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Investigador del CONICET es incorporado a la Academia Americana de Microbiología

Se trata de Alejandro Vila del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario por sus importantes contribuciones a la investigación sobre la resistencia bacteriana a los antibióticos de última generación.


Alejandro Vila, investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR), reconocido a nivel mundial en el campo de la resistencia bacteriana mediada por metalo-β-lactamasas (MBLs) ha sido incorporado a la Academia Americana de Microbiología.

Esta prestigiosa Academia ha reconocido su destacada carrera y sus importantes contribuciones a la investigación sobre la resistencia de bacterias, que incluyen estudios en la estructura, función y evolución de las metalo-β-lactamasas, su impacto en la resistencia bacteriana, el diseño de inhibidores y su ciclo de vida dentro de las bacterias. Estos estudios pretenden identificar el talón de Aquiles de estas enzimas para detener su diseminación en la clínica.

Respecto al reconocimiento, Vila expresa: “En primer lugar, todo reconocimiento en ciencia es siempre un logro colectivo. El sistema científico hace que normalmente se distingan o se premien a individuos, cuando en verdad, al hablar de la trayectoria de un investigador, como sería en este caso, cerca de cincuenta personas que se formaron, trabajaron y colaboraron en mi laboratorio, y treinta/cuarenta colaboradores en distintos lugares del mundo que me permitieron trabajar. Entonces siento que es un reconocimiento a un trabajo y que, si he tenido alguna virtud en ello, ha sido la de rodearme de gente talentosa y creativa”.

La American Academy of Microbiology es una organización científica líder en el campo de la microbiología, que data de 1899. Su objetivo es promover el conocimiento y la comprensión de la microbiología. La membresía en la Academia Americana de Microbiología se otorga a investigadores y científicos que han realizado importantes contribuciones al campo de la microbiología. La inclusión de Alejandro Vila en esta prestigiosa academia es un reconocimiento de sus pares a nivel mundial, por sus aportes a lo largo de su carrera.

Objeto de estudio

En referencia a su formación y a su objeto de estudio, el investigador sostiene: “Mi formación de base es química, y la mayoría de las preguntas científicas que tenemos en los laboratorios tienen que ver con el rol de los metales en biología. Uno de los metales presentes en biología es el Zinc y este Zinc está presente en unas proteínas llamadas metalo-β-lactamasas que son capaces de destruir dentro de las bacterias a los antibióticos de última generación. Y eso hace que las bacterias se vuelvan resistentes con lo cual se les ha dado el nombre popularmente conocido como Superbacterias. El problema es que estas enzimas dependientes del Zinc – metalo-β-lactamasas- no tienen ningún inhibidor, entonces eso amenaza severamente los tratamientos clínicos de pacientes hospitalizados. Nuestro enfoque viene desde la Bioquímica, aunque también abordamos obviamente con herramientas de la Microbiología, y ha sido tratar de entender cómo funcionan estas enzimas. Hemos diseñado inhibidores como parte de un consorcio internacional. Y también estamos estudiando la evolución. Porque estas enzimas debido al mal uso o abuso de antibióticos, están evolucionando día a día. Con lo cual, la resistencia -que es un fenómeno natural en la Biología-, sigue aumentando. En este sentido, es muy importante mencionar que en nuestro país se acaba de aprobar y se está reglamentando la Ley de Uso y Cuidado de los Antibióticos, fundamental desde el punto de vista sanitario”.

Vocación científica e importancia del uso responsable de los antibióticos

Según Vila, su entrada en el tema de las superabacterias fue por “la puerta del costado”, y explica: “Nos resultó curioso que hubiera unas proteínas que tuvieran Zinc que destruyeran los antibióticos cuando las que ya se conocían hace mucho tiempo para cuales existían inhibidores, unas β-lactamasas tradicionales no necesitaban metal. Entonces fue meramente la curiosidad. En ese momento esas enzimas estaban presentes en bacterias ambientales y no eran responsables de muertes. Ahora, 10 años después cuando nosotros ya teníamos bastante conocimiento y éramos uno de los pocos grupos en el mundo que estábamos estudiando el mecanismo de estas enzimas se volvieron relevantes desde el punto de vista clínico y eso solo ha empeorado en los últimos 10 o 15 años”.

Y reflexiona: “Rescato un mensaje en general, trabajar en ciencia fundamental con preguntas que son interesantes y desafiantes, aunque no tengan una aplicación inmediata, puede ser muy interesantes en el futuro, es lo mismo que si le hubieran preguntado hace 20 o 25 años a alguien que trabajara en Coronavirus, en murciélagos porqué estaba estudiando ese tema anodino. Y creo que esto, lo de los antibióticos es un tema importante porque la Organización mundial de la Salud y muchos organismos están prediciendo que la próxima pandemia –si no sabemos controlar los antibióticos- podría ser una pandemia microbiana y estaríamos volviendo a la era pre-antibiótica. Por eso creo que además de la difusión de lo que nosotros hacemos científicamente es importante alertar a toda la comunidad y educarla sobre el uso responsable de los antibióticos”.