CONCURSO DE CRISTALOGRAFÍA PARA COLEGIOS SECUNDARIOS

Hacer crecer cristales: una experiencia que se escapa de las paredes del laboratorio escolar

A través de un concurso sobre crecimiento cristalino, chicos de secundario pudieron experimentar con sus propias manos la cristalografía. Algunos de los ganadores del concurso cuentan su experiencia.


“¡Ganamos, ganamos! No puedo creerlo”. “Habíamos recibido felicitaciones de amigos y familiares pero nunca pensamos que podíamos llegar a esto”. “No entiendo qué está pasando, nunca esperábamos ganar”. “Es lindo recibir este reconocimiento por todo el esfuerzo”. Esas fueron algunas de las exclamaciones de sorpresa de los alumnos ganadores del Concurso de Crecimiento de Cristales. Porque sus trabajos no solo fueron apreciados y reconocidos por científicos argentinos sino también, en una segunda instancia, por el jurado del “Concurso Internacional de Crecimiento de Cristales en la Escuela”  de la Unión Internacional de Cristalografía (IUCr). Pero, ¿qué significa este premio?

Todo comenzó en marzo del año pasado cuando en sus escuelas secundarias, los profesores de Química les presentaron el concurso nacional y los estimularon a participar. La consigna consistió en realizar una experiencia de crecimiento cristalino durante dos meses, y elaborar un informe escrito o audiovisual.

La experiencia de los ganadores

“Nos costó un poco porque al principio no nos salían las cosas, ¡y después de la nada nos salieron un montón!”, confesó Cecilia del Colegio Nacional de Buenos Aires. Ella y su grupo de trabajo fueron cautivadas por la famosa pintura La noche estrellada de Van Gogh y decidieron recrearla mediante cristales pequeños, aprovechando el color azul del sulfato de cobre. “Queríamos hacer algo más artístico porque nos interesaba hacer el video”, explicó su compañera Catalina. Este trabajo obtuvo medalla de bronce en el concurso internacional.

Otro grupo ganador fue el de un colegio sanjuanino conformado por Lourdes, Candelaria y Mateo. Ellos presentaron “El Zapato Perdido de Cenicienta”, un trabajo que obtuvo medalla de oro en ese mismo concurso.  Inspirados en el tradicional cuento, estos chicos crearon un verdadero zapatito de princesa con cristales elaborados en el laboratorio de la escuela. Para ellos, el proceso de hacer crecer cristales tampoco fue sencillo al comienzo. “Primero hicimos unas pruebas, fabricamos un armazón en forma de zapatito forrado con hilo de algodón y probamos si los cristalitos, que iban a crecer, se iban adherir en el alambre, ¡y se terminaron pegando!”, contó Lourdes.

El proceso de hacer crecer a los “hijitos cristales” requiere de ciertos cuidados: “Hay que tener paciencia, llevar prolijidad en el asunto, los cálculos tienen que ser exactos para la solución. Hay que llevar una bitácora sobre lo que vas haciendo a cada momento”, relató Catalina.

Luego de dos meses de trabajo de laboratorio…

Después de tanto empeño, los resultados  son más que gratificantes. “A mí me gustó mucho trabajar en el laboratorio, porque antes hicimos trabajos prácticos en los que el profesor va y te dice qué hacer y después hacés una prueba. Esto del concurso me gustó más porque yo entraba al laboratorio y  agarraba todas las cosas que quería, podía hacer lo que yo quisiera y no había nadie que me estuviera siguiendo atrás. Me pareció mucho más interesante y divertido”, expresó Cecilia. Y Catalina añadió: “Lo disfrutas más, porque te apropias de ese espacio en el que vos te podés desenvolver de una manera más autónoma. Luego de un mes de trabajar ahí, sentíamos que era nuestro lugar en el colegio”.

“¡Es la primera vez que viajo en avión!”, exclamó Lourdes, que viajó a Buenos Aires para recibir una distinción en el acto de lanzamiento del concurso 2016, “y todo gracias a esto… y además de las cosas que aprendés. Desde que hemos empezado hasta ahora, hemos aprendido mucho”. “A mí me pasaba en las clases de química que a veces no entendía por qué teníamos que hacer ejercicios, de qué servía hacer toda la operatoria. Y ahora, cuando pude ver los resultados reales de lo que podríamos hacer con ciertas ecuaciones, vi que podíamos hacer algo real”, contó Cecilia.

Divulgar la importancia de la cristalografía en la sociedad moderna, fomentar su estudio y el trabajo sistemático fueron algunos de los objetivos que el Comité Organizador, integrado por investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), tuvieron en mente cuando propusieron e implementaron esta iniciativa experimental. Lo que seguramente jamás se imaginaron fue la verdadera dimensión que esta actividad alcanzó. “Los chicos levantaron mucho el promedio de notas. Aumentaron el rendimiento desde que está el concurso”, reveló una docente. Pero lo más importante estará siempre en la boca de los jóvenes participantes. En palabras de Catalina: “Yo les diría (a los nuevos interesados en participar del concurso) que lo hagan porque es una experiencia que vale la pena y que no piensen solamente en el hecho de ganar algo, sino en que la van a pasar bien y van a aprender muchas cosas”.

Por Jorgelina Martínez Grau

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