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Investigadores del CONICET desarrollan fluido ecológico para transformadores

Es un derivado del aceite de soja, renovable, biodegradable y atóxico que reemplazaría al producto del petróleo que se utiliza actualmente


Los transformadores son un punto clave de la red de distribución eléctrica. Para que la energía llegue a casas, industrias y comercios es necesario que este equipamiento adecue el voltaje de la corriente.

Juan Carlos Yori, doctor en Ciencias Químicas e investigador independiente del CONICET, desarrolló junto a su equipo del Instituto de Investigación en Catálisis y Petroquímica de Santa Fe (INCAPE, CONICET-UNL) un fluido ecológico para ser usado en estos transformadores.

El objetivo fue encontrar una solución que permita reemplazar los derivados del petróleo que actualmente se utilizan como aislantes y refrigerantes. Estos compuestos, provenientes de fuentes no renovables, no son biodegradables y utilizan como aditivo bifenilos policlorados (PCB), que por su alto nivel de toxicidad para la salud humana y los suelos no pueden ser procesados como otros residuos peligrosos.

En 1997 el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio para evaluar los efectos en la salud humana de la concentración de las dioxinas, nombre que se utiliza para referirse a la familia de compuestos a las que pertenece el PCB. El resultado fue la confirmación de su relación con el cáncer en seres humanos y animales.

El trabajo de Yori dio como resultado la posibilidad de producir un fluido derivado del aceite de soja atóxico y biodegradable. Esto significa que en caso de riesgo de vuelco o goteo la naturaleza tiene la capacidad de remediar el problema por si misma.

Por otro lado, al tener un punto de ignición alto, los vapores generados comienzan a arder a una temperatura muy elevada, lo que reduce drásticamente la posibilidad de explosión y la consiguiente emisión tóxica.

Además de un beneficio ecológico inmediato, la utilización de este fluido mejoraría la calidad de vida de las personas ya que los transformadores se ubican no sólo en zonas industriales, sino también en las plantas distribuidoras de cada barrio.

Sin embargo, Yori agrega que esta innovación también conllevaría beneficios económicos para la zona de Santa Fe. “Le estaríamos dando valor agregado a la cadena de comercialización de la soja”, señaló.

Producto de la investigación del equipo del INCAPE, actualmente la Empresa Provincial de Energía de Santa Fe (EPE) ya cuenta con un transformador cargado con el nuevo fluido en la zona de Estación Matilde.

Grupo de trabajo
Junto a Yori participaron también Carlos Vera, investigador independiente de CONICET, y Gerardo Torres, investigador de la Universidad Nacional del Litoral.

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