenir en el debate intentando ser lo más objetivos en cuanto a pros y contras de la técnica. Creo que con nuestras explicaciones el tema quizás se hizo un poco más aburrido, porque lo que dijimos fue que la irradiación es algo que sirve pero que no viene a resolver nada ni tendrá un gran impacto, porque es en dosis bajas. Pero con el camino de la experiencia en hablar en medios, uno como científico le va encontrando la vuelta para que el mensaje llegue lo mejor posible a la gente”.
El editor de La Nación planteó, asimismo, que el problema central de la comunicación es que “no nos comunicamos bien. Si lo pensamos profundamente –dijo-, ciencia y periodismo, con métodos muy diferentes, están buscando básicamente lo mismo. Si sistemáticamente un medio informa mal, su credibilidad de a poco merma; y si las investigaciones no están bien sustentadas, sucede lo mismo con los científicos. Pero los métodos que utilizamos y el tipo de verdad es distinta: como periodistas buscamos nuestra verdad informándonos con fuentes calificadas, formándonos y preguntando bien. El investigador, en cambio, debe desarrollar un experimento para llegar a su verdad. El periodismo, además, debe ser entretenido, palabra que está bastardeada pero no es lo mismo que ser frívolo. Una buena novela también es entretenida: no es como escribir un paper. Sería bueno que los científicos visiten una redacción en su hora pico, de cierre, así como los periodistas que escriben de ciencia y de tecnología deberíamos ir a un laboratorio científico o a las fábricas donde se fabrican los chips o los discos duros, donde está la ciencia básica”.
Leotta agregó otro factor fundamental de diferencia entre ambas lógicas, la periodística y la científica: el tiempo. “En ciencia –puntualizó- se necesita tiempo, en periodismo siempre estás apremiado”. El debate culminó con otras preguntas del público asistentes, siempre apuntando a la indagación de cómo comunicar ciencia y tecnología en medios masivos hoy.