CIENCIAS AGRARIAS, INGENIERÍA Y DE MATERIALES
Ingeniería aplicada a la medicina: una disciplina en pos de la salud humana
Qué hace un bioingeniero, en dónde se inserta y cual es su campo de acción. Un investigador del Consejo responde estas preguntas.
Marcelo Risk es investigador independiente del CONICET en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) y desde 1992 se dedica a la bioingeniería. Pero ¿qué es esta disciplina y qué importancia tiene su desarrollo? En esta entrevista el investigador habla sobre su situación actual en el país.
¿Qué es la bioingeniería?
La bioingeniería es una de las disciplinas más jóvenes de la ingeniería, en la que sus principios y herramientas se aplican a los problemas presentados por la biología y la medicina. La formación del bioingeniero comprende una sólida base en ingeniería, conjugada con los conocimientos fundamentales de medicina y biología, complementados con la aplicación de tecnología: electrónica, informática, mecánica, química, robótica, acústica, óptica, etc. En otras palabras, la bioingeniería es en esencia multidisciplinaria, porque los problemas a resolver en medicina y biología son complejos y necesitan ser abordados desde distintos puntos de vista. Mientras que otras ingenierías trabajan con materiales inanimados, nosotros trabajamos con seres vivos y queremos que sigan manteniéndose vivos.
¿Cuál es la situación actual de la bioingeniería en el país?
¿Bioingeniería o ingeniería biomédica?
Si bien en el mundo son dos cosas distintas, aunque muy parecidas, en Argentina para la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación (CONEAU) son intercambiables. La diferencia es que en el mundo a la bioingeniería se la ve más aplicada tanto a problemas humanos como no humanos, de animales o plantas; en cambio la ingeniería biomédica sí está específicamente aplicada a la medicina.
¿En dónde trabajan los bioingenieros?
Existen tres tipos de áreas en dónde pueden hacerlo. El primer lugar es en un ambiente hospitalario en dónde es preciso que alguien asesore en cuanto equipamiento, la puesta en marcha y el funcionamiento de tecnologías específicas; en otras palabras la gestión de la tecnología en un hospital o centro de salud. Actualmente hay programas de residencias para que los bioingenieros se desenvuelvan en el área. Otra tiene que ver con la industria: creación y comercialización de dispositivos médicos, en este caso el bioingeniero puede participar en el diseño, fabricación, venta y posventa de equipos e insumos médicos. Y la tercera opción es incorporarse a la actividad académica en universidades y centros de investigación.
¿Cuáles son algunos ejemplos de sus aplicaciones?
Se puede incluir, por ejemplo, el desarrollo de prótesis biocompatibles, diversos dispositivos médicos de diagnóstico y terapéuticos que van desde equipos clínicos para micro-implantes y equipos de imagen comunes, como por ejemplo la imagen por resonancia magnética y el electroencefalograma, hasta el crecimiento del tejido regenerativo, fármacos y productos biológicos terapéuticos.
¿En qué se encuentra trabajando usted actualmente?
En este momento uno de los nuestros proyectos más interesantes es sobre lo que en Estados Unidos se conoce como drug delivery, que son tecnologías para que los medicamentos lleguen mejor al órgano a tratar y así aumenten su eficacia. En nuestro laboratorio estamos trabajando en la tecnología de la electroporación, es decir como se pueden abrir poros en la membrana celular para que pueda ingresar un medicamento. La aplicación clínica de esta tecnología se denomina electroquimioterapia, y se puede utilizar para el tratamiento de tumores.
Marcelo Risk es Doctor en Ciencias de la Ingeniería, específicamente en bioingeniería por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Dr por la Universidad de Buenos Aires (UBA) en la Facultad de Medicina, en el área de Ciencias Fisiológicas; posdoctorado en Harvard Medical School, e ingeniero en electrónica de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
Por Jimena Naser