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Instalan un sofisticado microscopio electrónico de efecto de campo pionero en Argentina
El equipo ya se encuentra en funcionamiento en el Museo Argentino de Ciencias Naturales.
Tres pisos más arriba de las tradicionales salas de exposición repletas de dinosaurios y animales prehistóricos, en el laboratorio de microscopía electrónica del Museo Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN), un nuevo instrumento pionero en Argentina acaba de instalarse: un microscopio electrónico de efecto de campo. Es un equipo con tecnología de punta, detectores y equipos periféricos, que amplía radicalmente la capacidad de observación y análisis de diversas muestras, muchas provenientes de la nanoescala, y permitirá que numerosos científicos y científicas desarrollen sus líneas de investigación y brinden servicios de punta. “Terminamos el año con una muy buena noticia -señaló el director del MACN Pablo Tubaro en la presentación en sociedad del microscopio electrónico-. La instalación de este nuevo equipo que va a ser motor de investigación para los próximos años”.
Durante la presentación del instrumento, que se realizó en el auditorio del Museo, Martín Ramírez, biólogo, investigador del CONICET y uno de los coordinadores del servicio de microscopía, explicó las características del nuevo equipo y luego lideró una visita al laboratorio de microscopía electrónica para mostrarlo en pleno funcionamiento. “Trabajamos mucho tiempo junto a otros investigadores del CONICET para lograr su instalación. Obtuvimos este microscopio gracias a un subsidio del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica. Es una tecnología totalmente distinta, que nos requirió acondicionar el laboratorio, reforzar el piso de la sala, estudiar el electromagnetismo del lugar, el acceso, el montacargas, la vibración de la calle y reacomodar nuestro antiguo microscopio en otro laboratorio contiguo”, contó. “Por su tamaño y fragilidad, tuvimos incluso que contratar una grúa y subir el microscopio por la terraza del Museo. Es un equipo excelente, tiene siete detectores distintos, entre ellos un detector de rayos X, y constituye la mejor microscopía del momento. Y lo tenemos acá”.
Ramírez mostró imágenes en pantalla gigante tomadas por el flamante microscopio: un microbio de 66 millones de años, la cutícula de una planta del cretácico inferior, de entre 140 y 170 millones de años de antigüedad, la ránula de un molusco, la hebra de una telaraña. “El equipo que adquirimos nos permite este grado de detalle”, señaló con asombro. “No podíamos soñar ver estas imágenes a esta escala, es un mundo de diferencia para ver materiales en la nanoescala”, dijo. “Contar con este equipo es un orgullo nacional. Queremos brindar capacitaciones y ser centro de referencia”, aseguró.
Por su parte, Fabián Tricarico, miembro de la Carrera de Personal de Apoyo del CONICET y a cargo de la manipulación del microscopio, comentó: “Es un microscopio único en sus características. Había uno similar en la Facultad de Ciencias Exactas, pero este lo superó. Tiene una cámara grande y nos permite ver desde rocas hasta objetos pequeños y cortes ultradelgados, tiene un campo muy fuerte. Es un equipo que se podría conseguir con colaboraciones internacionales, pero lo bueno es que nosotros lo tenemos todo para nosotros. Solo basta sacar un turno y cualquier investigador o investigadora lo tendrá a su disposición”, explicó, haciendo hincapié en que la gran mayoría de los 230 investigadores e investigadoras del Museo podrán acceder a utilizarlo. “La gran diferencia será el tiempo que nos llevará mirar muestras: lo que antes tardábamos en ver dos minutos, con el antiguo microscopio, ahora obtendremos la imagen en treinta segundos. Es todo mucho más rápido y eso nos permitirá tener más turnos en menos tiempo”, advirtió el CPA, que actualmente está capacitándose para conocer a fondo el funcionamiento de los siete detectores del instrumento.